Cada día que pasa se ve con mucha preocupación la muerte de aves en manos de cazadores furtivos y la destrucción de una parte de nuestra identidad histórica, arqueológica y cultural por parte de los loteadores en la zona de Albarrancho, al suroeste de la ciudad.
El acecho es permanente y el peligro está latente en la laguna de Quenamari y la serranía del mismo nombre.
El espejo de agua también se conoce como laguna Pampa-Albarrancho.
La Alcaldía prevé una solución para detener la destrucción de la zona, pero después de las elecciones. Recién este año incluyeron en su presupuesto recursos para la elaboración de un estudio.
Expertos en medioambiente y profesionales universitarios, que analizaron esta situación, temen una crisis ambiental.
Por muchos años, han intentado detener las amenazas a la biodiversidad y el patrimonio arqueológico, pero sin resultados, pese a que cuentan con respaldo legal.
LAS NORMAS El gran valor histórico y cultural posibilitó la declaratoria de “Área Natural Protegida”, durante la definición del área de regulación urbana. Asimismo, el Concejo Municipal de Colcapirhua declaró, mediante Ordenanza 021/99, al cerro de Quenamari-Esquilán como “Reserva ecológica y forestal con destino a la conformación de un gran parque”. La norma prohíbe cualquier tipo de asentamiento o equipamiento, e instruye la demolición de cualquier construcción que se pretenda realizar.
Por otro lado, está la Ley 3479 del 22 de septiembre de 2006, que declara al cerro de Quenamari como Monumento Arqueológico Nacional.
A la fecha, hay quienes rellenan la laguna con escombros, queman las especies nativas, talan árboles, abren caminos, espantan y cazan a las aves y otras acciones que dañan este lugar. El fin principal es la urbanización. También se habilitó un camino para ingresar al botadero municipal de Colcapirhua y Quillacollo.
LAS MEDIDAS Ninguna de las normas tuvo efecto por lo que, el año pasado, con el objetivo de buscar protección, recuperación y conservación, se presentó una propuesta de ley al Concejo Municipal.
En agosto del año pasado, se pronunciaron los miembros del Foro Cochabambino del Medio Ambiente (Focomade) y de cuatro universidades de Cochabamba.
Ya pasó medio año, y este proyecto no se aprobó, pese al compromiso de las autoridades del Órgano Deliberante.
El retraso se debe a que el informe que se solició a la Alcaldía no fue presentado. Así lo confirmó el presidente de la Comisión Segunda del Concejo Municipal, David Herrada.
“Al no ser de propiedad íntegra del Estado, y ya que hay propiedades privadas, se ha pedido un estudio al Ejecutivo, pero no hay respuesta”, manifestó.
Dijo también que ya se cumplió el plazo de 60 días previsto en el reglamento del municipio para tener el informe.
“A veces se olvidan, parece, o no les da la gana de responder. Hay que recordarles que deben trabajar rápidamente”, acotó.
Para Herrada, es el Ejecutivo que debe buscar la mejor manera de concertar con los dueños de esas propiedades privadas, para ver si procede una expropiación, en caso de tener la documentación correspondiente.
Por su parte, la concejal María Isabel Caero se mostró muy preocupada por la falta de atención a esta reserva natural.
Lamentó que no haya ningún tipo de control por parte de la Comuna Itocta, que es la responsable de hacer cumplir las leyes.
“Están rellenando la laguna con escombros. Han habido dos incendios y lo grave está en la actitud del Ejecutivo”, señaló.
Caero reclamó porque, pese a su condición de concejal, en la Dirección de Madre Tierra del municipio no le dieron información sobre el estado de este trámite.
LA ALCALDÍA Por su parte, la técnica de Áreas Protegidas y Fauna Silvestre del Departamento de Gestión de Recursos Naturales, dependiente de la Dirección de Protección de la Madre Tierra, Aurora Navía, explicó que el estudio recién se hará este año, posiblemente después de las elecciones, por el cambio de autoridades. La medida se encuentra dentro de un cronograma, luego de que se aprobara un presupuesto en el POA (Plan Operativo Anual) de este año.
“Hay que determinar el derecho propietario. No se hizo porque no había presupuesto. Recién vamos a iniciar el estudio”, dijo.
Apuntes.
El agua
La zona de Albarrancho se caracteriza por ser la zona más baja de la ciudad. En la época de lluvias, todas las aguas confluyen en este lugar hasta provocar inundaciones.
La laguna
Es parte importante del sistema de vasos reguladores. Define un microclima que presta servicios ambientales en beneficio del municipio, señala el diagnóstico previo al proyecto de ley. La zona recibe al menos 132 especies de aves.
Tres municipios
La serranía de Quenamari se encuentra entre los municipios de Cercado, Quillacollo y Colcapirhua.
Delito
El que por sí o por terceros arriende, negocie o realice donaciones, compra-venta o permuta de tierras individuales o colectivas que no son de su propiedad, bienes de dominio público, bienes de patrimonio del Estado o de las entidades públicas o tierras fiscales de manera ilegal, será sancionado con privación de libertad.
Ataque sin control municipal
En la exposición de los motivos de esta Ley Municipal se hace referencia a la situación actual de la laguna y serranía de Quenamari.
Denuncian la falta de control por parte de la Comuna Itocta, que no asume su responsabilidad en la conservación del área protegida pese a que la Constitución Política del Estado establece que son los gobiernos municipales autónomos, a través de sus diferentes instancias, los responsables. “Hay contiguos fraccionamientos irregulares promovidos por las 6 Federaciones del Trópico que ponen en riesgo los recién hallados restos arqueológicos”, dice el documento.
Se recuerda también que en 1998, los principales promotores de la transformación del espejo de agua fueron la familia Olmedo para la implementación de la Zona Franca. Los comunarios se han convertido en los únicos defensores de estos espacios ya que, en el caso de la laguna, sus aguas son utilizadas en actividades agrícolas y ganaderas. Sin embargo, son ellos quienes se han identificado como los autores de los ataques a las aves que hay en el lugar.
Proyecto plantea cárcel de hasta ocho años para destructores de biodiversidad
Las personas que destruyan, de alguna forma, la riqueza natural y arqueológica, tendrán sanciones penales que van desde la privación de libertad, de 1 a 9 años, hasta multas.
Así lo establecen las normas que regulan cualquier amenaza a estas áreas que se encuentran en todo el país.
La Constitución Política del Estado (CPE), en su artículo 107, establece una sanción con la pena de privación de libertad de uno a cuatro años y con la multa del 100 por ciento del daño causado a quienes arrojen basura de cualquier naturaleza, en este caso a la laguna. Asimismo, si se descubre a alguien talando árboles, la pena es de entre 3 y 5 años. Esta pena fue agravada, ya que se trata de un Área Natural Protegida.
Por otro lado, si hay caza, pesca o captura ilegal de algunas especies, la privación de libertad es de 1 a 3 años. Es el Ministerio Público el encargado de promover la acción penal que corresponda.
En el caso de los avasallamientos, se establece una sanción con privación de libertad de 3 a 8 años.
La biodiversidad y el patrimonio arqueológico
La serranía de Quenamari tiene una de las riquezas más importantes de flora y fauna. La vegetación original está caracterizada por el soto, kacha-kacha (quebracho blanco) y orko karalawa. Sin embargo, los bosques originales fueron sustituídos por la acacia, algarrobos, t’hola, chillca y la chacatea, dice en un informe el especialista en Ciencias Ambientales, Eric Martínez.
Por otro lado están las aves. En Bolivia, se han registrado hasta el momento aproximadamente 1.415 especies de aves, y el país está entre los 10 más ricos en especies de aves en el mundo, con cerca del 45 por ciento de todas las especies de Sudamérica. En total, hay 132 especies de aves.
Los estudios realizados en el proyecto Manlake determinan la existencia de 44 especies de aves que son acuáticas, muchas de ellas que migran desde Norteamérica y otras desde países sudamericanos. Hasta el año pasado, desaparecieron dos especies, quedando solamente 42, según los documentos de Balderrama.
Las aves como seis especies de patos, la cigüeña, el playero de collar, el milano blanco, entre otros, llegan a la laguna para anidar y reproducirse en las islas de totora. Es así que el espejo de agua se convierte en uno de los que tiene mayor diversidad de aves en el país. Entre sus beneficios, las aves ayudan a diseminar semillas y controlar las plagas de insectos y roedores.
Otro tipo de aves que se encuentran son los búhos, el tordo y el águila.
El biólogo, José Balderrama, advirtió que en un año puede desaparecer la laguna sino se asumen políticas de protección.
HISTORIA El valor arqueológico de la zona data de antes de la época del incario Tawantinsuyu, cuando los poblamientos en el valle cochabambino se constituyeron en las laderas, las serranías y los montículos, explicó el experto David Pereira Herrera.
En Quenamari se encuentran los cimientos de aproximadamente 1.000 depósitos o q’ollqas (almacenes cilíndricos en forma de torre para los productos agrícolas y manufacturados), emplazados en filas paralelas.
Según Pereira, el nombre original de esos depósitos incaicos pudo haber sido Qollqa Pirhua.
Se ha identificado en la cima de la serranía, en alrededor de 4 hectáreas, lo que podrían ser los cimientos en piedras de q’ollqas y un segmento de camino prehispánico. Esto puede considerarse como un nuevo hallazgo, ya que en las investigaciones arqueológicas anteriores no fueron identificadas.
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