En promedio, una hectárea de tierra agroindustrial contribuye 20 veces más al Producto Interno Bruto (PIB) que una hectárea de tierra forestal, señaló la directora ejecutiva del Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (Inesad), Lykke E. Andersen, para explicar una de las causas de la deforestación y la fuerte motivación para expandir la frontera agrícola.
Aproximadamente, una hectárea de tierra agroindustrial aporta al PIB 400 bolivianos anuales, mientras que una hectárea de bosque contribuye con 20 bolivianos, detalló Andersen, quien también fue consultora de la Naciones Unidas y el Banco Mundial, entre otros organismos internacionales.
Según World Wildlife Fund for Nature (WWF), en 2008, la deforestación en Bolivia avanzó a un ritmo de 280.000 hectáreas por año, lo que equivale a que se destruyan bosques del tamaño de unas 43 canchas de fútbol por hora. Según la FAO, para el periodo 2005-2010, la cifra fue de 308 hectáreas.
Las actividades que más se desarrollan en áreas deforestadas son ganadería y cultivo de soya.
Andersen señaló que el impacto económico de la deforestación es positivo y negativo a la vez, puesto que la agricultura trae beneficios concretos en términos de empleo e ingresos. “Se ve bien en las cuentas nacionales ya que contribuye al PIB, a las exportaciones y al superávit comercial”, sostuvo.
Al respecto, el gerente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Edilberto Osinaga, señaló que la agroindustria genera aproximadamente 35 por ciento de los empleos en el país y que la expansión de la frontera agrícola, pactada con el Gobierno en el marco de la Agenda Patriótica 2025, busca garantizar la seguridad alimentaria para el país y fortalecer la producción para la exportación.
Sobre los impactos negativos, Andersen señaló que quizás el mayor problema para el país es que la deforestación aumenta la probabilidad de desastres naturales como sequías, inundaciones e incendios forestales.
Pero además de los costos locales, dijo que hay costos globales considerables como las enormes emisiones de bióxido de carbono (CO2) que contribuyen al calentamiento global y la pérdida de biodiversidad.
Para frenar la deforestación, los estudios del Inesad señalan que se precisa una combinación de políticas, incluyendo un fuerte impuesto a la deforestación , apoyo financiero y técnico a actividades forestales sostenibles, como también a actividades agroindustriales en áreas ya deforestadas, y educación ambiental. “Se necesitará financiamiento internacional considerable para poder lograr esto. Sin este financiamiento internacional no tiene sentido frenar la deforestación, ya que para Bolivia los beneficios de la deforestación son mayores que los costos”, afirmó Andersen.
Dióxido de carbono
Debido a la deforestación, en Bolivia, las emisiones per cápita de dióxido de carbono, que produce el calentamiento global, son similares a las de los habitantes de EEUU. De acuerdo a las estimaciones de World Resources Institute, las emisiones de Bolivia son 200 millones toneladas de CO2 por año, es decir 20 toneladas de CO2 por persona. La emisión per cápita promedio para todo el mundo es de 6,2 toneladas y para Estados Unidos es de 22 toneladas de CO2 por persona. En un ranking de emisión global, Bolivia es el número 11 de 178 países.
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