Las áreas protegidas son una fuente esencial de vida en nuestro planeta. Su función principal es conservar la biodiversidad de los distintos ecosistemas que se encuentran distribuidos en la Tierra, proporcionando equilibrio y continuidad evolutiva y ecológica. La naturaleza hace su tarea a la perfección, la nuestra es conservar estas reservas que albergan vida.
El fundador y rector de la Universidad para la Cooperación Internacional y experto en áreas protegidas, Edward Müller, llegó a Bolivia como invitado de la Unión Europea para la formulación de un programa de profesionalización de personal en áreas protegidas del país y de instituciones centrales que atienden la gestión ambiental.
Müller lidera el programa en el ámbito mundial e incluye a Bolivia que, con esta iniciativa, se encuentra entre los pocos países que están profesionalizando a un conjunto de administradores de áreas protegidas.
El experto explica que los cambios por los que atraviesa actualmente el planeta generan la necesidad de conservar los recursos naturales para las actuales y futuras generaciones, desarrollando las áreas protegidas para otorgar al ser humano una vida equilibrada con la naturaleza, preservando la biodiversidad, el mantenimiento de paisajes de excepcional belleza, fuentes de agua y la protección de especies en peligro de extinción.
"Debemos reconocer que las áreas protegidas son nuestra salvación para un futuro cambiante. En ellas tenemos un material genético que puede generar nuevos productos médicos, generar nuevos productos alimenticios y generar nuevas especies de animales que se adapten a un planeta diferente”, afirma Müller.
Los riesgos
Los principales riesgos que amenazan las áreas protegidas, tanto en el plano mundial como local, son la deforestación, incremento de la frontera agrícola, caza ilegal, tala ilegal y la invasión de especies que no pertenecen a un área específica.
Además, el calentamiento global está presente como una gran amenaza para el cambio radical de ecosistemas. Todos estos riesgos se explican en el apresurado proceso de desarrollo por el que se encamina el planeta, ocasionando un riesgo para la supervivencia de las generaciones futuras.
Pero no todo son malas noticias. En los últimos años aumentó el número y la superficie de áreas protegidas en el planeta. Hoy contamos con más de 200 mil áreas protegidas en el mundo, que equivalen al 13% de la superficie terrestre.
Aunque esto es positivo, según Müller, existen deficiencias en la gestión porque no está acompañada de forma apropiada, por ejemplo, en cubrir la necesidad de profesionales administradores de estas áreas protegidas que tengan una adecuada formación integral.
El ser humano está cambiando el planeta. Y lo está haciendo aceleradamente. Las investigaciones arrojan resultados sorprendentes para Bolivia.
"En Sudamérica, el mayor emisor de carbono per cápita es Bolivia. Debido al constante cambio del uso del suelo se libera una gran cantidad de carbono. Sin embargo, vi algunos trabajos publicados que indican que Bolivia está trabajando en el tema”, asegura Müller. De acuerdo con el especialista, para reducir el impacto en el cambio del uso del suelo en Bolivia se debe mejorar el terreno que fue utilizado.
La soya modificada genéticamente, por ejemplo, esteriliza el suelo por 30 años y mata la capacidad bacterial de captar materia orgánica porque requiere de un paquete artificial tecnológico -una semilla modificada y plaguicidas altamente tóxicos- que ponen en riesgo la fauna y la vida silvestre del lugar de plantación.
En los últimos 200 años el ser humano intentó sacar el mayor provecho posible de su entorno, con consecuencias como el mal uso de los suelos, que hace que disminuya la calidad de la tierra y comience a perder la capacidad productiva por una mala gestión ecológica.
Para prevenir tales consecuencias no es correcto separar la ecología y los recursos naturales del ser humano y siempre se debe buscar un equilibrio con el fin de preservar la naturaleza.
"Nos estamos extinguiendo”
Cada año los humanos consumen lo que el planeta tarda 18 meses en producir. Para hacer frente a este problema se debe reducir el consumo, modificar los patrones de producción y restaurar la viabilidad de la tierra.
"Nunca hemos tenido tanta información como ahora, sabemos exactamente por qué nos estamos extinguiendo. Tenemos toda la información científica necesaria para poder actuar”, agrega el experto en áreas protegidas.
Müller dictó recientemente una conferencia sobre la gestión de las áreas protegidas dentro de los nuevos procesos a nivel global y bajo el impacto del cambio climático, en la que participaron directores de áreas protegidas, técnicos del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP), el Viceministerio de Medio Ambiente, la Unión Europea, funcionarios de las universidades y la Asistencia Técnica Internacional del Programa de Apoyo a la Conservación Sostenible de la Biodiversidad (PACSBIO).
Este programa de profesionalización forma parte del apoyo complementario del convenio de financiación firmado por el Gobierno boliviano con la Unión Europea para apoyar la conservación sostenible de la biodiversidad mediante el programa PACSBIO.
"El programa destina 18 millones de dólares mediante la modalidad de ayuda presupuestaria para apoyar la implementación de la política sectorial. Además de la ayuda presupuestaria hay un componente de apoyo complementario de 5 millones de dólares para el programa de profesionalización, el observatorio digital de áreas protegidas, la asistencia técnica internacional permanente, y otros 260 mil destinados a estudios”, explica por su parte Hernán Benchaya, experto en apoyo presupuestario y de gestión de las finanzas públicas de la Unión Europea.
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