sábado, 14 de julio de 2012

Jóvenes fabrican escobas ecológicas con botellas PET

Perseverancia es la palabra que siempre marcó la personalidad de José Luis Huaquisaca. La pobreza y su vida marcada por la subsistencia en la calle marcaron profundamente su visión de la vida. Sin embargo, y pese a las adversidades que supo sortear, hoy dirige un proyecto de fabricación de escobas ecológicas elaboradas con botellas PET y capacita a jóvenes que, como él, tuvieron una infancia difícil.

En un ambiente de la Fundación La Paz, Huaquisaca enseña a los jóvenes de la institución a fabricar estas escobas. En el proceso se usan máquinas manuales para cortar el plástico en tiras, luego se acomodan en paneles, se las lleva a un horno y finalmente se enhebran las tiras resultantes en maderas hasta ensamblar una pieza.

La producción comenzará en las siguientes dos semanas e incluirá inicialmente a tres jóvenes para la fabricación y a otros tres para el área administrativa. Se prevé que obtendrán unas 50 unidades diarias.

“Lo primero que hacemos es recolectar las botellas. De momento, en la zona norte de La Paz tenemos convenios con edificios, restaurantes y hoteles que nos dan las botellas PET cada dos semanas. Una vez que tenemos el material comenzamos el proceso de producción”, explica Huaquisaca.

Una innovación ecológica

La innovación de las escobas a partir de las botellas PET le corresponde a Vladimir Pabón, quien también construye postes para alumbrado público utilizando este tipo de plástico, desde hace dos años, mediante la empresa Reciplas.

Pabón construyó una máquina que corta en finas tiras las botellas. Luego se colocan en unos paneles y se las introduce a un horno con el objetivo de que adquieran mayor rigidez.

Una vez fuera del horno se corta las tiras y se las ensambla en una base de madera para terminar de armar la pieza.

“Analizando las condiciones de los carrizos (escobas de paja) que utilizan las barrenderas en el área de aseo urbano, me di cuenta de que las que hice eran más resistentes e ideales para el recojo de residuos sólidos”, dice Pabón. Con esa idea ecológica, participó y ganó el concurso de Ideas Emprendedoras.

Para la elaboración de las escobas plásticas se necesitan cuatro máquinas que fueron adquiridas con el apoyo de Swisscontact.

Esta experiencia de reciclaje forma parte del programa Ecovecindarios de Swisscontact.

Ximena Ayo, coordinadora de ese organismo, espera que la dotación para este proyecto -que asciende a 5.000 dólares en la implementación del equipo- haga surgir una microempresa exitosa.

“Esperemos que esta línea de acción de trabajo ‘verde’ se consolide y así podamos analizar la ampliación del apoyo en el futuro”, afirma.

Soñar aprendiendo

Con la curiosidad típica de un adolescente, Néstor Alanoca, de 14 años, pone en marcha la máquina que corta en tiras las botellas accionando una manivela, mientras Huaquisaca le da las instrucciones. “Hay que girar con firmeza”, le advierte.

“Me ha gustado aprender y creo que tal vez en un futuro yo también podría lograr hacer algo con estas botellas”, dice el joven, sin dejar de prestar atención a su trabajo.

Al otro lado de la habitación, Álvaro Mamani, de 13 años, se divierte mientras pone las tiras resultantes de lo que fue la botella PET en las maderas.

“Son bien firmes estas escobas y son más bonitas que las corrientes. Además, las fabricamos en varios colores”, afirma el joven trabajador, con una sonrisa entre tímida y reservada.

Un futuro independiente

Para el coordinador del proyecto Sarantañani de la Fundación La Paz, Raúl Pinto, el objetivo principal de este emprendimiento es que la fabricación de escobas ecológicas se convierta en una empresa autosustentable.

“Queremos que la actividad adquiera una dimensión autónoma para que ellos puedan tener una empresa independiente y crezcan como jóvenes empresarios”, explica.

En tanto, Huaquisaca cree que es el momento indicado para que las personas cambien su forma de pensar y comiencen a usar productos reciclados en su vida cotidiana.

Para él, cada botella PET reciclada se traduce en menos contaminación en una porción de suelo, que puede afectar irreversiblemente a la naturaleza y también a los seres humanos.

“Queremos que las empresas de aseo público compren nuestras escobas y den un ejemplo a la sociedad. Probablemente empecemos lentamente, pero vamos a paso firme”, añade.

Alanoca y Mamani han cambiado la incertidumbre de no tener dónde dormir o comer por el interés en fabricar un producto con sus propias manos. Son jóvenes emprendedores.

Y poco a poco, mientras hacen las escobas, toman conciencia de que algo a lo que no se le daba valor, como una botella PET, puede transformarse y ser algo completamente nuevo.

“Es necesario abrir un mercado para estos productos”
Según la coordinadora del programa Ecovecindarios de Swisscontact, Ximena Ayo, los emprendimientos ecológicos dedicados al reciclaje en Bolivia son numerosos e innovadores. Sin embargo, aún el mercado para los productos de esta índole no está del todo receptivo a estas propuestas.

“En lo que tenemos que avanzar es en un cambio de mentalidad de las personas que piensan que un producto nuevo es mejor que uno reciclado. No existe el hábito de comprar y usar este tipo de productos”, afirma.

Para que surjan más proyectos ecológicos, como éste de elaboración de escobas, opina que es necesario que exista una demanda del producto y además analizar qué tan competitivos son estos productos con relación a sus similares importados o de contrabando que llegan al mercado boliviano.


“Queremos que las empresas de aseo público compren nuestras escobas y den un ejemplo a la sociedad”.
José Luis Huaquisaca, encargado del proyecto.

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