Las fenómenos meteorológicos que se abaten sobre diversas regiones de América como el huracán Sandy en Estados Unidos y una tormenta en Argentina son señales del cambio climático en el planeta que serán mucho más graves en el futuro, advirtieron expertos reunidos en Perú.
"Este huracán Sandy y la tormenta en Argentina son una gran llamada de alerta y aunque suene un poco catastrófico, la verdad es que los impactos ya están siendo muy graves y pueden ser más serios a futuro", aseguró a la AFP Adrián Fernández, biólogo mexicano especializado en ecología.
El británico Nicholas Stern, experto en temas de medioambiente, afirmó por su parte a través de un video que "el precio de ignorar los efectos del cambio climático tendrá como consecuencia el incremento de la temperatura del planeta que hará que la situación empeore".
"Desafortunadamente, las cosas se van a poner mucho peor antes de que mejoren", analizó Fernández, que observó que "no se está haciendo lo suficiente en ninguna parte del mundo, aunque las cosas están cambiando rápido pues el tema es que la situación es urgente en cuanto a tiempos".
El experto señaló que Sandy "va a poner a prueba todos los sistemas de protección civil con desplazamiento de miles de gente de una zona rica en uno de los países más ricos del mundo".
Fernández alertó que "al paso que vamos dentro de 50 a 80 años vamos a tener que volver a dibujar la geografía de los países del mundo de manera diferente a la actual". El gran problema, añadió, "es si la humanidad va a responder con la celeridad necesaria ante lo urgente de los cambios”.
Se aprendió la lección del Katrina
Edmundo Paz Soldán | Escritor
La meteorología no es una ciencia exacta, pero esta vez predijo correctamente, con una semana de anticipación, la llegada de un huracán poderoso a la costa noreste de Estados Unidos. A su paso por el Caribe, Sandy había causado 69 muertos en países sin la infraestructura ni los recursos para lidiar con su fuerza. Estados Unidos, en cambio, pudo minimizar los daños; en un país obsesionado por hablar del clima, casi todos se enteraron de Sandy y tuvieron tiempo para prepararse. El Gobierno activó sus sistemas de emergencia; en Ithaca, el pueblo donde vivo –a cuatro horas de Manhattan-, la Universidad en la que trabajo comenzó a enviarme mensajes el pasado viernes, informándome de teléfonos para llamar en casos de urgencia, cosas que comprar por si me quedaba sin electricidad.
Aun así, ya se han reportado diez muertes. Ocho estados y más de cincuenta millones de personas se han visto afectadas: buena parte de la ciudad de Nueva York se halla a oscuras, al igual que algunos barrios de Filadelfia; en Washington se calcula que el río Potomac se desbordará entre el miércoles y el jueves. “Los desastres naturales tienen formas de revelar las fisuras en sistemas aparentemente funcionales”, escribió la antropóloga Adeline Masquelier refiriéndose al huracán Katrina. Así como Estados Unidos aprendió la lección del Katrina y se ha visto mejor preparado para enfrentarse a otros desastres, estoy seguro de que, cuando en las próximas semanas se descubran las fisuras dejadas por Sandy, sabrá aprender de ellas.
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