martes, 25 de enero de 2011

En Bolivia hay 54 especies de anfibios que están amenazadas

Fauna: El Libro Rojo de los Vertebrados informa que el 21% de las especies de anfibios del país está en peligro de extinción.

L a pérdida del hábitat, el cambio climático y el ataque de un hongo reducen día a día la cantidad de anfibios en Bolivia, de los que al menos 54 especies ya son consideradas en peligro de extinción, según el Ministerio de Medio Ambiente y Agua.

La investigación realizada por biólogos bolivianos, reflejada en el Libro Rojo de los Vertebrados, clasificó a estas 54 especies de anfibios, que representan el 21 por ciento de las 254 presentes en Bolivia, como amenazadas. Ocho de ellas se encuentran en la categoría “en peligro crítico”, 20 están consideradas “en peligro” y 26 como “vulnerables”.

Según Iván Zambrana, jefe de la Unidad de Biodiversidad y Recursos Genéticos, estas especies, como muchos seres vivos, sufren de la pérdida de su hábitat, impulsada por la creciente demanda de alimentos, de bienes de consumo y de energía de los humanos.

“En varias regiones del país —explica— se destruyen bosques para transformarlos en tierra para cultivo o para la cría de ganado. Además, la extensión de la agricultura incrementa el uso de los pesticidas”, que no sólo afectan a la flora de estas regiones, sino a los animales que viven en la región.

Sin embargo, una de las causas más notorias que afecta a estos vertebrados es el cambio climático.

“Al ser anfibios, tienen una vida doble, entre tierra y agua, y la misma se desarrolla sobre la base de un delicado equilibrio”, afirmó Zambrana.

Finalmente, surgió, en los años 90, una amenaza que afecta únicamente a esta clase de animales. Poblaciones enteras de anfibios mueren por una enfermedad provocada por un hongo llamado Quitridio.

El jefe de Biodiversidad dijo que “dado que la piel de los anfibios es vulnerable, el hongo la penetra y mata los animales. A veces, parecen casi momificados”, porque va secando su piel.

El 40 por ciento de las especies de anfibios de Bolivia es endémica y la mayoría de éstas se encuentran en la región andina o su pie de monte.

No existen en Bolivia políticas de protección destinadas a un grupo específico, pero, según Iván Zambrana, actualmente están implementándose políticas a partir de la nueva Constitución. “El Libro Rojo debe guiar este esfuerzo”, concluyó.

El primer libro rojo de la fauna silvestre de vertebrados de Bolivia, publicado en 2010, es el resultado de un año de trabajo de 135 especialistas y de 20 instituciones científicas. En él se categoriza a los animales vertebrados de Bolivia conforme a su grado de vulnerabilidad. Por eso, identifica las principales amenazas de cada diferente especie.

Según Zambrana, la idea del Libro Rojo proviene, sobre todo, de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la ONG más importante en el dominio de la preservación.

El libro determina la situación de cada especie a partir de cinco criterios de evaluación: la sensibilidad a las principales amenazas, la distribución, el estado de conservación del hábito, el estado poblacional y la vulnerabilidad biológica intrínseca. “Por ejemplo, una reproducción estacional y reducida indica una vulnerabilidad más grande”, clarificó Iván Zambrana.

Diferencia entre sapos y ranas

Estas dos especies forman parte del orden de los anuros, el más numeroso de los anfibios. Agrupa a los vertebrados de este grupo sin cola, dotados de extremidades. A pesar de las similitudes entre los sapos y las ranas, se los distingue según varios criterios.

El cuerpo del sapo es más robusto. Si ambos tienen una piel desnuda, la de un sapo parece áspera y seca, mientras que la de una rana se califica por su suavidad y su aspecto brilloso.

Las patas del primero son cortas, por lo que es caminador. En cambio, la rana está pertrechada con patas largas que le permiten andar saltando.

Finalmente, se observa que el sapo es de costumbre más terrestre al contrario de la rana, que prefiere el medio acuático, donde además se reproduce.

La aparición del hongo Quitridio

A finales de los años 90, surgió en Bolivia, como en varios países latinoamericanos, un nuevo tipo de hongo que antes sólo afectaba a las plantas y a los invertebrados, pero esta vez atacó la piel de los anfibios.

El hongo Quitridio, dicho Batrachochytrium dendrobatidis, prefiere las zonas montañosas y las temperaturas frescas (de 17 hasta 25 grados). Se extiende por los medios acuáticos y húmedos, así como por los animales ya infectados. Además, cuando aparece el parásito en una zona, se mantiene en forma de saprófito (que se alimenta de materia descompuesta), incluso después de la desaparición de los anfibios del lugar.

Así, este hongo elimina poblaciones enteras en sólo algunos meses, matando a los adultos primero y a las larvas después. Se infiltra por la piel, pero no se denota necesariamente la presencia de la enfermedad en la apariencia externa de los animales, sino en su comportamiento.

De hecho, los resultados de una prueba de reacción pueden sugerir la contaminación del individuo. Un espécimen sano salta o intenta huir cuando se le toca la cabeza, mientras que si está infectado, se queda inepto. Sin embargo, se requiere un análisis profundizado para confirmar su salud. Esta forma de hongo Quitridio ya está diseminado por todo el mundo. No se encontró hasta hoy un medio de detener su proliferación.

Especies de anfibios en peligro en Bolivia

Rana gigante (Telmatobius culeus): en peligro crítico. Esta especie de rana, actualmente es considerada como poco frecuente, es endémica del lago Titicaca. Dado que sus extremidades son comerciadas y que se la utiliza en medicina tradicional, está presionada por la actividad humana. Además de la caza, está amenazada también por la contaminación de las aguas del lago, en cuya región el uso de plaguicidas agrícolas es frecuente.

Sapo del Amboró (Rhinella amboroensis): en peligro crítico. Se conoce esta especie de sapo sólo por la serie tipo colectada en 1992, en el departamento de Cochabamba. No fue registrada en esta localidad y en las áreas aledañas desde esta fecha. La presencia del hongo Quitridio sería la amenaza mayor o la principal causa de su extinción.

Sapito arlequín tricolor (Atelopus tricolor): en peligro. Estos sapos se encuentran en el Sur de Perú y en varios departamentos de Bolivia (La Paz, el Beni, Cochabamba). Su distribución restringida les vuelve vulnerables. Además de la presencia del hongo Quitridio, están amenazados por la deforestación y la expansión de la agricultura que destruye su hábitat natural.

Sapo de Justiniano (Rhinella justinianoi): en peligro. Esta especie endémica de Bolivia está localizada en tres departamentos del país (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz). Se notó recién una minoración significativa de los individuos donde estaban frecuentes. Esto es debido a la presión sufrida por las Yungas en general y por otras localidades en razón del desarrollo de la agricultura. Como es el caso para otros anfibios, el hongo Quitridio representa un peligro.

Rana de cristal de Bejarano (Nymphargus bejaranoi): vulnerable. Se encuentra esta especie de rana endémica de Bolivia en localidades de las laderas orientales de los Andes. Sin embargo, en lugares donde eran comunes, se volvieron raras o desaparecieron. La disminución del número de individuos se explica por la deforestación de los bosques nublados, por la expansión de la agricultura, el uso de pesticidas y la aparición del hongo Quitridio.

Rana arborícola armada (Hyloscirtus armatus): vulnerable. Esta especie vive en la Cordillera de los Andes, entre Perú y el sur de Bolivia. La declinación de su presencia en el área de los Yungas de La Paz se debe, sobre todo, a la apertura de caminos en dicha localidad.

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