El activista Pablo Solón Romero, especialista en temas de medioambiente y exembajador de Bolivia ante las Naciones Unidas (2009-2011), pronostica que la represa de El Bala y El Chepete "será el funeral de los modelos faraónicos” que impulsa el gobierno de Evo Morales, porque ha puesto en la mesa de debate otras alternativas de energía y otras opciones de desarrollo.
Delegado de Bolivia en varias cumbres sobre el medioambiente y el cambio climático, Solón Romero sostiene que las megarrepresas como la de El Bala pertenecen a un "modelo de desarrollo obsoleto, del siglo pasado”.
"No es cierto que éste sea el único modelo de desarrollo. Se trata de un suicidio cuando hay otras alternativas. Nosotros tenemos que apostar por los modelos económicos de este siglo”, afirma el activista, uno de los mayores críticos del proyecto de El Bala.
Solón Romero participó en las convenciones sobre el cambio climático de Cancún (COP16) y Durban (COP17) y fue uno de los organizadores de la Conferencia Mundial de los Pueblos Indígenas sobre el Cambio Climático de Tiquipaya.
El Gobierno afirma que el proyecto de la represa de El Bala y El Chepete está todavía en la fase de proyección y diseño, pero ya existe un debate sobre las eventuales consecuencias económicas y ambientales de esa obra para el país. ¿Qué opina al respecto?
Un primer aspecto es la información que realmente existe en torno al proyecto. Debemos saber de qué se está hablando, cuánto costará el proyecto realmente, a quién se va a vender la electricidad, cuánto se va a vender, cuánto va a generar, etc. La información en sí misma es la clave y yo creo que no hay información completa. Vamos al segundo aspecto. No sólo no hay información, sino que hay una campaña de desinformación desde ENDE y desde el Ministerio de Hidrocarburos y Energía. La falta de información y la desinformación están provocando una situación muy problemática, porque ésta va a ser la más grande inversión en la historia de Bolivia. Estamos hablando de 8.000 millones de dólares, según las fichas aportadas, y si tomamos en cuenta la línea de transmisión, estamos hablando de 9.000 millones de dólares. Es decir, una vez y media de nuestra actual deuda externa. Entonces, no es un problema solamente ambiental, no es un problema solamente de los pueblos indígenas, es un problema de todo Bolivia, porque nos vamos a embarcar en una inversión millonaria que de alguna manera nos va a amarrar a una clase de expectativa económica en el desarrollo; y si fracasa, las consecuencias serán fatales, no sólo para los indígenas de la región y para el turismo, sino también para toda Bolivia. El tema central en el caso de El Bala es la rentabilidad. ¿Realmente estamos frente a un proyecto rentable? El segundo tema es ¿de qué magnitud son los impactos? El Gobierno dice que son mínimos y que el proyecto es muy rentable, con 1.250 millones de dólares de ingreso por año, según las fichas ambientales.
Cuando habla de fichas ambientales, ¿a qué fichas se refiere?
Las fichas de El Bala y El Chepete son producto de un estudio de identificación realizado por la empresa italiana Geodata a un costo de tres millones de dólares, pero el Gobierno no lo quiere hacer público, no se lo conoce. ¿De dónde nace el proyecto? En 1958 se hizo el primer estudio para hacer una represa en El Bala, que no prosperó porque se quería hacer una represa en la angostura de El Bala de más de 200 metros de altura que iba a inundar un área de unos 3.000 kilómetros cuadrados, equivalente al 40% del lago Titicaca. Por eso nunca funcionó. Banzer quiso revivirla y aprueba una ley en 1998, pero, en lugar de una, propone la construcción de dos represas, pero el proyecto queda ahí. Finalmente, el Gobierno contrató a Geodata el año pasado para que haga un estudio de identificación de las alternativas de represas.
De todas las opciones…
De las cuatro angosturas posibles, llegan a la conclusión de que la mejor opción en términos de menor impacto está en El Bala y El Chepete. Fruto de este estudio, realizado en 11 meses, salen dos fichas ambientales. Las fichas ambientales forman parte de un procedimiento que tú tienes que seguir a través del Ministerio de Medio Ambiente y Agua para una obra de gran impacto.
Esas fichas te van a decir qué clase de estudio de impacto ambiental se debe hacer. Entonces, el Ministerio de Medio Ambiente tiene que hacer ahora un estudio de impacto ambiental integral. En julio pasado, el Gobierno hizo una contratación para el estudio de diseño final, que es un estudio de preinversión y diseño, que va a estar concluido en 2017. Ahí veremos exactamente cómo va ser la represa y en función de ese estudio se hará una convocatoria para decir quién la construye.
Sin embargo, los comunarios han denunciado que ya se están realizando algunas obras…
Obviamente, en el marco de este estudio, tú tienes que ver cuán sólida es la roca para hacer la represa, etc.; entonces, hay maquinaria, es una maquinaria que se usa para diseñar una obra de una envergadura. Es cierto, no se está construyendo la obra, pero en los próximos 15 meses ocurrirán tres cosas simultáneamente: se realizará el estudio técnico de preinversión, el estudio de impacto ambiental y la consulta previa, libre e informada. Pero lo que vemos hasta ahora es sólo la punta de iceberg, porque no vemos la parte económica desarrollada. Si queremos ver el iceberg completo habría que conocer el estudio de identificación, tendrían que hacerlo público. Ahora sólo se conoce un pequeño resumen ejecutivo de 20 páginas.
¿Y qué dice ese resumen?
De la lectura del resumen podemos sacar algunos datos concretos. Primero, son dos represas. Una va a tener un embalse de 676 kilómetros cuadrados y la otra uno de 94 kilómetros cuadrados. Sumando las dos, 771 kilómetros cuadrados. Es decir, una superficie superior a toda la ciudad de La Paz, que tiene 470. Son megarrepresas en el Amazonas, con una gran inundación. ¿Cuánto van a inundar? Ahí viene la campaña de desinformación. Para confundir, dicen que en relación con todo el Parque Madidi, solamente el 0,7%, pero la mayor parte de la inundación no está en Pilón Lajas ni en Madidi, sino que afecta sobre todo a los mosetenes. Y los mosetenes han dicho: será el 0,7%, pero lo cierto es que la comunidad quedará bajo el agua. Sobre el impacto a la biodiversidad, la flora, la fauna, la ficha ambiental no hace una cuantificación; solamente enumera las especies que están registradas y que existirían en esa zona pero no dice cuáles serán afectadas.
¿Y en cuanto al tema económico?
El Gobierno dice que todo va a costar 6.000 millones de dólares, pero lo cierto es que entre El Bala y El Chepete son 8.064 millones. El documento dice que "no se incluyen las líneas de transmisión”, cuyo costo vendrá en una nueva ficha ambiental porque se pretende vender electricidad a Brasil, lo que quiere decir que hay que construir una línea de transmisión que va a cortar todo el país en más de 1.000 kilómetros hasta Cuiabá. Con los datos de las dos fichas, estamos hablando por lo bajo de 9.000 millones de dólares. Hay otro tema. Se ha dicho que El Bala va a generar 60.000 empleos indirectos, pero la ficha ambiental dice que en la etapa de construcción, entre empleados permanentes y no permanentes, calificados y no calificados, generará 1.200 empleos.
¿Y en relación con los ingresos?
El Gobierno afirma que los contratos van a generar 1.250 millones de dólares al año, pero tú tienes que preguntarte a cuánto vas a vender cada megavatio (MW). ¿Cuánto producirá? Producirá 5.400 gigavatios (GW). Entonces, ¿a cuánto tendría que vender para ganar 1.250 millones? A 81 dólares por MW y resulta que las otras dos grandes hidroeléctricas que están en la frontera están vendiendo a 43 y 44 dólares. ¿Por qué Brasil pagaría el doble? Pero, además, todo este proyecto recién se terminará de construir en 2025. Los 1.250 millones de dólares que se han anunciado no tienen fundamento real. En la ficha ambiental de El Bala hay un cuadrito magistral que nos dice el costo de la energía es de 97 dólares y si ése es el costo, ni siquiera 80 ni 70, ¿de qué estamos hablando?
Además de la falta de información y la desinformación, ¿qué otros problemas ve?
El tema de la tergiversación es grave. El Gobierno está tergiversando la información para hacerla pasar, como el tema de los empleos. Dice que tampoco hay represa en El Bala, que es una mentira, pero si hay una inundación de 94 kilómetros cuadrados, ¿cómo es que no hay represa?
Es una represa que solamente tiene generadores, es de paso. El documento lo dice, sólo que se llama "represa flexible”. En el caso de El Chepete es un muro fijado y el agua va a pasar por los costaditos y ahí se van a poner generadores. En el caso de El Bala, los generadores estarán en el centro del río, pero esos generadores obstruyen el paso del agua, elevan el nivel del agua hasta 20 metros y generan una inundación. O sea, es una campaña de desinformación terrible.
Pero, como dije, el tema económico es el medular. Seguramente, si tuviéramos el estudio de identificación completo, sabríamos todos los detalles.
Entonces, si hay tantos factores en contra, por qué apostar por un proyecto como éste?
Sí, el estudio de identificación ya mostraba que había problemas, ¿por qué gastar 8,1 millones de dólares en el estudio a diseño final? Ésa es la pregunta. Yo creo que ahí está el problema. No tiene sentido. Vas a tirar todo tu dinero en esta clase de proyectos, con esta clase de resultados, habiendo otras opciones, porque hay otras opciones. Los precios de la energía solar están cayendo, los precios de la energía eólica están cayendo, hacer microhidroeléctricas aprovechando las caídas naturales, etc. Nadie está en contra de la energía natural per se. El problema es cuando las megahidroeléctricas generan grandes embalses y sobre todo en zonas que son altamente ricas en diversidad.
Eso en cuanto al aspecto económico, ¿y el ambiental?
El Gobierno dice que esto es energía limpia. El problema es que cuando tú inundas los bosques, los bosques se descomponen y producen un gas que es peor que el dióxido de carbono, que es gas metano, que es entre 24 y 28 veces más fuerte. Y está la deforestación, de más o menos 70.000 hectáreas. Tenemos que ver el impacto globalmente. La represa impide la circulación de sedimentos. Este río tiene tantos sedimentos como para cubrir toda la isla de Manhattan. ¿Qué significa para los que viven aguas abajo que esos sedimentos no pasen, esos sedimentos tienen nutrientes, que cuando llegan aguas abajo ayudan a fertilizar la tierra? Por otra parte, al haber deforestación se genera más sequedad, más calor, porque los árboles capturan humedad en sus hojas, y al eliminar los árboles eliminas tu principal almacenador de humedad que se va a transformar en lluvia. Definitivamente, estás afectando el ciclo de las lluvias. Si se extendiera esta deforestación, como se está extendiendo, en los próximos 15 años vamos a tener problemas de lluvias en cada región. No es sólo un problema del Amazonas.
Es un problema de todo el país…
Tú tienes problemas de calor húmedo, problemas de concentración de agua estancada, porque eso es un embalse, no es un laguito turístico. Aumenta la proliferación de mosquitos de la malaria. Es increíble que las fichas ambientales no hagan mención al grave impacto sobre la salud y cómo se debe cuidar esto. Ése es otro impacto concreto que existe y que va más allá del área de inundación. El otro tema es la pérdida de la biodiversidad. Todas las plantas, animales, microorganismos, etc., que viven ahí y que destruyes su hábitat. El impacto es muy grave.
Ustedes dirán "ya, pero eso se justifica por los 1.250 millones de dólares de ingresos”, que es el argumento del Gobierno, pero se trata de un suicidio cuando hay otras alternativas. No es cierto que éste sea el único modelo de desarrollo. Éste es un modelo de desarrollo obsoleto, del siglo pasado. Nosotros tenemos que apostar por los modelos económicos de este siglo. ¿Qué es lo que prevén los científicos de aquí a cinco o 10 años, no a 100 años? La generación eléctrica estará cada vez más localizada y habrá menos sistemas de transporte de electricidad que vaya por líneas de cientos de kilómetros. Estamos apostando por un modelo que está siendo superado en todo el mundo. Brasil ya ha empezado y tiene en funcionamiento 9.000 MW de energía eólica.
Nosotros, con todo El Chepete y El Bala, tendremos 3.600 MW y eso sería recién en 2040. Chile se está acercando a los 2.000 MW de energía solar. Es decir, nuestro enfoque de desarrollo es obsoleto. La acusación del Gobierno es que no queremos el desarrollo, que nosotros solamente queremos mariposas, pero no es así. Es como si dijeras vamos a fabricar máquinas de escribir cuando ya nadie usa una máquina de escribir.
¿Por qué el Gobierno no abre estos temas al debate?
Para mí éste es el problema más grave, aunque yo creo que, sin embargo, soy optimista, El Bala está produciendo un fenómeno. A diferencia del caso del TIPNIS, el caso de El Bala se ha abierto a una discusión sobre las alternativas que tenemos, una discusión que se está dando en el mundo académico y en las organizaciones sociales. Yo opino que El Bala será el funeral de los modelos faraónicos, porque está poniendo sobre la mesa de discusión las otras opciones de desarrollo, la necesidad de preservar lo que queda de la naturaleza. Obviamente, en vez de este modelo de megarrepresas, de este modelo extractivista de hidrocarburos y minerales, nosotros tendríamos que apostar a la energía solar comunitaria, la energía eólica, a las microhidroeléctricas, y en términos agrícolas, a la agroforestería, a la agroecología. Bolivia podría ser un centro agroecológico de Sudamérica. No va a ser un centro energético, pero sí podría ser un centro ecológico y eso es un potencial económicamente rentable. Podemos apostar al ecoturismo. Nuestra Agenda de Octubre planteaba la recuperación de nuestros recursos naturales. Ahora tenemos que asumir la nueva realidad y la nueva realidad. Dejar de depender de las materias primas. Tenemos que ver la riqueza de nuestra Amazonia en términos de alimentación, de fabricación de medicina. Hay que promover que las comunidades generen su propia energía solar y generen ingresos, porque no solamente pueden autoabastecerse, sino que pueden generar ingresos a través de la venta de la energía solar. Tenemos que pensar en un empoderamiento no del Estado, que es el actual modelo, sino de la sociedad en términos económicos, una sociedad mucho más descentralizada. Creo que ésos son los elementos a los que claramente se está avanzando en términos mundiales desde la perspectiva de la ciencia y la técnica.
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