Rodeado de montañas, donde la deforestación y erosión de la tierra es evidente, existe un lugar en donde el verdor se distingue más intenso que en cualquier otro lugar cercano. Un bosque pinos en Carusla, Camargo, se ha convertido en un remanso para que la tierra tenga aquello que escasea con cada vez más frecuencia en los valles secos interandinos de Bolivia: agua.
Esta plantación forestal, en el departamento de Chuquisaca, se ha convertido en un bosque con 2.500 pinos jóvenes y le pertenece a don Carlos Rengifo, que recuerda que hasta hace unos años las tierras en las cuales hoy cultiva eran inútiles.
"Ahora, poco a poco, estamos llenando la parte alta del terreno con plantaciones de pinos. Aquí abajo almacenamos el agua y ya tenemos plantaciones frutales lo que es un gran beneficio para nosotros”, comentó Rengifo.
La plantación de especies forestales en la región protege las cuencas, reduciendo la erosión y arrastre de suelos. Del mismo modo, estimula una mayor infiltración del agua que se retiene por más tiempo en el área, esto facilita que otras especies puedan ser cultivadas con mayores probabilidades de éxito, acciones que al mismo tiempo se constituyen en armas para enfrentar el cambio climático.
Eso pasa con los durazneros de don Carlos que están sembrados a unos cientos de metros, descendiendo desde el bosque de pinos, cerca de un estanque que le permite almacenar agua.
Lo realizado es parte del apoyo que se materializa en el Manejo Integral de Cuencas con el apoyo del Programa de Desarrollo Agropecuario Sustentable (Proagro III), implementado por la Cooperación Técnica Alemana (GIZ).
Proagro III trabaja en las cuencas de los valles secos interandinos de cinco departamentos de Bolivia, uno de ellos es Chuquisaca.
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Don Carlos Rengifo, dueño del bosque de pinos en Carusla.
GIZ/PROAGRO – Romeo Marta
Pinos contra el cambio climático
Bolivia es uno de los países más afectados por el cambio climático a nivel mundial. Las previsiones señalan que las condiciones relacionadas con la temperatura además de la cantidad y distribución de lluvias empeorarán para la agricultura. Según datos de Proagro III, los bosques de pinos significan uno de los impactos que se pretende realizar en siete cuencas hidrográficas piloto dentro de los valles secos interandinos.
"Este año hay mucha sequía, no sólo aquí sino en todas partes. Antes había harta agua, el río estaba rebalsando y ahora mire, se está secando (...). Mi abuelo antes sembraba trigo, arveja, pero ahora ya no llueve en su tiempo. Por eso ya no ocupábamos el terreno”, explicó don Carlos al embajador de Alemania, Matthias Sonn, y a la directora de la GIZ en Bolivia, Lisa Girrbach, durante su visita a la zona el pasado 30 de octubre.
El trabajo que inició en 2009 tuvo varios altibajos. Sin embargo, desde la intervención de Proagro III y otras instituciones se ha logrado concretar la siembra y supervivencia de los bosque de pinos.
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Para el embajador de Alemania es una iniciativa que se nutre de la voluntad de los productores. "Me impresionó que vimos muchas áreas donde hay una enorme deforestación, prácticamente no hay vegetación (...). Eso me ha convencido de que estamos en el camino correcto acerca del trabajo que hace la cooperación (alemana) junto a ellos”, evaluó.
Sonn añadió que a pesar de la migración del área rural a las ciudades, hay comunarios que apuestan por proteger el bosque. En ese sentido, es posible combinar su beneficio y el del "bien común” que, en definitiva, es la protección del medioambiente.
El presidente del Organismo de Gestión de Cuencas de Camargo (OGC -Camargo), Mario Fernández, detalló que en la parte alta de la cuenca se realiza captación y distribución de agua para uso doméstico, en la parte media se han dispuesto los bosques de pinos y en la baja se cultiva.
En Carusla, donde viven alrededor de 70 familias, se han plantado especies forestales en 37 hectáreas, alrededor de 37.000 plantas. "A nivel de todo el proyecto hemos hecho 132 hectáreas en 27 comunidades establecidas con dos variedades de pinos. Tenemos alrededor de 72 sistemas de captación y distribución de agua”, sostuvo Fernández.
Como los durazneros de don Carlos, que cuentan con riego por chorreo, 14 hectáreas de plantas frutales fueron implementadas con seis sistemas de riego tecnificado en Camargo.
En el pasado, Rengifo no contaba con agua, algo que ha cambiado desde que capta agua de lluvia y de la toma que llega de la cuenca superior.
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Los pinos que ya echaron raíces se nutren con agua de lluvia.
Alejandra Pau / Página Siete
El beneficio económico
Para la OGC-Camargo la forestación de la zona es importante porque tendrá un beneficio económico dentro de 15 a 20 años, tiempo en el que se podrá obtener anualmente de 200 a 300 dólares de madera extraída por hectárea.
"El manejo de su bosque en ese tiempo garantiza un buen aprovechamiento para los productores”, manifestó el asesor técnico de producción agrícola Proagro/GIZ, Ramón Ramos.
Sin embargo, para que la idea sea sostenible, los propietarios de los bosques no deberán extraer toda la madera utilizable sino que deberán reponer lo aprovechado por las plantas.
"En el tema de forestación nos falta apoyo y para hacer obras complementarias, vemos que es algo fructífero siempre y cuando exista la voluntad de los productores (...). Pero además es importante el tema de los estanques y el riego tecnificado porque si no hay agua, no hay nada”, concluyó Fernández.
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Sobre la implementación de proyecto
Cooperación El Programa de Desarrollo Agropecuario Sustentable (Proagro III), implementado por la Cooperación Técnica Alemana (GIZ), contribuye a que los sistemas agrícolas de producción bajo riego mejoren su resiliencia frente a los impactos del cambio climático. Para ello apoya a socios en el ámbito institucional y social.
Procesos Proagro III trabaja en actividades como: la captación de agua, el almacenamiento de agua, la conducción y aplicación de agua, la producción agrícola bajo riego hasta la transformación y la comercialización de productos agrícolas.
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