jueves, 9 de mayo de 2013

Lidema: Un tercio del territorio sufre degradación de los suelos

En los últimos 30 años, un tercio del territorio de Bolivia ha sido modificado, debido principalmente al cambio de uso de suelos para actividades agrícolas, pecuarias y agroindustriales; a la tala indiscriminada de bosques; a las grandes iniciativas de desarrollo o megaproyectos que se implementan sin recaudos ambientales, a los procesos de colonización espontáneos y a la falta de gestión ambiental urbana en relación al tratamiento de aguas residuales y de residuos sólidos, según un boletín informativo de la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema).

Estas actividades han ocasionado la degradación de la vegetación y de los suelos y son el origen de impactos críticos en la calidad ambiental en las diferentes regiones del país, tanto en el Altiplano, como en los Valles y las Tierras Bajas.

De las 34 millones de hectáreas altamente modificadas (un tercio del país), se calcula que unos 10 millones corresponden a regiones deforestadas, principalmente en las Tierras Bajas, señala la investigación “Primera aproximación a un inventario de unidades ecoregionales amenazadas en Bolivia”, publicada el 2011, por Lidema. Para orientar mejor a la población en general desarrolló, éste 2013, un mapa interactivo en el que se observa un inventario de las amenazas -clasificadas como vulnerable, crítica y muy crítica- que atraviesa el país.

BOSQUES POR CULTIVOS

Las tierras deforestadas fueron destinadas a distintos usos: cultivos, sistemas agroforestales, campos pecuarios en fincas o tierras comunales, espacios de pastoreo y zonas de colonización. Se estima que en la a década de los 60, la superficie de bosques en Bolivia alcanzaba a más de 60 millones de hectáreas, la cual disminuyó en 1975 a 56 millones. Para el 2005, esta cifra descendió más aún, alrededor de 50 millones de hectáreas, es decir el 47 % del territorio nacional.

La deforestación en diversos departamentos ha llegado a impactar a ecosistemas de alta fragilidad y a regiones húmedas de montaña, poniendo en riesgo a zonas productoras de agua. Por ejemplo, en varias zonas de los Yungas de La Paz, y al oeste de la ciudad de Santa Cruz, zona que rodea el río Piraí.

El cultivo de la soya a escala industrial ha contribuido en un 60%, constituyéndose en el mayor contribuyente a la eliminación de la vegetación, se trata de una deforestación contemporánea que data de los años 90, señala la investigación realizada por Marco Octavio Ribera, coordinador Nacional de Investigación y Monitoreo de Lidema.

Los procesos de colonización espontáneos también han afectado importantes superficies de ecosistemas boscosos con escasa vocación agrícola, como es el caso del Chapare, Yucumo-Rurrenabaque y San Buenaventura-Ixiamas.

La investigación identificó a 27 ecoregiones amenazadas por megaproyectos (energéticos, viales, mineros); 32 por impactos devastadores originados por la contaminación, la ganadería de reemplazo y las quemas; 33 por procesos intensificados de avances de las fronteras agropecuarias, 31 por procesos de colonización, 29 por efectos drásticos del cambio climático y 35 sufren procesos de severa reducción de sus superficies por impactos diversos al entorno.

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