La Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra, (Abt), regional La Paz, calcula que alrededor de 80 camiones salen cada día del departamento de La Paz con carga ilegal de madera. Lo hacen por vías alternas, hasta donde no llega el control, con destino a los vecinos Brasil y Perú, particularmente.
De acuerdo con la directora de la Abt en La Paz, Silvia Mejía, cada día, cerca de 40 camiones con madera certificada salen del territorio paceño, pero la autoridad estima que el contrabando doblaría esta cantidad por el elevado precio que se paga en el mercado negro por la madera. “Por la tranca de Urujara, cada día pasan 40 camiones bajo control y certificación, el contrabando sería más del doble.
Se estima que por rutas alternas sale el doble de camiones que los que tienen permiso. En promedio. cada motorizado carga unos nueve mil pies tablares, que representan unos 30.000 bolivianos en valor comercial, dependiendo de la especie y la calidad. Los que más se lleva es gabú, roble y cedro. Para llenar un camión se derriba un árbol plenamente desarrollado”, explica Mejía al respecto.
En términos generales, en Bolivia el 70% de la explotación de madera es ilegal, es decir, que de las 300.000 hectáreas que se deforestan cada año, 210.000 son intervenidas de manera clandestina, según datos de Abt.
Impacto.“Si bien los datos muestran que entre el 70 y el 80% de la explotación de madera es ilegal, este es sólo un dato referencial, porque la explotación se realiza hasta en áreas protegidas debido a que son grandes extensiones y son muchas las rutas para sacar el producto. No se puede controlar todo el territorio con poco personal”, sostiene Mejía.
Las zonas del departamento de La Paz de donde se extrae madera (legal e ilegal) se encuentran en los municipios de Ixiamas, Palos Blancos y Apolo, regiones habitadas por los pueblos indígenas Tacana, Mosetén y Lecos, que denuncian permanentemente el tráfico de madera, pero que en algún caso también estuvieron involucrados en la actividad ilícita. También se deforesta en La Asunta, Caranavi, Alto Beni, Guanay y Teoponte.
El gerente General de la Cámara Forestal de Bolivia (CFB), Jorge Ávila, explica que para comprender la problemática de la mutilación de bosques se debe tomar en cuenta dos criterios; el aprovechamiento indiscriminado de madera y la deforestación.
“El aprovechamiento ilegal de la madera tiene que ver con el proceso de hurto de madera sin tomar en cuenta su sostenibilidad y la venta sin ningún respaldo legal. En cambio, la deforestación es la actividad que realizan personas que se dedican a la actividad agrícola y ganadera, o sea talan o queman los árboles para tener espacio para los pastizales u otro tipo de siembra sin respetar los criterios técnicos de sostenibilidad”, asevera.
En su criterio, la deforestación de áreas boscosas es más perjudicial que la tala ilegal. “La deforestación reemplaza todo el bosque, es decir, hace tabla rasa del bosque cuando lo convierte en tierra para la producción agropecuaria y nunca más se regenera. El problema de la deforestación es que un porcentaje, superior al 70%, afecta a tierras que son única y exclusivamente de vocación forestal, es decir, son tierras frágiles que no soportan la explotación agrícola y en cuestión de tres a cinco años el terreno se agota, y se produce el fenómeno en el que se convierten en áreas estériles o áridas”, explicó.
La actividad legal y la ilegal
-Bolivia tenía 90 empresas legalmente establecidas para la explotación forestal y sostenible. Hoy son 42 y ocupan un área de 3,2 millones de hectáreas. El 2010 se exportaron $us 238 millones en productos forestales.
-La actividad ilegal se realiza con el avasallamiento de áreas forestales, incluso protegidas, y el contrabando de madera por vía terrestre y pluvial.
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