lunes, 6 de junio de 2011

GIZ: 30% del agua potable se desperdicia en Bolivia

Cerca del 30 por ciento del total de reserva agua de potable con que cuenta el país se desperdicia por las malas y deficitarias conexiones en las principales capitales de departamento, de acuerdo con una evaluación realizada por la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ).

El director del programa de Cooperación de Agua Potable y Alcantarillado de la GIZ, Detlef Klein, explica que este hecho se da porque las redes de distribución de agua en las principales ciudades están en permanente presión y, en la medida en que las conexiones están en mal estado, el flujo del liquido no se detiene y no llega a la población que sí lo necesita.

“Hoy en día se pierde un treinta y hasta cincuenta por ciento (del agua) en las redes de las zonas metropolitanas de La Paz, El Alto, de Santa Cruz, de Cochabamba y Tarija”, dijo Klein a este diario.

A decir de Klein, se requiere de un trabajo conjunto para mejorar las condiciones de las redes de distribución de agua potable del país para que a la larga no se den racionamientos del servicio. En este escenario, se requiere de la participación de las operadoras, encargadas del suministro, para realizar trabajos de mantenimiento en las redes de distribución, pero también la intervención de la población, que debe precautelar el servicio en sus viviendas.

PROYECTOS

La GIZ participa en una gama de proyectos vinculados a la dotación de agua y expansión del saneamiento en el país.

Los proyectos los ejecuta de la mano del Ministerio de Medio Ambiente y Agua a través de la asistencia de técnicos y especialistas. El programa tiene una base económica de 15 millones de euros.

Entre los proyectos en los que participó GIZ están el de la mejora de la calidad del servicio en poblaciones del Norte de Potosí, Santa Cruz y El Alto. “En el caso del Chaco se han trabajado proyectos para unos 100 mil habitantes”, quienes ya cuentan con el servicio de agua potable, comentó Klein.

De acuerdo con datos de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Agua Potable y Saneamiento Básico (AAPS), la cobertura de agua potable en Bolivia a 2010 llegó a alrededor del 70% de la población (7 millones de habitantes), mientras que el 30% (3 millones) no accede al beneficio.

Para elevar la cobertura de agua potable en el país, el Gobierno nacional impulsa un conjunto de medidas, entre ellas el programa Mi Agua, que consiste en la canalización de recursos económicos a los municipios rurales del país.

El programa Mi Agua destina 100 millones de dólares para ejecutar proyectos de agua potable y riego en 327 de los 337 municipios del país, informó el Fondo Nacional de Inversión Productiva y Social (FPS).

Los recursos del programa son desembolsados por el FPS y supervisados, en su ejecución, tanto por las autoridades departamentales, locales y nacionales.


Viceministro: “Hay que establecer un uso racional”

Para el viceministro de Recursos Hídricos y Riego, Carlos Ortuño Yáñez, se deben establecer en el país modalidades que permitan un uso racional del agua.

“El uso racional del agua viene de una lógica de concientización de la población, que tiene que saber que el agua es un recurso que puede acabarse; tenemos que establecer modalidades de priorización, por ejemplo, el reuso; el agua que se consume en las ciudades tiene que ser adecuadamente tratada y puesta a disposición, por ejemplo, del uso agropecuario”, dijo.

A esta medida sumó también la modernización de los programas de riego en las poblaciones rurales supliendo el riego superficial por uno tecnificado.

Asimismo, enmarcó en estas acciones al trabajo que realiza la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Agua Potable y Saneamiento Básico (AAPS) en la regulación del servicio.

“Tenemos que regular todos los sectores, como en la industria; el uso del agua en las industrias tiene que ser regulado”, dijo.

El tratamiento de las aguas —indicó—, tanto de las aguas industriales como de las aguas residuales, es clave para preservar la calidad de las fuentes de agua, como también el uso de artefactos de bajo consumo de agua, que es una medida efectiva para realizar un uso racional del líquido.

De acuerdo con datos del ente regulador, un habitante en el lado oriental del país consume al día un promedio de 100 a 120 litros de agua, mientras que una persona en el occidente gasta entre 80 a 90 litros.

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