Especial para la revista Miradas
La incertidumbre científica sobre el impacto sanitario de los campos electromagnéticos abona cuestionamientos de ciudadanos de Argentina que prefieren las plantas transformadoras de energía lejos de sus barrios.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) no descarta que las radiaciones de los campos electromagnéticos de frecuencia extremadamente baja tengan efectos nocivos en la salud, incluso como factor desencadenante de leucemia infantil, pero considera que las evidencias no alcanzan para hacer recomendaciones taxativas.
Desde 2004, vecinos de la subestación transformadora Rigolleau en el partido (municipio) de Berazategui, al sudeste de la capital, reclaman el traslado de esa central por temor a sus efectos.
Según denuncias a la justicia, otra subestación, emplazada desde 1978 en la vecina ciudad de Ezpeleta, también en la provincia de Buenos Aires, habría elevado la cantidad de casos de cáncer en la población cercana.
En 2000, una empresa química solicitó que se ampliara el suministro de electricidad, a lo que accedió la compañía Edesur, que duplicó el abastecimiento.
Los vecinos denunciaron que eso multiplicó también la polución electromagnética. La justicia reivindicó el principio precautorio y dispuso frenar las operaciones hasta tener certeza acerca de la relación entre la producción y transmisión eléctrica y los casos de cáncer. Pero la subestación sigue funcionando.
Con ese antecedente, en Berazategui exigen que Rigolleau sea reubicada. “Nos dicen que debemos demostrar que Rigolleau contamina, pero es al revés, son el Estado y la empresa que deben darnos certezas científicas de que no habrá impacto en la salud a largo plazo”, dijo Vanesa Salgado, del Foro por los Derechos de la Niñez, la Adolescencia y la Juventud de Berazategui.
En 2004, cuando Edesur decidió colocar allí la planta, el vecindario entró en alerta. Había sido advertido por habitantes de Ezpeleta sobre los peligros de la exposición a radiaciones variables según la demanda de energía a lo largo del día. Edesur nunca respondió los pedidos de información. Según Salgado, “dicen que están dentro de los límites legales” de emisión.
El Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) avala la posición de la firma y si realiza las mediciones periódicas a las que está obligado, no las da a conocer a la comunidad. Edesur y ENRE se amparan en la Resolución 77/98 de la Secretaría de Energía, firmada en 1998, que estableció el límite máximo de 25 microteslas (μT) para este tipo de radiaciones. La μT es la unidad para medir los campos magnéticos.
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