Los colonizadores que comprenden los más de 80 sindicatos de campesinos en la reserva de El Choré parecen tener el control total de este bosque. El lugar es prácticamente impenetrable para quienes son ajenos a sus fines; es más, no existe algún control siquiera de guardaparques, quienes saben que al hacer el intento de trabajar en el resguardo están sujetos a ataques violentos e inclusos a acciones letales por parte de los campesinos que hoy reinan en "un pueblo" en el que solo valen y se imponen las leyes que ellos ponen.
El equipo periodístico de El Día, acompañado del corregidor de un poblado parte del municipio de Santa Rosa y un comunario del lugar, que sirvió como guía, osó entrar a la reserva ubicada al norte del departamento para conocer la situación actual y ver la realidad que padece uno de los pulmones ecológicos más importante del departamento de Santa Cruz y del país.
La instrucción recibida por la autoridad era sencilla, hacerse pasar por compradores de madera en caso de ser encontrados, de lo contrario y de percatarse de la razón real por la que entramos, esta información no hubiera sido posible. Un cohetazo o un repique de campana sería suficiente para que cada uno de los campesinos que se ve trabajar humildemente, en algunos casos y en otros no tanto, salga de su choza a hacer entender por las malas la instrucción que vale tanto para autoridades, guardaparques, extraños y, más aún, para la prensa: no entrar a la reserva, por lo menos no sin su consentimiento.
Talas, chaqueos rockolas y billares a falta de árboles. Estando allí dentro se comprende la razón por la que estas personas, en su mayoría campesinos venidos de occidente, no permiten el ingreso a la reserva forestal. Basta con andar un kilómetro desde uno de los ingresos que colindan con el municipio de Santa Rosa del Sara para percatarse de la lamentable situación en la que se encuentra la reserva forestal, que debería servir solo para la explotación sostenible de la madera.
Grandes hectáreas de campo arado, así como innumerables cantidades de hectáreas de suelo chaqueado, desmontado y deforestado, no causan la alerta que merece, tal vez porque no es noticia que en estos campos vírgenes se vea la mano negra del hombre.
Sin embargo, adentrándose al corazón de la reserva, los sentimientos que nacen son diversos y encontrados.
Ya más allá, dónde pocos logran entrar, se percibe que la realidad sobrepasa lo que uno imagina y de lo que las autoridades de esta localidad y la Gobernación denuncian. Además de cosechas mecanizadas, así como la tala indiscriminada de los pocos árboles que quedan en esta zona y que es realizada a placer y sin ningún control de las autoridades del caso, llama la atención la modernidad y algunas comodidades con las que viven los llamados colonos, que incluyen maquinarias de última tecnología, además de otros "gustitos" y distracciones, como billares y rockolas, que hacen olvidar que viven en medio de la selva y que bien podría decirse se asimila a un paraíso terrenal.
Esto no estaría mal si no fuera que hablamos de un área protegida y que de acuerdo a ley es ilegal realizar actividades de agricultura y menos instalarse en esta zona.
"Esto es lo que queda de la reserva", dice Ángel Saavedra, mientras muestra las pequeñas casas de motacú que contrastan con grandes camiones y antenas parabólicas que posee la mayoría de las familias que habitan el lugar.
"Vengo denunciando esto desde hace cinco años, pero hasta ahora a los de la ABT ni a los del INRA no los conozco, solo por televisión", asevera.
"Da rabia ver esto y en la televisión a la ABT mintiendo que cuida los bosques y el medio ambiente. Aquí debería venir a ver y a ejecutar proyectos para recuperar esta reserva que ya solo es el nombre", dice mientras mira con impotencia lo que acontece en el lugar.
Se intentó una entrevista con anticipación con el director de la Autoridad de Bosques y Tierras, Cliver Rocha, para conocer su versión al respecto. Sin embargo, no se logró el objetivo, ya que desde su instancia informaron de que no contaba con el tiempo disponible para atendernos.
Hay deforestación y venta de madera ilegal sin control. A ello hay que sumarle que casi la totalidad de las mismas muestra en su ingreso madera cortada en tablones, tal como en una barraca, aunque en menores cantidades. "Esa es solo la propaganda, el disimule por si alguien los pilla. La venta ilegal de madera se hace a 'trochi mochi' y no de a poquito, sino por camionadas, porque para ellos no hay control, el control y las leyes son solo para nosotros", manifiesta Jesús Saucedo, miembro de una de las Asociaciones Sociales del Lugar (ASL).
"Una vez que vino un técnico de la ABT le conté de este asunto, para que actúen y castiguen a los responsables, pero me dijo que no vino para ver eso, sino lo que hacíamos nosotros, cuando los que hacen desmanes y venta ilegal de la madera son ellos", dijo el hombre mientras mostraba las zonas urbanizadas.
"La madera sale sin problema alguno, porque sale por el puente que ellos controlan y además la camuflan debajo de costales de arroz que no son controlados ni afuera, al parecer", agrega. Él cree que sale por las comunidades de Hardeman y por San Pedro.
"Para no arriesgarse solo la sacan hasta Montero, para abastecer el mercado negro que hay de madera, ahí es más peligroso investigar", complementa el hombre.
"Las autoridades saben, todo esto es gente del Gobierno y esta es la prueba", dice mientras señala una escuela en una comunidad llamada 4 de Junio. No es la única en el lugar, sino tres en las que flamea como principal símbolo una wiphala entre otros objetos que dejan entrever una afinidad de los campesinos hacia el Gobierno.
Con razón o no, estos no están dispuestos a dar alguna declaración al respecto y, por lo visto, menos dejar atrás la vida que han establecido, en la que solo ellos mandan.
"Venimos denunciando esto desde hace mucho tiempo, pero a las autoridades del INRA y ABT solo las conocemos por la televisión. Nunca han venido para poner freno a esta situación. Da rabia que mientan que cuidan los bosques, aquí no se hace nada'.
Ángel Saavedra
Corregidor de Santa Rosa
Posesión
Sindicatos amenazan y toman el control para reinar en la reserva
Miembros y representantes de las Asociaciones Sociales del Lugar (ASL), en el municipio de Santa Rosa, denuncian que son constantemente intimidados por los sindicatos de colonizadores que hay dentro de la reserva, para evitar que estos puedan trabajar en el lugar pese a que tienen las concesiones y autorizaciones del caso.
El martes pasado, las ASL denunciaron amenazas de alto calibre a través de una carga que le hizo llegar la Asociación de Sindicatos Jenecherú II, en la que se da un plazo de 24 horas para que los comunarios que trabajan de forma sostenible en la reserva salgan de la misma, ya que caso contrario "se verán obligados a tomar otras medidas", según se lee en el documento que tiene en vilo a los pobladores que viven de este oficio y que tienen vetado su ingreso al lugar por los colonos.
Punto de vista
Armando Molina
Ingeniero Agrónomo
"Estamos sufriendo la falta de protección de los bosques'
Es una pena ver los resultados de un tema que viene arrastrándose desde hace mucho tiempo atrás, por lo que creo que no se han tomado las acciones ni la orientación a la población sobre la importancia y potencialidades de este pulmón de Santa Cruz.
Cuando lo declararon a El Choré como reserva, a mi criterio, no se tuvo el cuidado ni la protección suficiente para hacer un plan de manejo adecuado de este territorio. Desde un principio hubo la tala indiscriminada y las concesiones se metieron mucho, para comercializar la madera ilegalmente, lo que abrió las sendas y sirvió para que la gente se entre allá.
Hay que decir que en su momento todas las instituciones llamadas a velar por la reserva, así como los medios de comunicación e instituciones que se preocupan por esta área, alertaron desde un principio de las consecuencias que traería este problema y lo que podría suceder, que ya es una realidad. Se denunció, pero no hubo acciones conjuntas para actuar.
La situación hoy es incontrolable y hasta se habla de plantaciones de coca. Por lo impenetrable de la zona, hay sectores donde no hay ley ni nada. Lo lamentable es que sacan a la luz la situación de la reserva y no hay planes para actuar en protección de este bosque
Tenemos un Gobierno que dice que hay que cuidar la Madre Tierra, pero aquí no vemos ninguna acción concreta que pueda ayudarnos a hacer un desarrollo sostenible.
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