El plástico es uno de los principales problemas medio ambientales del mundo. Una botella de plástico tarda entre 500 y 1.000 años en descomponerse poniendo en riesgo el hábitat en el que se encuentra.
A nivel mundial, las botellas de plástico se utilizan una sola vez para luego ser desechadas, lo cual genera un aumento atroz de estos residuos.
Preocupado por este panorma, Ari Jónsson, estudiante y diseñador islandés, creó un recipiente con forma de botella biodegradable compuesto por agar, una gelatina vegetal de origen marino. En lugar de plástico, el producto usa algas como materia prima principal.
Jónsson estrenó su proyecto en DesignMarch 2016, un festival de diseño celebrado recientemente en Reykjavik, capital de Islandia.
Para el diseñador, encontrar alternativas al plástico es una misión que no puede esperar.
“Leí que el 50 por ciento de plástico se usa una vez y luego es arrojado a la basura, así que siento que hay una necesidad urgente de reemplazar una parte de la cantidad irreal de plástico producido, usado y desechado todos los días,” dijo el estudiante, en una entrevista a Dezeen.
Para llegar a esta solución, Jónsson estudió las fortalezas y debilidades de distintos materiales, hasta que encontró el polvo de agar, una sustancia hecha a base de algas que tenía las cualidades ideales para ser transformado en una botella de agua.
La botella fabricada con este extracto de algas conserva su forma hasta que se vacía y entonces comienza a descomponerse. Jónsson sostiene que incluso podemos ingerir la botella.
Su solución innovadora para el problema de la contaminación de plástico pasar por el agar, una sustancia producida a partir de las algas marinas. Es incolora, insípida y al mezclarse con agua forma una gelatina. Dicha sustancia fue descubierta en Japón en torno al año 1650.
En 1800 se comenzó a utilizar en la microbiología y hoy en día se usa para separar moléculas y también en la alimentación como sustituto vegano a la gelatina animal.
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