Así lo señala un reporte de AFP, desde Doha (Catar). “Los tiempos son duros en Europa para las finanzas. Al igual que otros países desarrollados, no podremos comprometernos aquí para 2015”, dijo el negociador europeo, Pete Betts.
Los países en desarrollo reclaman $us 60.000 millones hasta 2015 para garantizar una transición entre la ayuda de urgencia decidida en Copenhague en 2009, de ellos 30.000 millones para el periodo 2010-2012, y la promesa de 100.000 millones hasta el 2020. Este dinero está destinado en particular a ayudarlos a paliar los efectos del cambio climático como acontecimientos extremos.
“Si la cuestión es saber si habrá anuncios aquí sobre nuevas promesas, no es la cuestión adecuada”, dijo por su parte, el negociador estadounidense Jonathan Pershing, según el cable de AFP. Se trata de uno de los principales obstáculos para las negociaciones en el marco de la cumbre de la ONU sobre el clima, que concluirán en la madrugada del sábado en Doha, donde se trata de organizar un nuevo protocolo para luchar contra el cambio climático denominado Kyoto II.
Bloques. A diferencia del Protocolo de Kyoto, que sólo vincula legalmente a los países industrializados, con excepción de Estados unidos (EEUU), que no lo ha ratificado, Kyoto II pretende involucrar a todos los países, incluyendo a los principales contaminantes (EEUU y China a partir de 2020).
Según el diario El País, Colombia, Costa Rica, Perú, Chile y Guatemala —con el apoyo de otros países como México— tienen previsto anunciar la creación de un nuevo grupo de negociación: la Asociación Independiente de Latinoamérica y el Caribe (AILAC).
Este bloque nace, en palabras de sus impulsores, para aportar una visión latinoamericana que no busque el enfrentamiento entre países ricos y pobres. Además, romperá con el tradicional protagonismo de Brasil —alienado con China e India— y del grupo del Alba (Venezuela, Guatemala, Ecuador, Nicaragua, Cuba y Bolivia), en este tipo de cumbres.
“Siempre se cuenta que esta es una batalla norte-sur, ricos contra pobres, pero cada vez eso explica menos lo que ocurre”, dijo Mónica Araya, negociadora de Costa Rica y portavoz del AILAC. “Somos economías de renta media que queremos crecimiento económico pero desacoplando el PIB de las emisiones, sin repetir el error de los países desarrollados. Queremos pedir responsabilidad a los países desarrollados pero asumimos que también tenemos responsabilidad” como países en desarrollo, explicó.
Comenzaron los diálogos de alto nivel
Cumbre
La cumbre mundial sobre cambio climático abrió ayer en Doha las negociaciones de alto nivel para lograr un acuerdo sobre la reducción de emisiones contaminantes, cuyo primer borrador sobre el Protocolo de Kyoto II podría estar listo en las próximas horas para ser debatido.
Acuerdos
Si las negociaciones avanzan hoy, también se podría estudiar un documento que fije las bases para llegar a un acuerdo que entre en vigor en 2015 y sustituya al de Kyoto, reveló a EFE el negociador español Federico Ramos. EFE, Doha
Bolivia rechaza los mercados de carbono
Bolivia denunció que algunos países desarrollados ejercen presión en la cumbre de la ONU sobre el clima para que se aprueben nuevos mecanismos de mercado de carbono, “a pesar de que se demostró su ineficacia para la lucha contra el cambio climático y que sólo representan oportunidades de negocios”. Así lo señaló ayer en Doha el ministro de Medio Ambiente y Agua de Bolivia, José Zamora, según un comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores.
El jefe de la delegación boliviana en Doha, René Orellana, dijo de su parte a la cadena Telesur que los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) mantendrán una “alianza férrea” dentro de la 18° Conferencia sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (COP 18) que, a decir de Zamora, “no permitirá que los mercados de carbono reemplacen las obligaciones que tienen los países desarrollados”.
Hasta ayer, la ONU aprobó dos propuestas bolivianas para fortalecer el régimen climático mundial: un mecanismo conjunto de mitigación y adaptación para el manejo integral y sustentable de los bosques, no basado en mercados; y un mecanismo internacional para enfrentar pérdidas y daños resultantes de desastres naturales e impactos que ocasiona el cambio climático en los países en desarrollo.
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