PLANETA | LAS CONSECUENCIAS Y LOS MOTIVOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO SE JUEGAN EN CADA UNA DE ESTAS REUNIONES, PERO LA POLÍTICA NO VA DE LA MANO CON LA CIENCIA.
Alrededor de 18.000 personas llegaron hasta Doha, la ciudad capital del estado árabe de Qatar, para participar de la Conferencia de las Partes (COP18) sobre cambio climático. Durante dos intensas semanas, del 26 de noviembre al 8 de diciembre, delegados de 194 países trataron de ponerse de acuerdo para lograr un resultado que remedie de alguna manera la situación climática que vive el planeta. No lograron lo que se esperaba, pero algo hicieron.
Sin embargo, dados los informes científicos que demostraron que la Tierra se calienta cada vez más y que la mano humana tiene mucho que ver en esto, los resultados son poco ambiciosos y, una vez más, están marcados por las ideologías políticas y la ambición económica.
En esta reciente reunión, donde en teoría debieron tratarse la mayoría de los temas que tienen que ver con el estado de salud ambiental del planeta, los científicos llegaron con informes contundentes que se esperaba sacudieran la inercia de los negociadores para hacerles entender la urgencia de llegar a acuerdos tangibles y concretos: la temperatura de la Tierra, lejos de haberse reducido a aumentado, y eso tiene consecuencias que pueden ser realmente dramáticas para todos los países, ya no sólo para los más pobres, aunque evidentemente ellos las sufren de forma más lacerante.
Las emisiones de dióxido de carbono en todo el mundo crecerán previsiblemente un 2,6 por ciento este año, y más de un 50 por ciento por encima de las de 1990.
PARADOJAS CLIMÁTICAS
La Conferencia de las Partes (COP), que se realiza anualmente bajo el marco de la Convención de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC), tuvo esta vez como sede a la riquísima ciudad de Doha, en Qatar, el país que más alto índice de ingreso per cápita tiene en el mundo y el mayor productor de petróleo.
Con una población total de aproximadamente un millón de almas, la llegada de los miles de delegados significó un impacto muy favorable a su ya robusta economía. 21.000 habitaciones rentadas en 87 hoteles, 400 buses que transportaron a los participantes, restaurantes llenos y comercios rebalsando fueron una muestra de lo paradójico que es que se gaste tanto en cumbres que tratan un tema tan sensible como es el cambio climático, sobre todo para los países más pobres, paradojas que se tradujeron por ejemplo en el uso indiscriminado de aire acondicionado en todos los buses que transportaban a delegados, miembros de organizaciones no gubernamentales y periodistas de un lado a otro de la ciudad, y de la diferencia de temperatura (causante de múltiples resfríos) entre el exterior y el interior de la sede de convenciones, el Centro Nacional de Convenciones de Qatar (QNCC).
Qatar llega a tener temperaturas de hasta 55 grados centígrados, y aunque en estos días que duró la convención no se alcanzaron los 35, sin duda fue una reunión caliente.
¿QUÉ PASÓ EN DOHA?
La primera semana tuvo un perfil bajo, esos días son aquellos en los que los delegados trabajan tratando de allanar el camino para que la segunda semana, cuando llegan los negociadores “grandes”, tengan una agenda clara. Los temas sobre la mesa: la necesidad de una extensión del Protocolo de Kioto (el único instrumento legal que obliga a ciertos países desarrollados a reducir sus emisiones), el financiamiento, los compromisos de unos y de otros respecto a los recortes de emisiones, la transferencia de tecnología y los mercados de carbono.
Los primeros días tuvieron un tono suave que fue subiendo hasta llegar a los portazos, las discusiones a gritos, los abandonos de reuniones, y hasta los llantos. Para ese entonces los periodistas ya sabíamos que cualquier resultado que emergiera de esta COP sería un difícil y doloroso parto: las naciones desarrolladas no daban su brazo a torcer, y las naciones en desarrollo no estaban dispuestas a irse sólo con promesas bajo el brazo.
El presidente de la COP18, el qatarí Abdulá bin Hamad al Atiya, tuvo un papel destacado en lograr que los países se pusieran de acuerdo y negociaran. Criticado al principio por lo que parecía una forma de actuar muy solemne y pasiva, demostró que la diplomacia árabe está bien fundamentada. No perdió los estribos ni aún cuando la reunión se extendió más de un día de lo acordado o cuando un escéptico del clima se hizo pasar por un delegado de Myanmar y lanzó un discurso desubicado negando el problema del cambio climático.
Por su lado las organizaciones no gubernamentales, a través de los eventos paralelos, mostraban también su realidad. Una de ellas, la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) tuvo un rol importante en denunciar varios hechos cometidos en contra de los pueblos indígenas, y es en este marco que surgieron representantes paralelos de la Confederación de Pueblos Indígenas de Oriente Boliviano (CIDOB), unos reconocidos por la COICA y los otros como parte de la delegación oficial boliviana. Los primeros hicieron campaña en contra de la carretera por el TIPNIS, de los otros no se escuchó nada.
La segunda semana, cuando llegaron los negociadores “duros”, las reuniones ya estaban caldeadas. Varios países que antes conformaban el Protocolo de Kioto decidieron no renovarlo dado que Estados Unidos, China e India, tampoco participaban de él, es así que Canadá, Rusia, Nueva Zelandia y Japón, se retiraron oficialmente.
Las crisis económicas de Estados Unidos y la Unión Europea fueron las principales excusas para que el financiamiento no fuera el prometido en la anterior COP17. En el año 2010 los países ricos habían comprometido una bolsa de cien billones de dólares para el 2020, con un fondo inmediato (fast track) de 30 billones, lo que no ha ocurrido. Y los países en desarrollo no estaban para disculpas y querían que se cumpliese lo acordado dejando claro que no estaban pidiendo limosnas sino una compensación por los daños que sufrían debido al cambio climático, causado en buena parte por la industrialización de los ricos. Acá entraba también el tema de la transferencia de tecnología y la propiedad intelectual, unos querían venderla y los otros se negaban a comprarla. Negociaciones iban, discusiones venían, la intervención del delegado de Filipinas, Naderev Saño, fue dramática cuando el hombre se quebró a la mitad de su discurso mientras hablaba sobre el tifón que golpeó a su país este año y mató a cientos de personas, “no más retrasos, no más excusas”, reclamó. Por primera vez la plenaria quedó en absoluto silencio.
TEMAS COMPLICADOS
El tema de los mercados de carbono fue también un punto álgido. Los países en desarrollo se negaban a permitir que aquellas naciones desarrolladas que hubiesen abandonado el Protocolo de Kioto (y aquellos que no están inscritos) gozaran de los beneficios que tienen aquellos países que sí lo cumplen. En este sentido Rusia se puso firme y fue uno de los culpables de que la reunión que debía terminar a las 18.00 del viernes 7, se extendiera hasta más allá de la noche del sábado. Pero los disidentes no lograron su objetivo: dentro de las decisiones asumidas se ha dejado claro que quienes no estén dentro del Protocolo no tendrán ningún privilegio.
Los países que se han comprometido a reducir sus emisiones durante el segundo periodo de Kioto, son los de la Unión Europea, Australia y Noruega, que generan poco más del 15 % del total de emisiones contaminantes mundiales. China e India (los mayores contaminantes, son aún considerados países en desarrollo por lo que no estaban obligados a entrar en el Protocolo) y Estados Unidos nunca lo ratificó.
Christiana Figueres, la secretaria ejecutiva de la UNFCCC ha calificado de "histórico" el nuevo acuerdo. Pero muchos han criticado que no haya compromisos reales de los países más contaminantes del mundo. "Tenemos la tecnología y las finanzas. La ventana de los dos grados centígrados (de aumento en las temperaturas globales) se está cerrando sobre nosotros", insistió la secretaria. La próxima COP19 se celebrará en Varsovia, Polonia, y para ella ya tienen que haber algunos resultados de todos los programas (ver recuadro) que se han implementado. Lamentablemente la mayoría de acuerdos se han pactado para 2015 y para 2020 y los científicos aseguran que el paso de los negociadores no es el mismo que el de la ciencia. .
EL PORTAL DE DOHA PARA EL CLIMA
Hernán Carlino (*)
Por el acuerdo alcanzado, se decide establecer arreglos institucionales, tales como un mecanismo internacional que permita hacer frente a los daños y las pérdidas asociadas con los impactos del cambio climático en los países en desarrollo que son particularmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático. Esos arreglos institucionales debieran estar completados a fines de 2013.
En materia de financiamiento, los acuerdos dejan a muchas partes insatisfechas pues se esperaba más y más tempranamente. Respecto del corto y mediano plazo, el acuerdo llama a los países desarrollados a proveer recursos de financiamiento durante el período 2013 – 2015 al menos en los mismos niveles en que lo hicieron entre el 2010 y el 2012, la fase de arranque temprano.
Los avances en el Fondo Verde para el Clima (GCF, por su sigla en inglés), en el Comité Permanente, la articulación entre la COP y el GCF, y la consolidación del programa de trabajo sobre financiamiento a largo plazo, indican que el proceso está asentado sobre bases más firmes, pero la discusión de fondo sobre las diversas fuentes de financiamiento, caracterizará las próximas sesiones.
La cumbre también logró que se acordaran las enmiendas al Protocolo de Kioto. El acuerdo adopta las enmiendas acordadas, confirma el inicio del segundo período de compromiso y decide extender ese período hasta el 31 de diciembre de 2020, garantiza la continuidad legal y se expide sobre las modalidades de aceptación de las enmiendas. En síntesis, regula los aspectos vinculados con una transición ordenada al segundo período de compromiso.
Respecto de los números, el nivel de ambición de los compromisos cuantitativos de limitación y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para el segundo período de compromiso, establece que los países del Anexo I que conforman el Protocolo revisitarán esos compromisos -ya informados- a más tardar en el 2014.
En lo que concierne a las acciones de mitigación apropiadas a cada país (NAMAs, por su sigla en inglés), se decide establecer un programa de trabajo para promover el entendimiento de la diversidad de esas acciones de mitigación. El programa de trabajo se iniciará en 2013 y finalizará en el 2014.
Un aspecto menos visible, pero igualmente importante, ha sido la posibilidad de ordenar la diversidad de procesos que se desplegaban en simultáneo y definir una trama articulada de vías de negociación.
(*) Especialista en Política Climática, Investigador del Centro de Estudios en Cambio Climático Global – ITDT
BOLIVIA EN LA COP18
Cuidando bien de no quedar aislada en sus posiciones, la delegación boliviana encabezada por René Orellana, tuvo un papel importante sobre todo en la mesa del Mecanismo Internacional de Daños y Pérdidas, que fue promovido por Bolivia y ha sido aprobado para su desarrollo y aprobación en la COP19. Este mecanismo tendrá que dar respuestas rápidas y concretas ante los impactos de eventos climáticos extremos.
A pedido de Bolivia se inicia la discusión y trabajo de texto sobre Mecanismos de Mitigación no Basados en Mercados así como la forma de su financiamiento, abriéndose un proceso de discusión y desarrollo de propuestas alternativas en temas estratégicos para los países en desarrollo como son los que se refieren a visión compartida, tecnología, y enfoques que no están basados en el mercado, entre los más importantes.
Se ha establecido trabajar en la forma de flexibilizar las barreras de Patentes y Licencias de Tecnologías a través de acciones del Comité Ejecutivo de Tecnología (TEC por su sigla en inglés). Además no se podrán implementar inmediatamente los nuevos mercados de carbono. Su creación está sujeta a una discusión en 2014.
Lo que faltó
Compromiso. No hay compromisos claros de reducción de emisiones, algunos ofrecen entre 25 y 40 % de reducción de emisiones y con un agregado de solo 18% considerando las ofertas actuales de los desarrollados.
Financiamiento. Se carece absolutamente de mecanismos que viabilicen el financiamiento para el cambio climático. Se reitera la oposición permanente de los países desarrollados para proveer financiamiento y tecnología a los países en desarrollo. Por lo mismo, tampoco existen compromisos de transferencia de tecnología.
Control. No hay un sistema de control y transparencia que permita conocer cuánto efectivamente redujeron sus emisiones los países desarrollados, particularmente los que no están en el segundo periodo de compromisos del Protocolo de Kioto.
(/www.alainet.org/)
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