Científicos brasileños anunciaron el descubrimiento de un río subterráneo de unos 6.000 kilómetros de extensión, que corre por debajo del Amazonas a una profundidad de unos 4.000 metros.
El hallazgo supone algo grandioso, ya que se trataría del río subterráneo más grande del mundo y ha estado escondido hasta ahora. Pero quizás no se trata exactamente de un río. Su existencia como tal ha sido cuestionada por algunos investigadores. Según recoge la BBC, consideran que la misteriosa corriente no puede considerarse un río en el sentido convencional, ya que el agua se mueve a través de rocas porosas a una velocidad de centímetros por año y, además, es muy salada.
El descubrimiento fue posible gracias a investigaciones hechas en 241 pozos que la empresa petrolera Petrobras perforó en la región amazónica entre los años 1970 y 1980 en busca de hidrocarburos.
Un estudio realizado por el departamento de Geofísica del Observatorio Nacional Brasileño señalaba que esas aguas subterráneas corren a unos 4.000 metros de profundidad en un curso similar al del Amazonas y tienen un caudal calculado en cerca de 3.000 metros cúbicos por segundo.
Este caudal representa apenas el 3% del que se calcula para el río Amazonas, que tiene sus nacientes en la selva peruana, desemboca en el océano Atlántico en el extremo norte de Brasil y es considerado el río más largo del mundo, con una extensión de unos 6.800 kilómetros.
Los investigadores decidieron bautizar el supuesto río subterráneo como Hamza, en homenaje al científico de origen indio Valiya Mannathal Hamza, que estudia la región desde hace más de cuatro décadas.
Sin embago, no todos los científicos están de acuerdo con que lo encontrado sea un río.
El geólogo Olivar Lima, de la Universidad Federal de Bahía, cree que hablar de un río es una equivocación, ya que la velocidad del agua es demasiado baja, de 10 a 100 metros por año, según ha revelado al diario Estado de São Paulo. Algunos científicos estiman que la velocidad del movimiento es incluso más lento que en los glaciares.
“No es un río en absoluto”
“Primero de todo, la palabra río debería ser eliminada del proyecto. No es un río en absoluto”, dice contundente Jorge Figueiredo, de la compañía Petrobras.
Según explica, el agua y otros fluidos podrían discurrir a través de los poros de la roca sedimentaria, pero sería improbable que alcanzara el océano Atlántico porque las cuencas sedimentarias con rocas porosas están separadas por depósitos de roca más antigua, que constituye una barrera impermeable. Además, “a una profundidad de 4.000 metros, no hay posibilidad de que haya agua fresca. Tenemos datos que indican que el agua es salina”.
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