miércoles, 1 de febrero de 2012

Juguetes de plástico ayudan a despertar la conciencia ambiental

“Las personas adultas que viven cerca de los canales de riego ya están acostumbradas a botar ahí la basura y no tienen mucho interés sobre los impactos en el medio ambiente”, dice Kaname Sugimoto.

Fue a raíz de esta problemática que el japonés buscó el respaldo de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) y creó el proyecto Ipo Ipo (paso a paso, en su idioma natal), que consiste en utilizar plástico desechado para construir juguetes, con lo que además de reciclar materiales, busca concienciar sobre el cuidado del medio ambiente.

Fabricando cohetes, automóviles y otros objetos con botellas de plástico, este japonés de 26 años difunde los valores de preservar la naturaleza entre los comunarios y miembros de la Asociación de Usuarios del Sistema Nacional de Riego La Angostura (AUSNR N° 1), en Cochabamba.

Sugimoto, titulado en educación ambiental por la Universidad de Agricultura y Tecnología de Tokio, también capacita a los profesores en talleres para que ellos transmitan lo aprendido a sus alumnos.

Un proceso creativo

“Hay que mostrar cosas impactantes para llegar a los estudiantes y profesores. Si les doy materiales que no tienen impacto, no tomarán interés en la problemática ambiental”, dice el voluntario que para desarrollar su proyecto se inspiró en experiencias similares que tuvieron éxito en su país.

Para Sugimoto, aunque de inicio los niños no relacionen estos objetos con la reutilización de materiales o el cuidado del medio ambiente, tarde o temprano su manipulación y creatividad los hará reflexionar sobre el tema. “Se puede lograr que germine en sus mentes la conciencia sobre el medio ambiente”, explica.

Así nació la idea de construir y utilizar un juguete muy popular en Japón: el cohete que se fabrica con botellas y logra elevarse hasta 100 metros gracias a la ayuda de agua y un inflador de aire para pelotas. El movimiento se genera cuando el aire y el agua unidos en el tanque producen una gran presión que, al ser liberada, impulsa al vehículo.

Detalles

Hacer divertido el cuidado del medio ambiente es muy importante en sus talleres. Por este motivo, Sugimoto está pensando dictar clases para enseñar a los niños a fabricar el cohete, aunque recomienda que “siempre deben hacerlo bajo supervisión de un adulto”.

Para su construcción se necesitan dos botellas de plástico de medio litro para armar el tanque, la cabeza y el tronco, y otras dos de 2,5 litros para dar forma a las alas.

Inspirado en el cohete, este ambientalista se animó también a crear un auto que es capaz de desplazarse por el suelo.

Para construirlo utiliza dos botellas de medio litro, destinadas al tanque y al cuerpo, y cuatro recipientes de cualquier tamaño para las ruedas.

En Japón, la idea de relacionar la diversión con el cuidado del medio ambiente se incorpora desde la enseñanza básica.

Según cuenta Sugimoto, a pesar de que esta costumbre se va perdiendo con el transcurso del tiempo, él la aprendió y la practicó desde muy pequeño, cuando guardaba materiales que su madre no necesitaba para fabricar sus propios juguetes.

Los canales y la basura

Manuel Rocha, gerente general de AUSNR N° 1, entidad que acoge gustosa la iniciativa de Sugimoto, explica que el agua que almacenan en la represa de La Angostura es distribuida en diferentes municipios, como Tiquipaya, Colcapirhua, Quillacollo y el distrito 9 de Cercado, lugares en los que la mayoría de los beneficiarios se dedica a la producción lechera, de hortalizas y forraje.

“Uno de los principales problemas que tenemos es la acumulación de basura en los diferentes canales que pasan principalmente por Cercado. Las personas que más se quejan por la acumulación de basura son las que más contribuyen a la contaminación”, señala.

Para el voluntario japonés es imprescindible que poco a poco se genere un cambio en la actitud de los comunarios cochabambinos, y cree que aunque esto no se logrará de la noche a la mañana, se puede empezar por cambiar pequeños hábitos como el reciclaje.

“Así, las personas dedicadas al recojo de basura podrían acceder a otros y mejores empleos con una mejor utilización de los recursos asignados a esta actividad”, explica.

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