Santa Cruz / El Deber.- La presencia de cultivos de coca en la Reserva Forestal de Producción Choré, una de las tres que tiene el departamento de Santa Cruz, tensiona la relación entre colonos e indígenas.
La zona, rica en especies maderables, como el bibosi, ochoó y otros, está perdiendo grandes árboles para dar espacio a los sembradíos de coca.
Uno de los más alarmados por el problema es David Pérez, integrante de la Asamblea Autonómica Departamental, que lo reconoce como dirigente del pueblo mojeño.
Fue iniciativa suya invitar a este medio a comprobar la existencia de las plantaciones en inmediaciones de los ríos Ichilo e Ibabo, concretamente a una hora de la comunidad Pueblo Nuevo, asentada sobre el Ibabo.
El asambleísta estuvo acompañado por algunos moradores mojeños de la zona, que prefieren reservar su identidad, porque ya hubo enfrentamientos por la ocupación de los territorios.
El procedimiento consiste en deforestar una parte del monte y esperar a que el agua evapore. Al cabo de 25 días se realiza una quema. La madera no es aprovechada, porque se espera que el monte esté listo para colocar los plantines, que están colocados cerca del área desmontada.
La Federación de Colonizadores de Yapacaní es vista con sospecha por parte de un sector del pueblo mojeño, que se siente invadido por los colonos.
Sin embargo, René Vargas Moreira, que trabaja en la asignación de territorios por parte de la Federación de Colonizadores, asegura que no sabe nada del asunto, puesto que su gente, agrupada en 75 sindicatos y ocho centrales, tiene la consigna de “coca cero” para sus cultivos, como se acordó en diferentes ampliados y reuniones.
El viceministro de Tierras, Alejandro Almaraz, aseguró que, como establece un decreto supremo, nadie debe ingresar a la zona para realizar cultivos agrícolas.
El secretario general de la Federación del Trópico de Cochabamba, Julio Salazar, que aglutina a varios sindicatos de cocaleros, manifestó que pedirá al Gobierno la erradicación inmediata de esas plantaciones, puesto que, además de perjudicarlos, son cultivos ilegales.
Un tercer actor en el conflicto es el pueblo yuracaré, que asiste a las reuniones de la Federación de Colonizadores y no reconoce a David Pérez como dirigente, porque es parte de la estructura de la Prefectura.
Ramiro Galindo, representante de los yuracaré, asegura que ellos también han denunciado la presencia de cocales, pero ni los medios de la capital oriental ni el Canal 7 les dan cobertura.
Una de las maneras de proteger la zona consiste, según David Pérez, en crear un centro de protección de la biodiversidad y ecosistemas del Choré.
El proyecto incluye la construcción de espacios para 50 familias, que trabajarán como guardias forestales.
Los detalles
La cobertura boscosa en la reserva Choré actúa como barrera ante los vientos.
En la zona se retiene gran cantidad de líquido, incluso cuando el sol está fuerte.
Así se recargan los acuíferos, que mantienen húmedos los suelos del norte integrado.
Sin embargo, la biodiversidad de la zona se ve afectada por las plantaciones de coca.
El Gobierno asegura que es una actividad ilegal en zonas como esa.
Los cocaleros del trópico de Cochabamba aseguran que pedirán la erradicación.
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