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lunes, 5 de septiembre de 2016
El fuego arrasa con todo lo que está a su paso
Cuando se producen incendios forestales, los animales que habitan los bosques intentan sobrevivir alejándose de las llamas; pero no todos tienen esa capacidad de reacción, algunos animales hibernan o tienen periodos de aletargamiento en cualquier momento del año. Hasta ahora, los científicos no sabían si percibirían el peligro y si serían capaces de despertarse a tiempo y ponerse a salvo.
Un equipo de investigadores, liderado por la Universidad de Nueva Inglaterra en Australia, ha estudiado por primera vez la respuesta física al humo y al fuego de los animales que hibernan, y se ha centrado en la zarigüeya pigmea oriental (Cercartetus nanus), que vive en los árboles de la costa sudeste de Australia y Tasmania.
Según el estudio, publicado en la revista The Science of Nature, este pequeño y ágil marsupial nocturno que utiliza su cola para trepar a los árboles puede detectar el humo de los incendios mientras está en un estado de aletargamiento. Para llegar a esta conclusión, los científicos realizaron varios experimentos en laboratorio con cinco zarigüeyas aletargadas. Durante este periodo de inactividad y de descanso metabólico, los animales no se alimentan y su temperatura corporal desciende. En el caso de las zarigüeyas, este tipo de ahorro energético pude ocurrir en cualquier época del año y se puede alargar hasta un mes.
“En estado salvaje, permanecen en nidos de corteza y hojas en los huecos de los árboles, bajo tierra o en nidos de aves. Pero los animales pueden sufrir quemaduras durante los incendios controlados que se realizan en invierno o en los incendios forestales del verano que cada vez son más frecuentes en Australia a causa del cambio climático”, señalan los autores.
A pesar de que las zarigüeyas pigmeas orientales son capaces de oler el humo durante su estado de aletargamiento, sus reacciones dependen de la temperatura. En los experimentos, los científicos no observaron respuestas por parte de los animales cuando la temperatura exterior se mantenía a 10 ºC y las zarigüeyas tenían una temperatura corporal baja. Con 15 ºC, los tres machos del estudio se desperezaron lo suficiente como para empezar a moverse, mientras que las dos hembras sólo levantaron la cabeza.
“Un descenso de su temperatura corporal por debajo de los 13 ºC provoca que sus reacciones y movimientos sean extremadamente lentos y muy básicos”, recalca el trabajo
En ese sentido, la temperatura corporal del animal desempeña un papel importante en su habilidad para desplazarse. Cuando ésta ronda los 24 ºC, las zarigüeyas pigmeas son capaces de realizar movimientos avanzados como levantar sus colas.
“Un descenso de su temperatura corporal por debajo de los 13 ºC provoca que sus reacciones y movimientos sean extremadamente lentos y muy básicos”, recalca el trabajo.
Para los investigadores, estos resultados son particularmente importantes si se tienen en cuenta las previsiones climáticas para los próximos años y el aumento de la frecuencia de los incendios debido al cambio climático.
Pero los investigadores destacan la importancia del estudio en cuanto a los incendios controlados que se realizan en invierno para reducir la cantidad de material vegetal inflamable en las zonas donde son frecuentes los incendios en verano.
ZARIGÜEYAS
Los investigadores señalan que algunos animales que están aletargados pueden detectar el humo y huir cuando se produce un incendio.
INSECTOS
En los bosques en los que el fuego no es un mecanismo de alteración natural, éste puede tener efectos devastadores sobre las especies forestales de vertebrados e invertebrados, no sólo porque les causa la muerte directa, sino también porque provoca efectos indirectos más duraderos como estrés y desaparición de hábitats, territorios, cobijo y alimento. La desaparición de organismos de gran importancia para los ecosistemas forestales, tales como invertebrados, polinizadores y descomponedores, puede retardar de forma muy significativa el índice de recuperación del bosque.
ALIMENTOS
La pérdida de árboles frutales se traduce en una reducción del número de especies de aves y de animales que se alimentan de frutos; este efecto es particularmente acusado en los bosques tropicales.
Algunos meses después de los incendios que ocurrieron en 1982-1983 en el parque nacional de Kutai, en Kalimantan oriental, disminuyó drásticamente el número de ejemplares de aves, cuya alimentación depende de los frutos, y sólo pervivieron en gran número las aves insectívoras, como el pájaro carpintero, gracias a la abundancia de insectos xilófagos.
ANIMALES
En los bosques quemados se reducen las poblaciones de mamíferos pequeños, aves y reptiles, y también los carnívoros tienden a evitar las zonas quemadas. La disminución de la densidad de pequeños mamíferos como los roedores puede influir negativamente en el suministro de alimentos a los carnívoros de tamaño reducido.
Los incendios también destruyen la hojarasca y las comunidades de artrópodos que la habitan, limitando aún más la disponibilidad de alimentos para las especies de omnívoros y carnívoros (Kinnaird y O'Brien, 1998).
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