El secretario general de la ONU ha advertido que el mundo está invirtiendo mucho menos en energía con baja emisión de carbono de lo que necesita para alcanzar los objetivos internacionales de limitar el calentamiento global acordados en las negociaciones sobre el clima que tuvieron lugar en París el mes pasado.
Ban Ki-moon dijo, ante una audiencia de inversionistas en una conferencia en la ONU la semana pasada, que aunque la energía derivada de fuentes "limpias" como la solar y la eólica estaba aumentando, su crecimiento "no era lo suficientemente rápido".
Pidió a los inversionistas internacionales duplicar sus inversiones en energía limpia para el año 2020, indicando que se necesitaba un "incremento masivo" para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero con el fin de lograr el objetivo acordado en París de mantener el calentamiento global "muy por debajo" de 2ºC, y para proveer de electricidad a más de mil millones de personas que no tienen acceso a ella.
Sin embargo, ejecutivos de la industria de la energía dicen que los Gobiernos y las instituciones financieras aún no han implementado las estructuras normativas y los instrumentos de inversión que pueden atraer a los grandes flujos de capital adicionales.
La inversión mundial en energía renovable y eficiencia energética aumentó 4 por ciento hasta los 329 mil millones de dólares el año pasado, según Bloomberg New Energy Finance, a pesar de la caída de los precios del petróleo.
Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención sobre el Cambio Climático de la ONU, dijo que el débil precio del crudo ha tenido un impacto positivo en las energías renovables, ya que había comenzado "a eliminar las inversiones totalmente irresponsables en petróleo y gas". Wood Mackenzie, una consultoría, ha estimado que se han retrasado o cancelado alrededor de 380 mil millones de dólares en proyectos de petróleo y gas debido a la caída de los precios.
Para que esa inversión se desvíe hacia las energías renovables, muchos países tendrán que mejorar las políticas y regulaciones en materia de energía, según un grupo de ejecutivos de la industria de la electricidad quienes presentaron un documento sobre el tema en el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) en Davos a principios de este mes.
Steve Bolze de General Electric y uno de los copresidentes de ese grupo, dijo que tradicionalmente en las economías emergentes, los Gobiernos habían financiado 60 a 70 por ciento del gasto en infraestructura eléctrica, por lo que un fuerte aumento de la inversión implicaría que la mayor parte del dinero tendría que venir del sector privado.
Ignacio Galán, presidente ejecutivo de Iberdrola, el grupo eléctrico español, y el otro copresidente del grupo del WEF, dijo que eso significaba que las economías emergentes necesitan "estructuras regulatorias estables y predecibles" que fueran neutrales entre las diferentes tecnologías de energía, en lugar de "apoyar una tecnología en particular que sea políticamente favorable".
Las economías emergentes, entre ellas Chile y Sudáfrica, han puesto en marcha buenos programas para atraer inversiones en energía renovable y estaban comenzando a dar resultados, dijo Rachel Kyte, enviada especial del Banco Mundial para el cambio climático. Pero todos los países necesitaban emular esas políticas.
Mindy Lubber, presidenta de Ceres, un grupo estadounidense que trabaja con inversionistas en temas ambientales y sociales, dijo que una política clave para aumentar la inversión en energía renovable era establecer el precio de las emisiones de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero.
"Hacer que los inversionistas defiendan la necesidad de un precio del carbono cambiaría todo el debate en Estados Unidos y en el mundo", dijo.
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