El viento en Oruro, a diferencia de otras ciudades siempre lleva tierra, pero no sólo eso, también lleva basura, especialmente bolsas plásticas, que son desechadas de forma unitaria y aisladas, sin embargo, existen algunas maneras de evitar que esto pase.
Las bolsas plásticas pueden ser reusadas, o simplemente reemplazadas por bolsas de tela, para ya no generarlas, pero otra forma es introduciéndolas dentro de botellas de plástico, que luego serán también recicladas, esto evitará que las bolsas que ya no sirvan no vuelen con el viento.
Se conoce que las bolsas de plástico requieren de grandes cantidades de energía para su fabricación, y están hechas de sustancias derivadas del petróleo, que pueden tardar en degradarse más de medio siglo.
Además las bolsas serigrafiadas pueden contener residuos metálicos tóxicos.
La gran mayoría acaba siendo desechada sin control, contaminando tanto las ciudades como los ecosistemas naturales.
En el medio ambiente su impacto es devastador, porque además de poner en riesgo la vida de los animales que pueden ingerirlas, también aíslan la tierra del agua, lo que provoca la erosión de los suelos.
Datos que muestran algunos artículos al respecto, señalan que Estados Unidos y la Unión Europea consumen el 80 por ciento de la producción mundial, aunque su generalización en los países en vías de desarrollo está agravando el problema.
Ante este conflicto ambiental mundial, los países están planteando diversas medidas para reducir su uso, a través de la sustitución del material de estas bolsas por otros totalmente biodegradables.
En Bolivia existen muchas instituciones y organizaciones ambientales, que promueven el uso de bolsas de tela, como se hacía antes, incluso para ir al mercado, se usaban bolsas hechas de un material mucho más duradero, con el fin de usarlas por muchas veces. El cuidado del medio ambiente está en manos de cada uno de los habitantes.
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