A la hora de llevar el automóvil para pasar la prueba de emisiones, diversos gases contaminantes se evalúan para determinar si el vehículo es factible de pasar dentro de los mínimos rangos que se tengan establecidos. En la mayoría de los programas se verifican principalmente dos tipos de contaminantes: el monóxido de carbón e hidrocarburos. Sin embargo existen también los óxidos de nitrógeno y la operación del "sistema de control de emisiones de vapor", el cual captura y retiene los vapores del tanque de combustible.
Monóxido de Carbono (CO). De los tres principales contaminantes el monóxido de carbono es el más peligroso porque no se puede ver u olerlo. Una concentración de 0.5% de CO en el aire puede poner a una persona inconsciente y matarla en un lapso de 10 a 15 minutos. Incluso una menor concentración porcentual (0.04%) puede causar dolores de cabeza y amenazar la vida de una persona tras varias horas de exposición.
Hidrocarburos (HC). Las emisiones de hidrocarburos son gasolina sin quemar y vapores de aceite. Aunque no son directamente dañinos, son los mayores contribuyentes para el smog y la contaminación del ozono. Los hidrocarburos en la atmósfera reaccionan con el sol y se rompen para formar otros componentes químicos que irritan los ojos, las fosas nasales, garganta y pulmones.
Óxidos de Nitrógeno (NOX). El nitrógeno crea el 78% del aire que respiramos. Aunque normalmente es inerte y no se involucra directamente en el proceso de ignición, en temperaturas de combustión por arriba de los 1370°C el oxígeno y el nitrógeno se combinan formando varios componentes llamados “óxidos de nitrógeno”. Este evento ocurre normalmente cuando el motor tiene mucha carga y la válvula reguladora está completamente abierta.
Emisiones de Vapor. Los vapores de combustible que emanan del tanque pueden ser otra fuente de smog y contaminación del ozono. Es por ello que en los últimos 20 años los tanques de combustible han sido mejor sellados para prevenir la pérdida de estos vapores. Un tanque de combustible debe tener cierta ventilación para que este pueda “respirar” durante los cambios de temperatura y cuando el motor está trabajando. Para hacerlo varias mangueras están conectadas a un frasco lleno de carbón usualmente localizado en el compartimento del motor.
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