En lugar de desbordar el océano de plástico, como estamos haciendo, científicos de Harvard proponen darle la vuelta a la cuestión, es decir, obtenerlo a partir de los desechos de la pesca, concretamente de las cáscaras de camarón.
Investigadores del Instituto Wyss de Harvard han encontrado un método que permite la fabricación en serie de un plástico biodegradable obtenido a partir del quitosano, una forma de la quitina, un compuesto natural que proviene de la concha de los camarones, de otros crustáceos o insectos.
El bioplástico obtenido tiene características similares a las de los plásticos convencionales, aseguran los científicos que lo han creado, pero sin el problema ambiental, superando asímismo a los bioplásticos gracias a ser totalmente biodegradables.
APLICACIONES
Recordemos que la quitina es un polisacárido natural muy común, el segundo polímero más abundante en la Tierra, después de la celulosa. De hecho, la mayoría de los bioplásticos se producen a partir de celulosa, pero rara vez se degradan por completo.
Los camarones son un importante recurso pesquero y alimenticio en todo el mundo, por lo que su abundancia e importante distribución harían de estos crustáceos una interesante materia prima para la fabricación del mencionado bioplástico. En este caso, el nuevo bioplástico además sirve para alimentar a las plantas y sería viable para utilizarse en lugar de los plásticos convencionales en numerosas aplicaciones industriales. O, lo que es lo mismo, sustituiría al plástico en objetos cotidianos como las hueveras, los vasos o envases de todo tipo.
Procedente de ésta y otras fuentes, cada año se obtienen en el mundo 120.000 toneladas de quitina de los residuos de mariscos. Actualmente, la quitina y el quitosano se utilizan en la industria farmacéutica, alimenticia o cosmética. En el futuro, con suerte, también servirá para hacer plástico.
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