Cada vez que el agua caliente usada en la cocina o en la ducha se va por el desagüe, con ella se van también cantidades sustanciales de energía. Aprovecharlas cuesta poco y sólo requiere mecanismos simples de intercambio y transmisión de calor. Algunos ya lo están haciendo.
Esa riqueza energética -que permite reducir el consumo de combustibles fósiles y las emisiones de gases que recalientan la atmósfera- fluye por las cloacas. Allí justamente la fue a buscar la municipalidad de la ciudad de Fürth, en el sudoriental estado alemán de Baviera.
Desde hace dos años, el gobierno de la ciudad utiliza el agua de las cloacas instaladas en la cercanía inmediata del palacio municipal para calentar el edificio durante el invierno alemán.
Los requisitos para recuperar la energía de la cloaca son un volumen constante de agua fluyendo por las tuberías de por lo menos 15 litros por segundo y temperaturas no inferiores a 12 grados. “Es decir, el agua tiene que ser usada y no estar mezclada con lluvia, que es muy fría para nuestros propósitos”, agrega la ingeniera a cargo de la administración de edificios en la ciudad bávara, Katrin Egyptiadis-Wendler.
En Fürth, la municipalidad instaló una serie de intercambiadores de calor a lo largo de 70 metros de tuberías cloacales. Esos dispositivos absorben el calor del agua usada y, mediante una bomba de calor lo elevan hasta 50 grados para inyectarlo al sistema de calefacción del edificio municipal, construido hace más de 170 años.
Este ahorro de energía implica que, cada año, se emiten 130 toneladas menos de dióxido de carbono (el principal gas de efecto invernadero) y 14 toneladas menos de partículas finas. Además, se ahorra 65 % del combustible que se empleaba antes de instalado el sistema, que llegaba a unos 85.000 metros cúbicos de gas por año.
La inversión total en el nuevo sistema de calefacción, de 550 mil euros (715.440 dólares), será completamente amortizada antes de 2018.
Apenas unos 30 edificios alemanes, en particular grandes centros comerciales y hoteles, utilizan sistemas semejantes para recuperar energía de las cloacas o del calor generado dentro de las instalaciones.
Este reciclaje de calor tiene sin embargo un aspecto negativo: el enfriamiento de las cloacas hace peligrar a las bacterias que constituyen un filtro natural de eliminación de impurezas de las aguas servidas.
El método puede ser aplicado de manera inversa durante el verano. El calor absorbido del agua usada de las tuberías, o de los edificios mismos, puede transformarse en frío para alimentar el aire acondicionado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario