El presidente Evo Morales es el único mandatario que ha oficializado su presencia para el 9 de diciembre próximo en la XVI Conferencia de las Partes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Cambio Climático (COP16) que se celebra en Cancún, en el municipio de Quintana Roo, México, bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Unfccc).
Los delegados de organizaciones y distintos movimientos indígenas bolivianos que viajaron hasta México expresaron ayer su molestia porque no todos han sido acreditados, por lo que no pueden participar en las negociaciones ni en las presentaciones que se están realizando en la más importante reunión de cambio climático a nivel mundial.
Negociadores de 194 países están reunidos en uno de los complejos turísticos más lujosos para determinar sus posiciones respecto a las decisiones que se adoptarán para afrontar las consecuencias del cambio climático y del calentamiento global.
Sin embargo, si bien uno de los puntos importantes en la agenda es el rol de los pueblos indígenas, delegados de la Confederación Nacional de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasusyu (Conamaq), Bartolina Sisa, la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia (Cscib) y de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Cstucb) tienen que ver desde afuera lo que sucede en el Moon Palace, donde se desarrolla la COP16, porque la Cancillería de Bolivia no realizó a tiempo los trámites de acreditación.
Uno de los dirigentes, quien solicitó no ser identificado por temor a represalias, dijo a Los Tiempos: “Ojalá la Cancillería pueda hacer que nuestros hermanos, que están afuera, puedan ingresar a la conferencia”.
Respecto a quién está pagando la presencia de éstos en México, el mismo dirigente dijo: “Del financiamiento es complejo hablar.
Estamos haciendo ajustes porque la vida es cara acá en México, así que nos estamos limitando. Tenemos un pequeño apoyo, aunque no es suficiente… Pero prefiero no hablar de eso”.
Este medio pudo comprobar que –a diferencia de lo sucedido en la COP15 realizada en Dinamarca el año pasado, donde la presencia de Bolivia fue notoria además por la participación directa del presidente Evo Morales y también por la de los líderes indígenas como Rafael Quispe del Conamaq (que incluso quemó una ofrenda en una de las primeras presentaciones de Bolivia, lo que atrajo la atención de varios medios internacionales, y que también está en México pero sin acreditación)– esta vez la presencia boliviana se ha visto notoriamente disminuida, aunque es uno de los países más radicales en su postura.
Los puntos de Bolivia
Bolivia ha decidido no ingresar dentro de los mercados de carbono, uno de los mecanismos de compensación que se están estableciendo para los países en desarrollo. A través de Reducción de Emisiones por Deforestación y de Degradación (REDD+), los países industrializados comprarán bonos de carbono en mercados voluntarios o establecidos dentro del Protocolo de Kioto a los países que conserven sus bosques, induciendo de esta manera a su preservación. Aunque el mecanismo necesita varios ajustes, ha sido aceptado por varias naciones donde ya se están desarrollando proyectos REDD+
Los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), a la cual pertenecen Bolivia, Venezuela, Cuba, Nicaragua, la Mancomunidad de Dominica, Honduras, Ecuador, San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda, han acordado no acogerse a los mercados de carbono, aunque en algunos de estos países, como Ecuador, ya se están llevando a cabo proyectos de REDD+.
En Bolivia ya se han recibido 4,4 millones de dólares del fondo de las Naciones Unidas Unredd+ y Alemania ha proporcionado 10 millones de dólares para proyectos pilotos de REDD+ en San Ignacio y Guarayos (Santa Cruz).
Bolivia propone la creación de un tribunal de justicia climática y el pago de la “deuda ecológica histórica”. También sostiene que el seis por ciento del PIB de las naciones industrializadas se destine a un fondo para pagar esta deuda histórica, y que la temperatura no se incremente a más de un grado centígrado frente a los 1,5 grados que propone la mayoría de los otros países en desarrollo.
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