lunes, 22 de junio de 2015

COP21: Bolivia y las estrategias globales hacia el pacto por la madre tierra

CLAVE | LA PRÓXIMA REUNIÓN EN PARÍS DE LAS NACIONES UNIDAS PARA TRATAR SOBRE EL CALENTAMIENTO GLOBAL Y LOS EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO, ES VITAL PARA LA HUMANIDAD.

Hace un par de semanas que ha terminado, en Alemania, la reunión de casi todos los países que conforman las Naciones Unidas, entre ellos el Estado Plurinacional de Bolivia, donde se han comenzado a trazar las estrategias que van a servir como respuesta al problema global del calentamiento del planeta y el cambio climático (ver recuadro 1). Una respuesta que debe ser histórica.

El lugar donde se negociará esta respuesta será París, durante la reunión de los países miembros de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que en su versión 21ava, se realizará a fin de año.

¿Qué tiene de importante esta reunión sobre las anteriores? Que en París ya no se pueden dilatar compromisos porque se necesita crear un acuerdo que establezca las reglas para que los países tomen medidas contra el calentamiento global, el que se magnifica por la emisión de gases de efecto invernadero que producen sobre todo los combustibles fósiles, como el petróleo, el carbón y el gas, que se usan para la industrialización. Lograr ese acuerdo no va a ser una tarea fácil, pero ya no hay tiempo para esperar porque el único mecanismo que trataba de regular de alguna manera esta situación, el Protocolo de Kyoto, está a punto de expirar (Ver recuadro 2), y se necesitan reglas sólidas sobre el tablero para seguir viviendo.

Tampoco es un asunto justo, ni mucho menos, por eso se habla tanto de la necesidad del funcionamiento de un tribunal climático. Además es un tema de vulneración de los derechos humanos el que los más pobres tengan que pagar por el bienestar de los más ricos, aunque estos ahora quieran, o tengan, que remediar de alguna forma (y a veces regañadientes) el daño.

Pero ahora se ha dejado de apuntar exclusivamente a los países más industrializados como los responsables únicos, siendo que países en desarrollo como Bolivia están en plena exploración y explotación de combustibles fósiles, y que por ello la emisión de gases de efecto invernadero a la larga continuará, cuando lo que se necesita es detenerla por completo.

20 reuniones. 20 Conferencia de las Partes (COP), y con los científicos encima, las poblaciones que reclaman y que sufren las consecuencias del calentamiento del planeta y la inacción de sus líderes, los negociadores tienen el reloj en contra.

Por todo, antes de la reunión de fin de año, se realizarán varias intermedias en las que se trabajará sobre un borrador que se tratará los días en los que se realice la COP, y estas reuniones suceden generalmente en Bonn (Alemania). Con el complemento de que esta vez, a la reunión de Bonn, se reunieron paralelamente los líderes del G7: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, en una ciudad también alemana, y que en un comunicado considerado histórico, se comprometieron a dejar atrás el uso de combustibles fósiles, a dar total impulso a las energías renovables y a lograr el financiamiento para los más afectados por el cambio climático.

De todo eso se trata la COP21 en Francia, en la que Bolivia participará a través de Diego Pacheco y otros cinco negociadores, que reemplazan a Alexandra Moreira, hoy Ministra de Medio Ambiente y Agua, (con la que tratamos de comunicarnos varias veces sin éxito), y al ex jefe de la delegación boliviana, hoy Ministro de Planificación y Desarrollo, René Orellana.



HABLANDO DE RESPONSABILIDAD

Uno de los pasos más importantes que se ha dado en el tema el año pasado, es que los países, todos, deben enviar a la CMNUCC sus Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional (INDCs, por sus siglas en inglés). Sin embargo el único país latino que ha enviado las suyas es México, quien las ha trabajado en consulta con sus ciudadanos.

Los países de la Unión Europea anunciaron que antes del 2030 reducirán en 40% sus emisiones con respecto a los niveles alcanzados en 1990. Por su parte, Estados Unidos se comprometió a reducir entre 26% y 28% sus emisiones hacia el 2025, mientras que Rusia reducirá entre 20% y 25% sus GEI para el 2030. En tanto, Suiza disminuirá en 50% sus emisiones hacia el 2030, de los cuales el 30% será en el propio territorio y el resto con proyectos exteriores de disminución de emisiones. Finalmente, Noruega se comprometió a aminorar en 40% sus emisiones al 2030 con un programa de proyectos que se llevará a cabo entre el 2021 y 2030. Sin embargo es preocupante ver el retroceso de Canadá y Australia, que en el pasado eran países más visionarios.

La importancia de estas contribuciones es que son compromisos que los países presentan para reducir los gases de efecto invernadero (GEI) de acuerdo a sus realidades, a través de acciones de mitigación, y que pueden incluir también compromisos en adaptación, financiación, desarrollo de capacidades y transferencia tecnológica. En la COP20, se pidió a las Partes que comuniquen sus contribuciones con suficiente antelación a la COP21, de tal modo que facilite la claridad, la transparencia y comprensión de las mismas. También se recomendó que los países menos adelantados y los Pequeños Estados Insulares en desarrollo puedan comunicar información sobre las estrategias, planes y medidas de desarrollo con bajas emisiones de GEI que reflejen sus circunstancias especiales. Se espera que los INDC constituyan el punto de partida de un mecanismo orientado a incrementar el nivel de ambición, lo que viene a resaltar aún más la importancia de su preparación oportuna y bien informada.



LOS RESULTADOS

Otro avance en Bonn ha sido el tema de un mecanismo de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD+). Este mecanismo proporciona un incentivo financiero para los gobiernos, las empresas y las comunidades con el objetivo de mantener la cobertura forestal en lugar de reducirla. Las políticas buscan no sólo aminorar las emisiones de carbono, sino también conservar la biodiversidad y la vida de las comunidades indígenas.

El gobierno de Evo Morales rechaza REDD+ porque asegura que tiene una visión netamente de mercados, sin embargo está claro que REDD+ llega a París fortalecido, aun cuando Bolivia presentó en la COP20 de Lima, el llamado “Mecanismo Conjunto de Mitigación y Adaptación para el Manejo Integral y Sustentable de los Bosques y la Madre Tierra” que queda como una alternativa pero que no termina de tomar fuerza. Hasta ahora en REDD+ se ha avanzado sobre la orientación adicional en el sistema de información de salvaguardias; orientación en enfoques no comerciales; y orientación sobre los beneficios de evitar emisiones de carbono.

También se ha adelantado algo respecto al llamado Fondo Verde (ver recuadro 3), pero no lo suficiente y ese es un punto ardiente en la agenda. Se necesita dinero para la transferencia de tecnología renovable, para implementar esa tecnología, para que los países ricos compensen a los países pobres por los daños causados por su ambicioso crecimiento, para hacer frente a los embates del cambio climático y no todos están dispuestos a aflojar las billeteras, sobre todo cuando no hay un mecanismo que los obligue a hacerlo. Esto ha quedado pendiente para las siguientes reuniones y debe estar limado hasta París, de lo contrario se avizoran serios problemas.

Otro punto importante es que se ha llegado a discutir que la meta ya no sea no sobrepasar los 2 grados, sino los 1,5 como propuso insistentemente desde hace tiempo Bolivia lo que beneficia a todo el planeta: a menos calentamientos, menos consecuencias.



El 1.5

Un reporte presentado por el Diálogo Estructurado de Expertos (SED por sus siglas en inglés) en un evento paralelo el 2 de junio en Bonn, Alemania, provocó un intenso debate entre los presentes. Los expertos del SED insistieron en que la meta de limitar el calentamiento global por debajo de los 2 °C debe ser considerada como una línea de defensa, es decir, un límite que no se debe sobrepasar, ya que todavía implica numerosos riesgos para los sistemas y los humanos. También defendieron la idea de lograr que la meta global de largo plazo tenga un límite de 1,5 °C. Los negociadores debatieron sobre el hecho de incluir o no esta nueva meta en el borrador del acuerdo que se quiere lograr en la COP21 en París, y finalmente se logró incluirlo.

Los logros de las dos semanas de Bonn se centraron principalmente en los avances del grupo a cargo de elaborar un texto de negociación para París que incluya los puntos de vista de 195 países, y como lo mencionó Christiana Figueres, secretaria de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), aunque no se sientan evidentes los resultados, estas dos semanas en Bonn han representado un gran progreso. “Los avances [en Bonn] no deben estar tan centrados en el texto en sí; el principal avance es el entendimiento de la forma cómo los gobiernos y los actores no estatales [ciudadanos, empresas, ONG] están acelerando la transformación”, enfatizó Figueres.



CRECER SIN PETRÓLEO

Otra de las sorpresas ha sido el informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) que asegura que se puede frenar el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el uso de la energía en 2020, sin que ello tenga efectos negativos para la economía de los países.

Y lo ha demostrado en la publicación “Informe especial sobre cambio climático y energía”. La AIE califica como insostenible toda producción y uso de la energía que sea incompatible con las circunstancias medioambientales globales.

Lo que se está haciendo con los combustibles fósiles se trata, sostiene, de formas de generar y usar la energía que no garantizan la seguridad energética. Según el informe, las emisiones mundiales procedentes de la producción y el uso de la energía son más del doble que todas las demás fuentes de emisiones juntas. Es por ello, que debe ser ante todo el sector de la energía el que ponga en práctica acciones frente al cambio climático.

El planeta está herido. Es un hecho. Basta ver nuestros glaciares, fuentes de agua de millones de personas, que se están secando, las sequías, las inundaciones, los cambios de estaciones que perjudican a los agricultores para saber que hay que hacer algo. Las catástrofes ocurridas en el mundo, desde que se hiciera conciencia de que la influencia humana era determinante para cambiar la temperatura de la Tierra, ya han dejado una lección dolorosa. Los países han visto que se necesita seguir un discurso más plural y se ha acordado que todos deben reconocer sus responsabilidades aunque estas sean diferenciadas. Hay que esperar que tengan las mismas buenas disposiciones en París.



(Con datos de http://newsroom.unfccc.int/, ConexionCOP, AIE).



¿QUÉ ES EL CAMBIO CLIMÁTICO, EL CALENTAMIENTO GLOBAL Y EL EFECTO INVERNADERO?

El cambio climático o el calentamiento global es un “cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos comparables” (Definición de las Naciones Unidas).

El efecto invernadero es un fenómeno natural por el cual determinados gases (llamados gases de efecto invernadero) retienen el calor en la atmósfera, impidiendo que este escape al espacio; y así, mantienen el planeta a una temperatura promedio que permite la vida en la Tierra. El fenómeno ocurre de la siguiente manera: el sol irradia energía a la tierra en longitud de ondas cortas y aproximadamente un tercio de la energía solar que alcanza la zona superior de la atmósfera se refleja de nuevo al espacio, mientras que las restantes dos terceras partes son absorbidas por la superficie terrestre y, en menor magnitud, por la atmósfera. Para que se equilibre la energía solar absorbida por la tierra, esta debe irradiar la misma cantidad de energía al espacio. Luego la atmósfera, con la participación de las nubes, absorbe gran parte de esta radiación térmica emitida por los suelos y el océano y la vuelve a irradiar a la tierra. A esto se le denomina efecto invernadero. La adición de más gases de efecto invernadero por actividades humanas a la atmósfera intensifica el efecto invernadero y, por tanto, incrementa en promedio la temperatura de la Tierra. Esto ha dado lugar al calentamiento global.



¿DE DÓNDE SALE EL DINERO?



El Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés) fue adoptado como mecanismo financiero de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) a finales del 2011. Su objetivo es contribuir de manera ambiciosa a la consecución de los objetivos de mitigación y adaptación al cambio climático de la comunidad internacional. Con el tiempo se espera que este instrumento se convierta en el principal mecanismo de financiamiento multilateral para apoyar las acciones climáticas en los países en desarrollo.



EL PROTOCOLO QUE SE VA

El Protocolo de Kioto es un acuerdo internacional adoptado en Kioto, Japón, el 11 de diciembre de 1997 y que entró en vigor el 16 de febrero de 2005.
La reducción de las emisiones en un promedio de 5% respecto a los niveles de 1990 fue el primer período del compromiso -2008 al 2012- que tuvieron 37 países industrializados y la Comunidad Europea. No obstante, el resultado fue más que alentador, según la información que facilitaron las Partes del protocolo: una reducción de un 22,6% con respecto al año de referencia, 1990.
El segundo periodo de compromiso, conocido como la Enmienda de Doha, entraría en vigor cuando tres cuartas partes de las Partes del protocolo hayan suministrado sus instrumentos de aceptación a su Depositaria. Se espera que ello contribuya a aumentar los niveles de ambición para la acción antes de 2020.
El acuerdo introdujo una innovación clave, como es el uso de los mercados para facilitar la inversión en acciones climáticas. Ello dejó claro a las empresas e inversores de que los gases de efecto invernadero tienen un precio y reducirlos tiene un valor.
Dándole un valor a la reducción de emisiones, el Protocolo de Kyoto sirvió para crear el Mecanismo de Desarrollo Limpio (CDM, por sus siglas en inglés) que ha permitido a países en desarrollo y desarrollados cooperar para reducir emisiones impulsando al mismo tiempo el desarrollo sostenible.
En la actualidad hay 7.800 proyectos dentro del Mecanismo de Desarrollo Limpio en 105 países en desarrollo. Por cada tonelada de gases que consiguen reducir, estos proyectos reciben créditos que pueden vender en el mercado. Gracias a este sistema, hasta la fecha se ha evitado emitir 1.500 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.

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