Dentro de las grandes problemáticas ambientales, no podemos pasar por alto el calentamiento global.
Vivimos en un mundo que crece y que aún “se mueve” con combustibles fósiles y sus derivados; un mundo donde, si bien las alternativas para energías limpias cada vez son más, todavía no están al alcance de todos.
Ante este escenario, focalizarse en la reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) parece una manera razonable de contribuir con el impacto en el medio ambiente.
El impacto ambiental se genera a lo largo de toda la cadena de valor, y no sólo en la manufactura de los productos, sino que abarca la obtención de materias primas, el transporte y almacenamiento, la venta, el consumo y hasta la instancia posterior al uso de un producto. Pero muchas veces se pasa por alto el impacto que puede llegar a tener la logística en todo este proceso.
Es clave tener presente que existen maneras eficientes de transportar y almacenar productos, y maneras no eficientes de hacerlo. Tener esto en cuenta a la hora de diseñar los productos y su logística resulta fundamental.
Estudios publicados a nivel global remarcan que tenemos la posibilidad de reducir el impacto ambiental en un 83 por ciento haciendo más eficientes la planificación de las rutas de transporte de transporte y en un 35 por ciento si lo hacemos en los almacenes. Si la logística es responsable por el 14 por ciento de las emisiones de CO2 del mundo, la optimización de dichos procesos sería una gran contribución.
Cuando hablamos de logística sustentable estamos incluyendo diversas acciones que contemplan la logística como transporte y también dentro del centro de distribución.
Esto incluye no sólo la optimización de rutas (que se lleva la mayor porción en impacto ambiental), sino también la optimización de carga y el tipo de combustible utilizado. En este sentido, la capacitación a los choferes es clave para lograr un manejo sustentable, como las mejoras en la aerodinámica de los vehículos.
Pero eso no es todo. También el almacenamiento es responsable por el 35 por ciento del impacto logístico. La reutilización de aguas pluviales, de energía limpia para luminarias, la reducción y el reciclado de los residuos, son puntos importantes a la hora de mitigar el impacto ambiental.
Si queremos tener una logística sustentable integral debemos considerar también el entorno con un buen manejo del agua de lluvia para evitar erosiones, con un plan de forestación para compensar el uso del terreno, pero haciendo foco en la flora autóctona y con una circulación eficiente de camiones para mitigar el impacto sonoro en la comunidad en la que se opera.
Hoy existen certificaciones internacionales, como LEED (Leadership in Energy&EnviromentalDesign), que verifican desde el proyecto del depósito hasta su utilización, abarcando el uso de materiales en la obra, el impacto ambiental durante su construcción y su funcionamiento. Esta certificación apunta a que el centro de distribución sea sustentable desde su concepción, pero, además, debemos pensar dónde obtenemos nuestras materias primas, cómo se trasladan, a qué distancias, qué rutas recorren, ¿estamos siendo eficientes?
La optimización en la logística para reducir las emisiones de CO2 es una oportunidad que tenemos que aprovechar.
Debemos comprometernos con este objetivo y trabajar en forma conjunta con el Gobierno, las empresas, los proveedores, los clientes y los consumidores. De esta forma, haremos llegar nuestros productos a quienes lo necesitan, reduciendo el impacto ambiental a su mínima expresión.
* El autor es vicepresidente de Supply Chain Unilever Cono Sur de la región.
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