En nuestro cotidiano vivir, todos utilizamos en el hogar, el trabajo, taller, oficina, centros de abasto y en otros espacios, ya sea por necesidades primarias, secundarias, terciarias, objetos que contienen en alguna proporción metales o metaloides químicos o pesados, que afectan y dañan la salud humana y de la Madre Tierra.
Estos metales pesados o químicos son en su mayoría dañinos algunos más y otros menos, así como arsénico (As), plomo (Pb), cadmio (Cd), mercurio (Hg), zinc (Zn) y otros de esta misma categoría de metales.
Los metales pesados son nocivos para la salud del hombre porque alteran la función de los órganos (digestivo, reproductor, respiratorio, etc.), al interactuar con los minerales que tenemos en el cuerpo, como es el caso del calcio en los huesos. Según recientes estudios estadounidenses, estos metales son causantes de enfermedades como el cáncer de hígado, páncreas, vejiga, próstata, pulmón y de piel.
Asimismo, estos químicos son dañinos para la Madre Tierra, precisamente porque al ser utilizados son desechados por la humanidad al suelo, de este modo laceran y desertifican la casa natural en la que vivimos y sobrevivimos.
Entre los objetos de uso cotidiano y con mayor frecuencia están los detergentes para lavar la ropa o vajillas, lavandina, aerosoles, pinturas látex, por ende los plásticos. Para saber su composición química, basta con revisar sus etiquetas.
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