Después de Santa Cruz, Cochabamba es el segundo departamento de Bolivia que alberga a más ladrilleras, con un total de 387, según la Fundación Suiza de Cooperación para el Desarrollo Técnico (Swisscontact). Esta cifra se traduce en niveles de contaminación que alcanzan hasta los 400 microgramos de partículas por cada metro cúbico del aire. El nivel permitido por la Organización Mundial de la Salud es de 50 microgramos.
Este elevado índice de contaminación atmosférica es característico de las zonas productoras de ladrillos, como Champarrancho (al sur de la ciudad), Colcapirhua y Sacaba, entre otras zonas.
Excepcionalmente, estos contaminantes se dispersan hacia la urbe, según el asesor del proyecto “Aire Limpio” de Swisscontact, Ronald Vásquez.
El técnico agregó que solo en caso de vientos u otro tipo de condiciones meteorológicas las partículas se mueven, a diferencia de los gases que emite el parque automotor, que flotan por casi todo el territorio.
Pese a que estas partículas afectan solamente a las regiones ladrilleras, su emisión añade en un 10 por ciento la contaminación total que se genera en el valle.
PRÁCTICA ANTIGUA
¿Por qué el proceso de producción de ladrillo, yeso o cal contamina tanto?
En general, la fabricación de estos materiales en el mundo no representa una amenaza para el medio ambiente, sin embargo, en el país sí lo es porque el proceso de producción que se emplea es bastante rudimentario.
Según la asesora del Programa de Eficiencia Energética en Ladrilleras Artesanales de América Latina, para mitigar el Cambio Climático (EELA), Wendy Villarroel, los productores usan hornos tipo volcán para la cocción de sus piezas.
Estos “aparatos” artesanales tienen la apariencia de una campana con unos cuantos orificios descubiertos por donde se libera humo nocivo desmedidamente.
Pero lo peor no es eso, sino el material que los comunarios queman para cocer sus ladrillos. Desde aserrín, troncos, diésel, plástico e incluso llantas.
Por tanto, el aire que respiran los pobladores de la zona se contamina con monóxido de carbono (CO), óxido de nitrógeno (NO), dióxido de azufre (SO2), entre otros.
ALTERNATIVAS
Mitigar este problema es un tanto delicado, debido a que prohibir la fabricación de ladrillos significaría quitar fuentes laborales a familias.
Es así que las alternativas planteadas responden más a intereses, tanto de los ladrilleros como de los afectados.
Desde EELA se propuso mejorar tecnológicamente estas industrias artesanales. Por ejemplo, usando máquinas ventiladoras que inyectan aire a los hornos para que el tiempo de cocción de las piezas sea menor.
También se planteó utilizar gas, en vez de encender fuego con leña, entre otras alternativas.
Por otra parte, un informe presentado por la Contraloría General del Estado reveló que la Gobernación del departamento propuso trasladar estas industrias a Santiváñez. Sin embargo, la intención se quedó en mera propuesta y no pudo hacerse efectiva.
El mismo informe señala que otros municipios, que alojan a ladrilleras, yeseras y caleras, (como Sacaba o Colcapirhua) no asumieron medidas al respecto.
REUBICACIÓN
En vista de que el impacto de los mencionados planteamientos fue poco o casi nulo, recientemente el director de la Secretaría de la Madre Tierra, Germán Parrilla, informó que están en una etapa de la revisión final de un reglamento para las ladrilleras. Parrilla dice que entablaron las reuniones necesarias con el sector y éste dio su visto bueno al mismo.
“Tenemos la aprobación social, que es lo más importante”, agregó.
La autoridad explicó que con el reglamento aprobado y el Plan de Reordenamiento de Champarrancho (que fue reformulado junto con Swisscontact), las ladrilleras serán más eficientes no solo en funcionamiento y producción, sino también ambientalmente.
NUEVO HORNO
Por otra parte, Parrilla indicó que con estos proyectos, el horno volcán que usan los ladrilleros (que no tiene un control de emisión de gases de efecto invernadero) podría ser reemplazado por hornos tipo túnel.
Este modelo de horno fue planteado por EELA y la Universidad Católica, con la intención de mitigar las sustancias que se generan en el proceso de producción de ladrillos, yeso y cal.
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