La clasificación de Cochabamba como la cuarta ciudad más contaminada de Latinoamérica ha provocado que este departamento sea apuntado como un ejemplo negativo nacional e internacionalmente, pero también despertó una especie de remordimiento colectivo en los cochabambinos.
Es así que, a poco menos de tres meses de la presentación de este ranking por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el departamento ya existen planteamientos factibles, e incluso con fecha de ejecución, que proyectan lidiar con la problemática de la contaminación.
Uno de ellos es la Revisión Técnica Vehicular (RTV) que, según el departamento de Gestión de Calidad del Aire del municipio, será una medida que se aplicará a partir del mes de septiembre de forma obligatoria y gratuita.
Esta solución, frente a las demás que existen, es una de las más urgentes, en vista de que el 90 por ciento de las partículas contaminadas que respira la población proviene del parque automotor.
No obstante, según el asesor del proyecto “Aire Limpio” de Swisscontact, Ronald Vásquez, esto no significa que todos los vehículos son culpables del exceso de polución, sino aquellos que ya cumplieron su ciclo de vida.
Por tanto, con la RTV se diagnosticará el estado del motor de los autos y, en caso de que los mismos estén fuera de norma, se les emitirá una boleta de recomendaciones, mas no se les prohibirá circular.
FOCOS TÓXICOS
Por otra parte, el 10 por ciento restante de la nube tóxica que envuelve a la ciudad es causado por las ladrilleras, yeseras y caleras artesanales.
Estas empresas, en su mayoría familiares, aún conservan los procesos de producción de la época de la Colonia. Es decir, realizan la cocción de sus piezas en hogueras donde arden troncos, plásticos e incluso gomas.
Sin embargo, con el respaldo del Programa de Eficiencia Energética en Ladrilleras Artesanales de América Latina para mitigar el Cambio Climático (EELA), algunos productores implementaron hornos de cocción de ladrillos más amigables con el medio ambiente, que funcionan con gas.
Pese a que la propuesta de EELA fue aceptada por un grupo de fabricantes de ladrillos, aún resta mucho por hacer si se trata de paliar la contaminación.
Es por eso que, tras el informe de la OMS, también se retomó la intención de reubicar a los ladrilleros, yeseros y caleros al municipio de Santiváñez, determinación con la que este sector está de acuerdo.
ACCIONES
Cada uno de estos planteamientos apuntan a la reducción de los índices de contaminación en la ciudad, que alcanzan hasta las 200 partículas por cada centímetro cúbico de aire, cuando lo recomendable desde la OMS es no mayor a 50.
Lo peor, según Vásquez, es que en esta temporada invernal la situación se agrava por factores como la inversión térmica, chaqueos, incendios forestales, entre algunos.
MICROSCÓPICO
La combustión de materiales tan simples como la madera, gas u otros, es nociva para la salud.
Aunque a simple vista parecería que a medida que la biomasa arde, desaparece, lo que en realidad sucede es su transformación en partículas extremadamente pequeñas y con la capacidad de penetrar hasta los alvéolos pulmonares.
Al final, a corto o largo plazo esta polución degenera la vida de las personas sanas y amenaza de muerte a las que desarrollaron enfermedades respiratorias o cardíacas.
AGUAS SUCIAS
Un poco más abajo de esta humareda de contaminación que cubre la urbe cochabambina, específicamente en las corrientes de agua natural que circulan por el departamento, la situación es similar.
Por ejemplo, actualmente el río Rocha, además de arrastrar piedras también carga restos de coca triturada, desechos de mataderos y otros elementos que son depositados por la población que está asentada en sus alrededores.
El nivel de contaminación en este río sube o baja a lo largo del año, no obstante pocas veces desaparece.
Pese a esto, los agricultores usan esas aguas para regar sus cultivos y, en algunos casos, incluso beben este líquido.
Las autoridades están conscientes de esta acción y es por eso que sugirieron instalar plantas que permitan tratar las aguas del Rocha, solo así su uso no será una amenaza para la salud de la población. No obstante, esta intención aún no se ha materializado.
Entre tanto, este panorama tóxico que caracteriza a la denominada Ciudad Jardín de Bolivia se torna más peligroso conforme bajan las temperaturas.
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