as negociaciones de la ONU para contener el cambio climático continuaban hasta el cierre de esta edición (23:30) en Lima con la esperanza de conseguir un compromiso consensuado entre 195 países, que allane el camino a un ambicioso acuerdo en 2015. Sin embargo, las diferentes posturas y propuestas demasiado débiles trababan el debate.
La Conferencia de la ONU sobre el clima (COP20) se sumió en una división entre países desarrollados y en desarrollo que extendieron las discusiones que debían concluir la tarde del viernes.
Los delegados de los países, con rostros fatigados por debates que se extendieron hasta la madrugada de ayer, retomaron las sesiones plenarias hacia las 11:00 (hora local) con la intención de alcanzar acuerdos. Sin embargo, durante todo el día no hubo noticias.
"Quiero llevar este proceso a un punto de consenso para cerrar la COP20 de manera exitosa", dijo el presidente de la conferencia, el ministro de Ambiente peruano Manuel Pulgar Vidal, luego de llamar a consultas a los equipos de los distintos países para intentar limar las últimas diferencias.
"Si dejamos que lo perfecto sea enemigo de lo bueno en Lima lo lamentaremos por mucho tiempo", señaló el delegado de Estados Unidos, Tod Stern, al pedir al plenario un apoyo general al proyecto de texto. "El éxito de la COP en Lima está en juego", insistió.
Los países ricos desean que los compromisos o contribuciones nacionales, se centren sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, con una evaluación futura que se base en informaciones precisas y transparentes de los países sobre los pasos dados.
Por su lado, numerosos países del Sur, sobre todo de África, América Latina y pequeños estados insulares, no están dispuestos a compromisos precisos de reducción de emisiones sino existen garantías financieras de los países ricos que les permitan adaptarse, con nuevas tecnologías limpias, al calentamiento global y a su creciente impacto.
China e India, primer y cuarto emisores mundiales de carbono, se oponen a un sistema de evaluación que los constriña, y presionan a los países desarrollados para que contribuyan financieramente a la medida de su responsabilidad como los mayores generadores del calentamiento.
Frentes abiertos
Un borrador de acuerdo presentada por la presidencia peruana en la madrugada de ayer generó posiciones de desacuerdo.
El documento dejaba muchísimos frentes abiertos de cara al futuro acuerdo de París, pero suponía cierto avance en tanto que concretaba los elementos que deben contener los compromisos que los países están dispuestos a asumir el próximo año.
Finalmente, aceptaba que había que incluir acciones de reducción de emisiones y compromisos de adaptación en esos compromisos, aunque estos últimos quedaban levemente esbozados.
El documento dejaba sin resolver –y sin siquiera mencionar–una cuestión clave, que ha estado bloqueada durante toda la Cumbre y que, de no ser resuelta en los próximos 12 meses, amenaza el acuerdo de París: la diferenciación entre países desarrollados y en desarrollo, que fue establecida en la Convención de Cambio Climático de la ONU de 1992.
Hay países en desarrollo como Bolivia, Venezuela y Nicaragua (y por supuesto Arabia Saudí y sus aliados, que muestran no querer alcanzar ningún tipo de acuerdo) que siguen peleando porque esa diferenciación vuelva a aparecer en el texto.
Y fuentes de la negociación aseguraron a Efe que sería un escollo difícil de superar, porque la presidencia peruana de la COP20 "no parece querer salir de este encuentro peleada con sus vecinos". "Si esto sigue así y hay gente que no quiere avanzar más rápido, habrá que buscar otros foros para que los que sí quieren avanzar puedan hacerlo fuera", sugirió Teresa Ribera, directora de uno de los lobbies más influyentes en materia de cambio climático en Europa, el Iddri.
Frustración
Activistas por el clima frustrados dijeron ayer que el mundo va camino a un aumento de cuatro grados de la temperatura, lo que es insostenible, mientras en dos semanas de negociaciones para un acuerdo sobre el cambio climático se ha logrado una conclusión poco satisfactoria, informó The Guardian.
Las propuestas, aún en discusión ayer, eran demasiado débiles para mantener el calentamiento global hasta el límite acordado de dos grados por encima de los niveles preindustriales, poniendo al mundo en camino de un desastre climático, explicaron.
Tasneem Essop, estratega internacional sobre el clima de WWF, dijo al periódico británico que el proyecto de texto final, un documento de cinco páginas presentado para su aprobación, ofrecía pocas garantías de reducir las emisiones lo suficientemente rápido y lo suficientemente profundo para frenar el calentamiento.
"Estamos muy inconformes con este débil texto. Esto no nos da ningún nivel de seguridad de que vamos a ser capaces de cerrar la brecha de emisiones para obtener las emisiones a raya antes de 2020", dijo.
Saleemul Huq, investigador principal del Instituto Internacional para el Ambiente y el Desarrollo, fue más claro: "Es un asco. Nos están llevando hacia atrás ".
ENERGÍAS LIMPIAS
"Los países desarrollados sólo nos piden reducción de los gases a efecto invernadero (como contribución), pero eso es imposible para nosotros" sin inversiones en energías limpias, dijo a la AFP Seyni Nafou, vocero del grupo África.
Las países deben anunciar en los próximos meses sus compromisos para lograr que las emisiones globales se reduzcan entre un 40 y 70% hasta el 2050, una necesidad para poder limitar a 2°C el incremento de la temperatura del planeta.
Los países en vías de desarrollo, especialmente aquellos sin litoral, están desfavorecidos y se ven afectados de manera desproporcionada por los efectos del cambio climático, dijo el representante de Paraguay, uno de los países de la región que este año se vio seriamente afectado por inundaciones.
RECLAMAN ACCIONES
Los representantes internacionales subrayaron que era necesario adoptar el texto por consenso bajo el riesgo de que la COP20 no haya podido cumplir sus propósitos, a pesar de que Lima debe ser una etapa hacia el acuerdo que comprometa al conjunto de países en el objetivo de controlar y hacer frente al inédito calentamiento del planeta.
El texto presentado ayer "insta con insistencia" a los países desarrollados a tomar "acciones ambiciosas de reducción y adaptación, en especial hacia los países más afectados por el cambio climático".
Esa mención, que hace referencia a los financiamientos, debería satisfacer parcialmente a los países del Sur, que esperaban sin embargo una hoja de ruta más clara para alcanzar los 100.000 millones de dólares de ayuda anual en 2020.
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