martes, 29 de abril de 2014

El mal olor del río Rocha es mayor en el invierno

La contaminación del agua del río Rocha, sobre todo, por la zona del aeropuerto es cada vez mayor. El representante de la Sociedad Boliviana de Gestión Ambiental de Bolivia (SGAB), Gregory Paz, informó que el mal olor que emana del caudal es más evidente porque el lugar “es una alcantarilla abierta”.

Explicó que ahora que las lluvias han pasado y se acerca el invierno el aroma es desagradable, cerca del aeropuerto, porque el agua está detenida y lo que fluye son aguas domiciliarias e industriales. Pero, la situación en ese sector se agrava, porque desembocan la denominada “serpiente negra”, conexiones clandestinas de alcantarillado y de algunas curtiembres, concentradas en la zona cercana al aeropuerto.

La “serpiente negra”, dijo el ambientalista, surgió como un canal de desfogue de la laguna de Alalay, que debía recibir las aguas de rebalse de la represa de La Angostura. Sin embargo, desde su construcción se realizaron conexiones clandestinas de alcantarillado.

El mal olor que se siente en la zona del aeropuerto y sobre todo por las mañanas se debe en gran medida a la función que cumple la “serpiente negra”. En un inicio este canal sólo debía servir para aguas de lluvias y no de alcantarillado.

La serpiente “era para aguas residuales, pero, lamentablemente se han conectado alcantarillas”, agregó el director de la SGAB.

Añadió que las curtiembres también contribuyen a la contaminación. Sin embargo, “las curtiembres medianas hacia arriba ya no hacen el proceso en Cochabamba. Han llevado la primera parte del tratamiento a Santa Cruz, la más contaminante”, puntualizó.

Pero, las curtiembres pequeñas todavía hacen el ciclo completo acá.
Paz manifestó que el problema de la “serpiente negra” es antiguo. Pero, a pesar del tiempo transcurrido no se ha hecho mucho por cambiar la gestión del agua domiciliaria.

El ambientalista sostiene que la solución tiene que ver con la gestión del agua residual. Remarcó que parte del problema es la actitud que toman las autoridades para atenuar el impacto de la contaminación.

Proyectos están pendientes

Los proyectos para implementar las plantas de tratamiento en los municipios de la región metropolitana, desde Sacaba hasta Sipe Sipe, tienen poco avance. Gregory Paz informó que una razón es “el mal ejemplo de Albarrancho”.

Explicó que la Alcaldía de Sacaba tiene un proyecto para implementar dos plantas de tratamiento modernas, pero, la población no deja que se realice la construcción. En tanto que Albarrancho, ha colapsado. Pero, aún no se han realizado las adecuaciones y ampliaciones necesarias para mejorar el tratamiento de las aguas domiciliarias que se descargan en el sector a un ritmo por encima de los 400 litros segundo.

A pesar de que la contaminación del río Rocha es un tema tan antiguo aún no hay acciones concretas. Gregory Paz dijo que al menos hay dos instancias que deben encarar acciones, entre ellas: “La Dirección de Cuencas, que hace mucha teoría” y Semapa. A ello se suma que se necesita contar con un sistema de gestión de aguas residuales.



Las aguas servidas

El mal olor del río Rocha es más evidente sobre todo en el invierno, porque no hay lluvias. “Cuando uno llega al aeropuerto y se baja del avión recibe una patada del mal olor”, dijo Paz.

El aroma se torna desagradable por varias causas. Una de ellas es la disminución del caudal. El nivel del río ya no se debe a las lluvias. Actualmente, lo que circula por el río Rocha es un poco de las aguas superficiales que van saliendo, pero, la mayoría del agua que se ve es de alcantarillado.

“El río Rocha ya no es un río, sino una alcantarilla abierta. Se va acentuar más esta situación. Lo que está circulando son aguas servidas”, manifestó el representante de la SGAB.

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