Apenas dejó de llover en la zona de la Chiquitania, en el norte de La Paz, Beni y Pando, el sector forestal aprovechó para dar inicio a la zafra maderera.
Como lo explicó Jorge Ávila, gerente de la Cámara Forestal de Bolivia (CFB), las expectativas son aumentar el volumen de madera y superar los 1,3 millones de metros cúbicos generados el año pasado.
Sin embargo, esta zafra arranca con problemas de iliquidez, pues el sector, debido a los problemas climáticos y a la baja demanda de sus productos, desde hace dos años arrastra deudas con las casas de insumos, situación que los estrangula económicamente y no les permite trabajar con todo su potencial.
Ávila hizo notar que el esfuerzo del Gobierno mediante un fideicomiso de Bs 52 millones, administrado por el Banco de Desarrollo Productivo (BDP SAM), es insuficiente.
“Como ejemplo: una empresa pequeña solo en capital de operación necesita $us 300.000 por año, una mediana precisa $us entre 500.000 y 600.000 y una más grande bordea el millón de dólares. Como se ve, el apoyo del BDP, que otorga un máximo de Bs 90.000, es insuficiente”, señaló Ávila.
En cuanto a los permisos y controles legales, desde la Autoridad de Bosques y Tierra (ABT) indicaron que los pasos para obtener un certificado forestal de origen (CFO) son menores, al igual que sus costos, algo que de alguna manera ayuda al productor.
“Antes se tardaba una semana, ahora -como todo ya está registrado -se puede lograr tener un CFO en unas horas”, remarcaron desde la unidad Técnica de la ABT.
En cuanto al inicio de la zafra en Guarayos (el 50% de la madera del país proviene de ese municipio), aún está supeditado al clima y a que los productores tengan el capital suficiente para entrar al bosque y trabajar.
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