martes, 30 de marzo de 2010

De Copenhague a Cochabamba Bolivia

LA PAZ, mar (IPS TerraViva) – Un nuevo modo de luchar contra el calentamiento global se probará en la central ciudad boliviana de Cochabamba, cuando la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra reúna a gobernantes y a miles de activistas del planeta.

Las organizaciones sociales que auspician el encuentro, planificado entre el 20 y el 22 de abril, anuncian una plataforma alternativa a los intentos de la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que, en diciembre de 2009, terminó en el fracaso de la helada Copenhague.

La defensa de la Madre Tierra, que enarbola el presidente boliviano Evo Morales, cuenta con respaldo de más de 240 movimientos populares e indígenas, organizaciones no gubernamentales, activistas e intelectuales que plantean la necesidad de redactar una carta de derechos para el planeta.

Los principales objetivos de la conferencia son organizar un referéndum mundial de los pueblos sobre el calentamiento, redactar un plan de acción para establecer un tribunal de justicia climática y acordar nuevos compromisos para negociar en el marco de las Naciones Unidas.

Las prioridades de esa agenda son: deuda climática, migrantes-refugiados del cambio climático, reducción de emisiones, adaptación, transferencia de tecnología, financiamiento, bosques y cambio climático, visión compartida y pueblos indígenas.

“Nosotros y nosotras, activistas de diferentes movimientos sociales, caracterizamos el momento actual por la prepotencia de Estados Unidos, la Unión Europea y las transnacionales que se expresó en Copenhague”, y que intentan “no hacer nada para detener el incremento de la temperatura del planeta”, afirman en la convocatoria.

Algunas de esas organizaciones son la Alianza Social Continental, Amigos de la Tierra de América Latina, la Central Sindical de las Américas, la Marcha Mundial de las Mujeres, la Campaña 350.org y La Vía Campesina, entre otras.

El encuentro será inaugurado por Morales el 20 de abril.

Las organizaciones identifican una “crisis ‘civilizatoria’ del capitalismo” y denuncian “una lógica ‘sacrificial (sic), depredadora, racista y patriarcal” expresada en “el incremento de presencia militar y bases militares en diversas partes del mundo, invasiones y ocupaciones ‘humanitarias’”.

La guerra, la ocupación de mercados y territorios y la militarización para el control de los recursos energéticos, el agua y la biodiversidad, son señaladas como métodos capitalistas para solucionar su propia crisis.

La Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático buscará impulsar el derecho a “vivir bien” en contraposición al principio económico del crecimiento continuo.

A diferencia de Copenhague, donde los países industriales buscaban una fórmula para la reducción de emisiones de gases que recalientan la atmósfera que no los comprometiera, en Cochabamba los sectores populares aspiran a llevar la voz cantante.

“Los pueblos indígenas y organizaciones sociales durante mucho tiempo no tuvieron voz. Es un movimiento que se ha venido desarrollando bajo escenarios subterráneos en el campo y en los sectores suburbanos de las ciudades”, dijo a IPS la ambientalista Carmen Capriles, de la filial boliviana de la Campaña 350.org.

Sus “saberes” como agricultores o ganaderos los condujeron a identificar las variaciones de los fenómenos climáticos de los que dependen su modo de vida y su economía, comentó.

La Campaña 350.org se refiere a las 350 partes por millón que los científicos consideran “el límite máximo seguro” de concentración de dióxido de carbono en la atmósfera para no desencadenar una catástrofe climática.

El encuentro tiene la particularidad de “ser para y con los pueblos indígenas, a diferencia de cualquier otra conferencia mundial organizada hasta ahora”, explicó a IPS el economista boliviano especializado en ambiente, Stanislaw Czaplicki.

El profesional estuvo en Copenhague como miembro de la sociedad civil y coordinó redes de movimientos juveniles ambientalistas latinoamericanos.

“Los pueblos y las organizaciones sociales ya forman una corriente mundial en defensa del planeta, y la sociedad civil tiene un rol fuerte en el desarrollo de las políticas públicas”, comentó. Pero “falta de representatividad de mujeres y de jóvenes”, observó.

Capriles consideró necesario crear nuevos movimientos con capacidad de generar propuestas alternativas y reclamó voluntad política de los países desarrollados para generar cambios estructurales en sus economías.

Czaplicki mencionó que en Europa hay movimientos políticos que rechazan modelos de desarrollo que dañen el ambiente, pero no expresan un pensamiento anticapitalista y no se disocian de las instituciones financieras internacionales.

Esas corrientes aparecen en países donde se alcanzó el desarrollo con impacto en el ambiente, y no en naciones que aún pueden elegir un modelo de crecimiento económico.

En el caso de Bolivia, las políticas opuestas al capitalismo y a la industrialización contaminante no han dado lugar al reemplazo del modelo de extracción de materias primas, observó el economista. Anualmente se deforestan 300.000 hectáreas de bosques, afirmó.

Hace falta una síntesis, opinó.

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