Una estación de meteorología ubicada a los pies del Illimani, que medía los caudales de agua bajados del nevado, fue destruida por un dinamitazo, informaron desde la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y la ONG Agua Sustentable, encargadas del proyecto. Por este motivo, el estudio quedó suspendido. Aún no se pudo dar con los responsables del atentado.
Edson Ramírez, subdirector del Instituto de Grado y de Tecnología de la UMSA, contó a La Prensa que la instalación del equipo fue consensuado con comunidades indígenas del lugar. Se les brindó información sobre sus funciones y capacitación para manejarlo. “Los comunarios estaban muy contentos, se habían apropiado del proyecto. Ahora, prácticamente volvemos a punto cero”.
El equipo era un “muro vertedero”, emplazado en un río que desciende del Illimani. “Este pequeño muro servía para medir los niveles de agua que pasaban. Tenía sensores electrónicos para detectar las variaciones de la temperatura”. Ramírez evaluó que en alguna comunidad cercana, ajena al proyecto, pueden haber visto al aparato como una represa capaz de desviar el curso del río, por eso lo habrían dinamitado.
“Observamos que primero intentaron destruirlo manualmente. Como no pudieron, recurrieron a la dinamita. Los vecinos del lugar cuentan que hace diez días escucharon una gran explosión. Ha sido un atentado premeditado”. Los encargados del proyecto realizaron una denuncia ante la justicia, pero no hay indicios ni testigos que pudieran llevar al responsable del atentado.
“El muro vertedero tenía un costo de 3.000 dólares, conseguidos con mucho esfuerzo. Ahora, el proyecto está parado”. Ramírez comentó que, más allá del daño material, “lo más triste —y no tiene valor— es la pérdida de información valiosa. En estos meses íbamos a monitorear las variaciones ocasionadas por la corriente de El Niño, evento que no ocurre todos los años”. Informó que el equipo no podrá ser repuesto.
Edson Ramírez, subdirector del Instituto de Grado y de Tecnología de la UMSA, contó a La Prensa que la instalación del equipo fue consensuado con comunidades indígenas del lugar. Se les brindó información sobre sus funciones y capacitación para manejarlo. “Los comunarios estaban muy contentos, se habían apropiado del proyecto. Ahora, prácticamente volvemos a punto cero”.
El equipo era un “muro vertedero”, emplazado en un río que desciende del Illimani. “Este pequeño muro servía para medir los niveles de agua que pasaban. Tenía sensores electrónicos para detectar las variaciones de la temperatura”. Ramírez evaluó que en alguna comunidad cercana, ajena al proyecto, pueden haber visto al aparato como una represa capaz de desviar el curso del río, por eso lo habrían dinamitado.
“Observamos que primero intentaron destruirlo manualmente. Como no pudieron, recurrieron a la dinamita. Los vecinos del lugar cuentan que hace diez días escucharon una gran explosión. Ha sido un atentado premeditado”. Los encargados del proyecto realizaron una denuncia ante la justicia, pero no hay indicios ni testigos que pudieran llevar al responsable del atentado.
“El muro vertedero tenía un costo de 3.000 dólares, conseguidos con mucho esfuerzo. Ahora, el proyecto está parado”. Ramírez comentó que, más allá del daño material, “lo más triste —y no tiene valor— es la pérdida de información valiosa. En estos meses íbamos a monitorear las variaciones ocasionadas por la corriente de El Niño, evento que no ocurre todos los años”. Informó que el equipo no podrá ser repuesto.
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