La excesiva contaminación ambiental en los lagos Poopó y Uru-Uru produjo una reducción de más del 50% de hábitat de especies como el pejerrey, de acuerdo a Hugo Flores, responsable del programa piscícola pesquero del Servicio Departamental Agropecuario (Sedag) en Oruro, los daños podrían ser irreversibles, “si no se aplica un plan de remediación ambiental en el transcurso de los siguientes 10 a 15 años, el lago Poopó podría convertirse en el nuevo salar de Bolivia”, sentenció.
Además de la rebaja de cantidad de pejerrey en el lago Poopó, esta también la disminución en el tamaño de los mismos; se dice que en años pasados se pescaron pejerreyes que medían de 50 a 60 centímetros, ahora los más grandes no sobrepasan los 20 cm.
De acuerdo al programa piscícola pesquero del Sedag, las causas de este desastre ecológico van ligadas a la excesiva contaminación ambiental provocada por empresas mineras aledañas a estos lagos, que esparcen en el agua, importantes cantidades de zinc, cadmio, plomo, cobre y arsénico.
“Además del sobrecalentamiento global, el espejo del agua también ha sido disminuido, pero lo que más preocupa es la disminución de la profundidad del lago Poopó y Uru Uru; hace menos de 10 años la profundidad mínima era de 14 metros, hasta hace un año la profundidad era de 8 metros, ahora la profundidad alcanza los 1,70 metros, e increíblemente hay sectores donde la profundidad es de 80 cm.”, agregó Flores.
Al contar con tan poca profundidad, los peces por instinto de supervivencia van emigrando hacia otros caudales de agua, y esta es una de las causas por las cuales la población piscícola de estos lagos ha disminuido en más de un 50% con relación al año pasado, hecho que se hace todavía más evidente en épocas como la Semana Santa, donde aumenta el consumo de la carne de pescado.
“En el año 1984, cada pescador traía a comercializar a la ciudad de Oruro hasta 14 quintales de pejerrey por la Semana Santa, ahora lo máximo que puede traerse es 4 quintales por persona, y hay quienes sólo llegan con un quintal”, menciona Ismael Apaza, presidente de FEDECOPEO (Federación Departamental de Cooperativas Pesqueras de Oruro). Lo que llama la atención, es que las autoridades nacionales, departamentales y municipales muestran total indiferencia ante este desastre ecológico, a pesar de que el lago Poopó inclusive fue declarado como patrimonio nacional de Bolivia.
Además de la rebaja de cantidad de pejerrey en el lago Poopó, esta también la disminución en el tamaño de los mismos; se dice que en años pasados se pescaron pejerreyes que medían de 50 a 60 centímetros, ahora los más grandes no sobrepasan los 20 cm.
De acuerdo al programa piscícola pesquero del Sedag, las causas de este desastre ecológico van ligadas a la excesiva contaminación ambiental provocada por empresas mineras aledañas a estos lagos, que esparcen en el agua, importantes cantidades de zinc, cadmio, plomo, cobre y arsénico.
“Además del sobrecalentamiento global, el espejo del agua también ha sido disminuido, pero lo que más preocupa es la disminución de la profundidad del lago Poopó y Uru Uru; hace menos de 10 años la profundidad mínima era de 14 metros, hasta hace un año la profundidad era de 8 metros, ahora la profundidad alcanza los 1,70 metros, e increíblemente hay sectores donde la profundidad es de 80 cm.”, agregó Flores.
Al contar con tan poca profundidad, los peces por instinto de supervivencia van emigrando hacia otros caudales de agua, y esta es una de las causas por las cuales la población piscícola de estos lagos ha disminuido en más de un 50% con relación al año pasado, hecho que se hace todavía más evidente en épocas como la Semana Santa, donde aumenta el consumo de la carne de pescado.
“En el año 1984, cada pescador traía a comercializar a la ciudad de Oruro hasta 14 quintales de pejerrey por la Semana Santa, ahora lo máximo que puede traerse es 4 quintales por persona, y hay quienes sólo llegan con un quintal”, menciona Ismael Apaza, presidente de FEDECOPEO (Federación Departamental de Cooperativas Pesqueras de Oruro). Lo que llama la atención, es que las autoridades nacionales, departamentales y municipales muestran total indiferencia ante este desastre ecológico, a pesar de que el lago Poopó inclusive fue declarado como patrimonio nacional de Bolivia.
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