Es un hecho que el 42% del desperdicio alimentario en países desarrollados ocurre en el eslabón del consumidor, sin embargo, cabe preguntarse ¿es realmente responsabilidad del consumidor que esto ocurra?
Se describe que las razones por las que esto pase en casa, es principalmente debido al patrón cultural de abundancia, consciencia de despilfarro, pérdida de tradiciones culinarias, y la falta de información y formación. Mientras más lejos se pierda el alimento desde su producción, más costos implica su pérdida. Es decir, si botamos nosotros los consumidores, es mucho más costo asociado que si botan los productores, ya que son menos actores involucrados en la cadena.
Chile está teniendo más interés en disminuir las Pérdidas y Desperdicios Alimentarios (PDA), pero aún estamos en pañales. Siendo un país productor frutícola y hortícola, debemos mirar al vecino que nos lleva la delantera y tomar ideas, que no nos beneficien sólo en lo económico, sino social y ambientalmente también.
Ejemplos globales a seguir podrían ser el Gobierno de Asturias, que está impulsando trabajos colaborativos a través de toda la cadena productiva con fines sociales; en España, un gran referente en PDA, el colectivo trabaja en obras solidarias como "tiendas solidarias", donde los alimentos no vendidos son otorgados a aquellos más vulnerables, como también ONG que recuperan alimentos de catering y hotelería, entre muchas otras iniciativas; en el Reino Unido, por ejemplo, existe una iniciativa, que mediante voluntarios, cosechan aquellos cultivos que se transforman en no-rentables para los productores al bajar los precios del mercado, utilizándolos para iniciativas sociales también; en Francia, se ha dictado una ley que obliga a las empresas de distribución tener acuerdos con bancos de alimentos. Iniciativas como éstas existen en Bélgica, Grecia, Argentina, entre otros.
Usualmente tendemos como sociedad a culpar a las normativas, regulaciones y políticas. Un contraejemplo de esto sería el caso de Dinamarca, que sin tener regulaciones logró en 5 años disminuir un 25% de su desperdicio. ¿Cómo? Sencillo: se potenció una consciencia colectiva en que el despilfarro alimentario era sencillamente inaceptable, por lo que es fuertemente penado mediante críticas sociales.
Entendemos, entonces, que existen iniciativas gubernamentales, colectivas, privadas y públicas, todas con el fin de disminuir las PDA. ¿Pero cuál es realmente nuestra responsabilidad como consumidores? Un 95% de los chilenos declaró en un estudio que botar comida del refrigerador es una práctica normal de todas las semanas, y más de la mitad fue porque olvidó que tiene el alimento.
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