Hace un par de años, los ambientalistas observaron que para los trajes del Carnaval de Oruro se utilizan partes de animales como el caparazón de los quirquinchos para las matracas, plumas de aves exóticas, pieles y otros, por lo que elevaron su protesta y exigieron a las autoridades que prohíban el uso de esos elementos.
Las autoridades se pusieron en campaña para evitar la "depredación de animales a nombre de la fe", entonces dispusieron el decomiso durante la entrada del Sábado de Peregrinación en el Carnaval de Oruro, de cualquier accesorio que tuviera origen animal.
Por un lado, fue una acción positiva porque los diseñadores, bordadores, costureras y otros actores que tienen que ver con la confección de los trajes buscaron alternativas ecológicas para adornar la ropa de los danzarines, logrando en la mayoría de los casos resultados sorprendentes y vistosos.
El lado negativo de todo esto es que se desprestigia al Carnaval y a los orureños presentándoles como bárbaros y depredadores, pero nadie se ocupa de otras fiestas en las que se exponen ejemplares de animales muertos como en la Anata Andina, ya que es una fiesta auspiciada por el Presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, en la que algunos comunarios bailan cargando en sus espaldas, zorros andinos, pariguanas o flamencos, además de otros animales, en plena Avenida Cívica "Sanjinés Vincenti" alguna vez mataron llamas para la "wilancha" u ofrecimiento a la Pachamama.
Eso sin ir lejos. Pero, y qué ocurre en otras fiestas patronales en las que se adoptan danzas propias del Carnaval de Oruro, ¿Decomisan matracas, pieles, plumas de animales? En el Corso de Coros o Carnaval de la Concordia en Cochabamba, en Chutillos en Potosí, la fiesta del Gran Poder en La Paz, ¿los danzarines gozan de algún permiso para usar esos elementos? Un año, hay que reconocerlo, se presentaron elementos sustitutos en los trajes del Gran Poder, pero ¿siguen realizando el respectivo control para que se elimine la práctica de usar partes de animales para la confección de los trajes?
Yendo un poco más allá, hacia el Oriente, en el Carnaval de Santa Cruz de la Sierra, denominado "La Fiesta Grande", se hace gala de lujosísimos trajes en los que predominan las plumas vistosas, coloridas, exóticas, también en algunos casos se usan pieles y otros elementos de animales.
No se sabe si ahí también se realiza el control ambientalista ya que no se hizo el aspaviento que se armó con el Carnaval de Oruro. La intención de este editorial no es provocar controversia, pues se respetan todas las manifestaciones culturales de Bolivia sin excepción, pero de esa misma manera la lluvia tiene que caer para todos, es decir, si se va a realizar un control por el bien de las especies animales en Oruro, debería hacerse lo mismo en otras fiestas porque también estarían afectando a especies en esas celebraciones.
Finalmente, indicar que aunque es positivo el control ambiental y la moderación durante el Carnaval, también es bueno preservar la imagen intacta de una manifestación que ha sido nombrada a nivel mundial como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad y también es Patrimonio Inmaterial de la Comunidad Andina de Naciones.
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