El 2017 fue un año en el que la alarma del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) nuevamente volvió a sonar y con ello a reactivarse la resistencia contra el proyecto vial impulsado por el Gobierno, y que pretende romper con asfalto aquel espacio que hace seis años había sido declarado intangible.
El pasado 13 de agosto, el presidente Evo Morales promulgó la Ley 266 con la que se levantaba la intangibilidad del Tipnis, algo que habían logrado los indígenas de este territorio en 2011, y la carretera San Ignacio de Moxos - Villa Tunari fue declarada prioridad para el Estado boliviano.
Fue una etapa difícil para el movimiento indígena, pero a merced de eso también fue un espacio muy interesante de evolución y redireccionamiento de la lucha por la resistencia, según el exDefensor del Pueblo, Rolando Villena, quien tuvo la posibilidad de hacer un seguimiento muy cercano al movimiento.
“La reciente situación llevó a una toma de conciencia (en los indígenas), dada la intención política - económica del Gobierno que insiste con la construcción de la carretera. Los indígenas optaron por fortalecer el conocimiento de su realidad y al interior de su territorio”, manifestó Villena en contacto con ANF.
Según el exDefensor, al interior del movimiento se fueron identificando temas centrales y el discurso de que su territorio debe convertirse en un “espacio de resistencia”, quedó más afianzado.
“Un espacio de resistencia a toda la arremetida del Gobierno y su afán depredador, de su concepto del desarrollo a ultranza y su intención de construir la carretera por el medio del parque”, refirió.
En medio de un panorama complicado por la anulación de la intangibilidad del Tipnis, Villena identificó una serie de peculiaridades que se gestaron al interior de su territorio. Entre ellas la generación de nuevas dirigencias y el papel protagónico de la mujer indígena.
Figuras como Marquesa Teco y otras mujeres, además de una nueva camada de líderes indígenas a la cabeza de Fabián Gil, han ido marcando los momentos más importantes en la lucha que se reactivó este año.
Para Villena, la generación de una agenda única de resistencia fue otro factor determinante para el movimiento indígena del Tipnis en el 2017 porque permitió que se genere un autoanálisis profundo de su realidad. Resultado de ello fue que se cuestionó con mayor fuerza la instrumentalización del que fueron objeto por el Gobierno y se exigió un auténtico reconocimiento como sujetos de derecho como manda la Constitución Política del Estado (CPE).
Eso también significó la creación de un nuevo discurso, pese a las contradicciones y polarizaciones que se evidenciaron al interior de su movimiento.
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