martes, 26 de diciembre de 2017

La crisis del lago Poopó desde el punto de vista de los "jóvenes del agua"

Los Urus Qot´Zoñi (hombres del lago) son los que más sufrieron con la sequía del lago Poopó, pues perdieron su único medio de subsistencia porque son comunidades dedicadas íntegramente a la caza, pesca y recolección de huevos de aves silvestres, esta situación no es ajena a los jóvenes, quienes también sienten en carne propia las diferentes necesidades que sufre su pueblo.

El pasado viernes 15 de diciembre varios jóvenes provenientes de las comunidades Uru de Puñaca, Tinta María, Vilañeque y Llapallapani, llegaron hasta la capital del Pagador para un encuentro donde se establecieron políticas para mejorar la condición de vida de esta cultura milenaria, algunos de ellos tienen su propio punto de vista con referencia a lo que pasó con el lago y su sequía que se da por tercer años consecutivo.

Abdón Choque Flores, a sus 17 años ya tiene un cargo en la comunidad como responsable de fomento al Turismo, el cual ocupa con sumo agrado porque sabe que está aportando para que su cultura de más de 10 mil años de antigüedad siga prevaleciendo.

"Es triste ver que el lago está muerto, era la principal fuente de trabajo de nuestros padres, ahora que no existe la situación es preocupante y nosotros, como jóvenes, vemos esa preocupación en nuestras familias y por ello queremos hacer algo para cambiar el panorama", indicó.

Abdón ve que uno de los peligros más latentes para su cultura es la migración, señaló que algunos de sus compañeros dejaron de estudiar y se fueron a otras poblaciones para trabajar y conseguir recursos económicos para sustentar a sus familias.

Indicó que para evitar eso se creó el área de Turismo en su comunidad, para que lleguen visitantes de diferentes regiones del mundo y puedan conocer las características de esta cultura milenaria, sus costumbres y tradiciones, además de las leyendas ancestrales que existen sobre el lago, mencionó que lastimosamente no existe el apoyo de las autoridades para potenciar este emprendimiento.

"Queremos explotar nuestros lugares turísticos, por ejemplo, Puñaca está sobre un cerro milenario, en lo que fue el lago tenemos un sector denominado el cementerio de botes, incuso hemos logrado implementar un museo de aves donde tenemos a 38 especies que habitaban en el lago, además de otros sitios turísticos que existen en las demás comunidades".

Maribel Mendoza García, joven Uru, también de la comunidad de Puñaca, indicó que ante la sequía del lago las alternativas de subsistencia se han reducido en extremo y por eso algunos de sus hermanos se van incluso al exterior en busca de mejores oportunidades de vida.

"A veces no entiendo por qué la Gobernación nos hace a un lado, yo reclamo que nos ayude con proyectos porque es triste ver que hay otras poblaciones quechuas y aymaras donde se llega con diferentes obras, pero nosotros no vemos eso, ellos nos deberían ayudar", indicó.

Señaló que una de las cosas que más le dolió fue ver cómo la discriminación a su pueblo continúa hasta hoy en día, cuando vio que las madres que llegan a la ciudad para vender sus artesanías en la galería de la Gobernación, son retiradas del sector cuando existen actos en el hall o siempre reciben amedrentamientos por parte de la Guardia Municipal.

"No deberían de tratarnos así, deberían dejarnos vender porque nos sentimos humillados, qué lindo sería tener un ambiente para que podamos exponer nuestras artesanías y no estar ambulando como hasta ahora", dijo.

Aidé Sequeda Álvarez, proveniente de la comunidad de Vilañeque, señaló que la discriminación se ve en distintas partes, por ejemplo ellos escuchan que la Universidad Técnica de Oruro (UTO) regala becas a diferentes provincias y estudiantes, pero nunca se preocupa por favorecer a los bachilleres Uru, quienes por falta de oportunidades y recursos económicos abandonan el campo del estudio.

"En nuestra comunidad no hay colegio del nivel secundario, por eso tenemos que ir a otras poblaciones a completar nuestros estudios, pero a veces hay malas personas que nos discriminan, nos dicen que somos muratos, eso debería cambiar, yo quisiera estudiar en mi comunidad para evitar esto y también estar más cerca de casa", señaló.



LA ESPERANZA NO SE PIERDE

Aidé Sequeda Álvarez, menciona que ella desde su infancia no pudo conocer el lago como era en otrora, ya tenía signos visibles de que la sequía iba a llegar, sus padres le contaban historias maravillosas del espejo hídrico, de los peces y aves que habitaban y cómo incluso se quedaban por días en medio del lago, ahora todo ese conocimiento se va perdiendo, aunque no la esperanza de que las aguas retornen, y con ellas, la vida.

Abdón Choque indica que de niño entraba al lago para practicar la pesca, pero con los años las aguas se fueron y ahora las familias tienen que subsistir de lo que pueden porque no existen otras alternativas.

"Siempre escuchamos a los sabios de que debemos ver las señales, incluso dicen que hay posibilidades para que regrese el lago, por ejemplo en una ocasión vimos que del medio del lago apareció una parihuana y se metió en una de las cuevas que existe en el cerro de la comunidad, al ver esto uno de los ancianos no dijo que es un mensaje de que el lago va a volver, todos vivimos con esa esperanza, y como jóvenes estamos recuperando nuestros usos y costumbres, manteniendo nuestra lengua", indicó.



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