domingo, 27 de septiembre de 2009

La Alcaldía alteña no supervisa a unas 5.000 industrias clandestinas que carecen de compromisos ambientales


Unas 5.000 industrias funcionan en la ciudad de El Alto de modo clandestino, lo que significa que carecen del manifiesto ambiental, un documento con el que las empresas se comprometen a aplicar medidas de mitigación de eventuales daños al entorno.

De acuerdo con el responsable de Capacitación de la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema), Edwin Alvarado, la industria en la urbe alteña ocasiona el 30 por ciento de la contaminación que sufren sus habitantes. El director de Medio Ambiente de la Alcaldía alteña, Carlos Mena, coincidió con el dato e indicó que el 5 por ciento es contaminación atmosférica y el 25 por ciento, hídrica.

Mena dijo que cada mes se reciben entre 15 y 20 denuncias de vecinos de distintas zonas que alertan de la existencia de emprendimientos ilegales y contaminantes.

Las personas presentan la queja principalmente por la molestia que producen el ruido y los olores de estas industrias.

Por ejemplo, dijo, hay aserraderos, cerrajerías, metal-mecánicas, elaboradoras de cola de madera y otras que funcionan en ambientes pequeños dentro de casas sin cumplir los mínimos requerimientos ambientales.

Luego de la verificación de la denuncia se procede con la clausura de las industrias ilegales.

Durante 2009, esta unidad encontró unas 65 industrias clandestinas, de las cuales después del cierre sólo unas 15 se regularizaron y volvieron a funcionar de manera legal.

La mayoría no lo hace porque no quieren pagar impuestos o tienen temor a las sanciones que pueden sufrir por los efectos ambientales que causen.

Debido al hecho de que son ilegales, es imposible calcular su impacto en el medio ambiente, por ello, para la autoridad es importante avanzar en su regularización para que se sometan a los controles.

“Nosotros tratamos de motivarlas a que produzcan, pero siempre en las condiciones ambientales adecuadas”.

Los descargos

La vicepresidenta de la Cámara de Industria de El Alto, Cristina Soto, aseguró que las industrias ilegales deben de ser “muy pocas”, porque considera que la mayoría está afiliada a la entidad a la que representa, a la Cámara Departamental, a la Nacional o a las cámaras de cada rubro.

Indicó que en su organización, que funciona desde hace cuatro años, están inscritas 70 unidades productivas, que cumplen todos los requisitos exigidos por las normas ambientales.

Mena señaló que en 2008 las industrias debidamente inscritas sumaban 1.450, de las cuales el 10 por ciento, es decir, 145, se encuentran en la categoría de “altamente contaminantes”. La mayor parte corresponde al rubro de la curtiembre.

El control de esta categoría se encuentra en manos de la Prefectura, que está facultada para emitir sanciones.

La Alcaldía hace un seguimiento y monitoreo permanente de estas fábricas, aunque este control tiene falencias porque no hay un laboratorio que verifique y mida el daño ambiental, pues “no se puede regular únicamente a través de la simple observación”.

Para superar este problema se cuenta con 400.000 bolivianos para contratar una consultoría de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), que se encargará de tomar muestras de las aguas afectadas por la industria del cuero.

Entretanto, esa dirección puso en marcha hace dos semanas un taller para capacitar a los obreros y técnicos de este sector sobre de prácticas industriales más limpias, que durará hasta fines de noviembre.

Soto aseguró que la Cámara procede del mismo modo con cursos de capacitación para bajar los niveles de contaminación de ese rubro y mejorar la calidad de los productos elaborados.

La transformación del cuero requiere del cromo, un metal sumamente tóxico que puede originar cáncer en las personas. Ahora, los desechos son echados a los

ríos que alimentan el riego de los abarrotes que luego son consumidos en las ciudades.

Mena aseguró que, aunque de modo precario, se impulsa a las industrias para que en sus infraestructuras instalen sistemas de purificación de agua y disipadores de polvos. Sólo falta contar con un laboratorio. Alvarado indicó que la contaminación industrial, pese a que es menor en comparación con la que provoca el parque automotor (el 70 por ciento), es igual de dañina, ya que puede ocasionar incluso cáncer por los tóxicos que emite, además de efectos indirectos.

“El agua contaminada llega a zonas de cultivo o forraje, el cual es consumido por el ganado, el que disminuirá la provisión de leche, carne y otros, lo que impactará en las personas que demandan alimentos”.

Para Alvarado, el país está avanzado en materia normativa, pero le faltan capacidades técnicas, administrativas, logísticas y de recursos humanos para hacer frente a este problema.

Refirió que incluso los municipios carecen de personal especializado para hacer cumplir la norma ambiental o realizar inspecciones necesarias.

Si bien las industrias deben ubicarse en áreas no urbanizadas, ésa no es la solución, pues es imposible detener el crecimiento demográfico, entonces hace falta un control más efectivo.

El 80 por ciento de las iniciativas legales carece de un manifiesto ambiental

El 80 por ciento de las industrias que funcionan legalmente en la ciudad de El Alto, pues están registradas en la Alcaldía, carece de manifiesto ambiental, ya sea porque se encuentran en proceso de renovación o en el de regularización.

El director de Medio Ambiente del Gobierno Municipal de El Alto, Carlos Mena, calificó este documento como uno de los más completos que debe presentar una industria a la hora de solicitar su registro.

Explicó que en ese compromiso deben señalar qué procesos emplearán dentro de su rubro para la transformación de la materia prima, como también qué acciones desarrollarán para mitigar el eventual daño ambiental que ocasione su actividad.

Este manifiesto debe ser renovado cada cinco años, pero sucede, dijo, que muchas industrias se descuidan o incurren en alguna irregularidad, por lo que es necesario notificarles para recordarles su obligación.

Si no hacen caso hasta la tercera llamada, la Alcaldía eleva un informe a la Prefectura del departamento para que los sancione o pacte un acuerdo que posibilite su adecuación.

Para instalarse en la urbe alteña, las industrias deben presentar su plano de ubicación, su derecho propietario del predio e infraestructura y la identificación del representante legal.

Posteriormente deben llenar un formulario, el de Registro Ambiental de Industria (RAI), en el que deben informar del proceso de producción con el objetivo de categorizarlas y prever el impacto ambiental que pueden causar.

Un reciente reglamento del Viceministerio de Medio Ambiente establece que estos documentos deben ser llenados por personas entendidas en la materia, quienes deberán contar con un registro profesional reconocido.

Reglamento Ambiental para la Industria

En el marco de la Ley 1333 de Medio Ambiente, el Reglamento Ambiental para el Sector de la Industria Manufacturera (RASIM) tiene por objeto regular las actividades del sector.

Sus principales objetivos son reducir la generación de contaminantes

y el uso de sustancias peligrosas, optimizar el uso de recursos naturales

y de energía para proteger y conservar el medio ambiente con la finalidad de promover el desarrollo sostenible.

El ámbito de aplicación del reglamento son las actividades económicas que involucran operaciones y procesos de transformación de materias primas, insumos y materiales para la obtención de productos intermedios o finales, con excepción de las actividades del sector primario de la economía.

Se excluyen del ámbito de aplicación las actividades manufactureras que corresponden a los sectores de hidrocarburos y de minería y metalurgia.

Entre las atribuciones que da la norma a las prefecturas se encuentran, por ejemplo, verificar el cumplimiento de los procedimientos técnicos y administrativos de los gobiernos municipales, establecidos en la norma, incorporar los planes ambientales municipales en los planes departamentales, en el marco de la política del sector.

Los gobiernos locales deben gestionar y desarrollar instrumentos económicos de regulación ambiental e incentivos para el desarrollo sostenible del sector.

También está la potestad de gestionar la implementación de infraestructura de servicios para la gestión de residuos de la industria, gestionar la implementación de áreas de uso de suelo industrial, zonas industriales y parques industriales.

La industria es responsable de la contaminación ambiental que genere en las fases de implementación, operación, mantenimiento, cierre y abandono de su unidad productiva.

Mientras los laboratorios en territorio nacional no tengan la capacidad de realizar los ensayos y análisis ambientales estipulados en el reglamento, la industria no tendrá la obligación de cumplir los análisis para el automonitoreo de las emisiones.

Los registros

En 2008, el registro de la Alcaldía contaba con 1.450 industrias manufactureras.

De éstas, el 10 por ciento se encuentra en las categorías 1 y 2 de daño ambiental.

Esto significa que son altamente contaminantes, tanto del aire como del agua.

La mayor parte de este porcentaje que daña el ambiente está formado por curtiembres.

Hay también algunas industrias de alimentos y otras de plásticos.

De las industrias registradas, sólo el 20 por ciento cuenta con manifiesto ambiental.

El restante 80 por ciento está en proceso de renovación o regularización del permiso.

Al margen, hay unas 5.000 industrias clandestinas que funcionan sin control ambiental.

El rubro industrial más contaminante en la urbe alteña es el de las curtiembres.

Medio Ambiente organiza talleres para evitar la transformación contaminante del cuero.

La actividad industrial daña la atmósfera del departamento en 30% y el agua en 25%.

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