martes, 17 de noviembre de 2015

Tierras Bajas y Yungas, la mayor reserva de agua y especies



La mayor riqueza de humedales, fauna y flora y de almacenamiento de carbono de Bolivia se encuentra en las Tierras Bajas y Yungas. El conocimiento de este potencial natural puede contribuir en la planificación del desarrollo integral y sustentable del país.

Toda la información sobre el estado y futuro de esta región, que comprende siete departamentos del país (excepto Oruro y Potosí), está sistematizada en mapas, indicadores, textos y fotografías en el Atlas Socioambiental de las Tierras Bajas y Yungas de Bolivia, elaborado por la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN).

El análisis refleja cuatro interrogantes que sirven de marco conceptual. ¿Cuál es el estado del patrimonio cultural? (Estado), ¿Por qué se pierde ese patrimonio? (Presiones), ¿Qué se hace para evitar esa situación? (Respuestas) y ¿Cuáles son las implicaciones? (Beneficios), según Marlene Quintanilla, directora de investigación de la FAN y una de las autoras del documento.

El atlas desarrolla los cuatro aspectos y también devela novedosos y reveladores resultados.

En el caso de los humedales, se trata de áreas naturales que suministran agua potable y suelos fértiles para la agricultura familiar, pero están en peligro por la creciente demanda de tierra y agua para prácticas de agricultura y ganadería intensiva, señala el documento de la FAN.

El 2 de febrero se recordó el Día Mundial de los Humedales y el Gobierno recibió la calificación como el país con la mayor extensión de humedales o sitios Ramsar (Convención sobre Humedales de Importancia Internacional).

Bolivia cuenta con 11 sitios Ramsar con 14,8 millones de hectáreas, las Tierras Bajas y Yungas tienen siete lugares en 11,4 millones de hectáreas. Los beneficios y la funcionalidad ecosistémica que brindan los sitios Ramsar son subestimados por gran parte de la población. Su aporte a las economías locales es aún desconocido, enfatiza el estudio.

Sobre la variedad de las especies, el país cuenta con 20.000 especies de plantas, cerca de 390 tipos de mamíferos, 1.422 de aves, 306 de reptiles, 255 de anfibios y más 970 de peces. La alta diversidad de especies que hay en Bolivia se contrapone con el poco conocimiento sobre algunos grupos de invertebrados, en especial.

POTENCIAL. Solamente en la Amazonía boliviana existen más de 1.000 especies de peces diferentes, representando casi el 10% de las especies de agua dulce del mundo. La conversión de los ecosistemas está afectada por actividades humanas, la deforestación y el cambio climático.

En cuanto a la captación de carbono, la capacidad de fijación y almacenamiento es una de las principales funciones de los bosques naturales. De ahí su importancia para mitigar el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO2), que contribuye al calentamiento global.

El almacenamiento de carbono en la región conforma un patrón que concentra los valores más altos de hasta 203 toneladas de carbono por hectárea. Aunque en el plano internacional, el Gobierno de Bolivia combate los mercados de carbono y la mercantilización de las funciones ambientales de los bosques.

El atlas se presenta a pocos días de la conclusión de la Cumbre Climática de Tiquipaya (Cochabamba), el 19 de octubre, en la que 60 países definieron como premisas el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, el uso eficiente del agua y la creación de mecanismos de protección de la biodiversidad, entre otros, para ser presentado ante la COP 21 de París, en noviembre.

Presiones y riesgos

Producción

En las Tierras Bajas y Yungas hay proyectos y obras de exploración y explotación de reservas naturales en los ámbitos del agronegocio, la producción de energía hidráulica e hidrocarburífera y la industria minera.

Deforestación

Dieciséis millones de hectáreas fueron afectadas por las quemas y los incendios. Y al menos 5,7 millones de hectáreas fueron deforestadas desde 1970 hasta 2013. Los bosques bajo derecho de uso forestal abarcan 9 millones de hectáreas.

Cambio climático

Los impactos del cambio climático proyectan una mayor afección en la región de la Amazonía boliviana. Hasta 2030, la temperatura se incrementará en 2ºC y las lluvias disminuirán hasta en 14%.

Hidroeléctricas

En la zona se tiene prevista la construcción de cinco hidroeléctricas que generarán ocho veces más la energía eléctrica producida por este territorio. El impacto ambiental puede afectar el flujo vital de los ríos y perturbar la conexión ecológica.

Población

En las Tierras Bajas y Yungas, que significan el 70% del total del territorio, habita el 40% de la población en más de 7.500 centros poblados. Los ecosistemas se ven amenaza-dos por la ocupación de tierras sin orientación ni planificación.

El 44% de la zona es un ecosistema acuático

En época de lluvias, cerca de la mitad de las Tierras Bajas de Bolivia se transforma en ecosistemas acuáticos, con una inmensa riqueza natural y enorme potencial hídrico. El estado de conservación de los ecosistemas refleja que el 76% está en muy buena situación. La Amazonía y el Pantanal son las principales fuentes de agua.

La región con los humedales más importantes del mundo

Los sitios Ramsar (Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional), con 11,4 millones de hectáreas en las Tierras Bajas de las 14,8 millones de hectáreas que hay en Bolivia, posicionan al país con la mayor superficie de humedales de importancia mundial. El 58% se encuentra en el departamento de Beni.

La mitad del territorio, con alta riqueza de flora y fauna

El 49% de las Tierras Bajas y Yungas concentra una alta riqueza potencial de especies de flora y fauna, gran parte está localizada en los bosques amazónicos.

Esta variedad es fundamental para la funcionalidad ecosistémica y para garantizar la seguridad alimentaria que se requiere en las poblaciones de la región.

Por hectárea se capturan 203 toneladas de carbono

La capacidad de almacenamiento de los bosques (46,7 millones de hectáreas) alcanza hasta las 203 toneladas de carbono por hectárea (tC/h), lo que posibilita una mejor alternativa de mitigación de los impactos del cambio climático en Bolivia. Esta potencialidad sirve para compensar las emisiones de dióxido de carbono (CO2).


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