lunes, 23 de abril de 2018

Especial Los guardianes del zambullidor del Titicaca

Desaguadero.- De plumaje negro obscuro y pico grueso que termina en punta, la chok’a, como tradicionalmente se conoce en la parte andina que bordea el río Desaguadero, ubicado a unos 5.500 metros sobre el nivel del mar, próximos al puente Binacional, entre Perú y Bolivia, es especie preservada por los pobladores del lugar, según pudo evidenciar EL DIARIO, en visita al lugar.

Lugar viciado por el “contrabando hormiga” tiene en los balseros, fieles vigilantes de la especie endémica nativa de la cual se dijo que estaba desapareciendo.

Se alimenta de las diferentes especies piscícolas de estas aguas, como ispi, karachi y otras que son pescadas, gracias a la agilidad de dicha ave, que con su plumaje impermeable, se zambulle impulsado por sus gruesas y cortas patas, hasta lograr dar con su presa, para luego salir a flote, y seguir avanzando.

Desaguadero, a pocos metros de donde se encuentran los balseros a remo, quienes por un lado esperan su mercadería que llega del lado boliviano para ser transportado al Perú, están al pendiente de estas aves andinas.

“Chok’a se llama, –¡no se acerque mucho, las va ahuyentar!,– ellas siempre están alimentándose, no hacen nada, son inofensivas, nosotros aquí las cuidamos, porque nuestros abuelos siempre las protegían y como antes no había tanta carne de pollo era por eso que las casaban, pero ahora ya no dejamos que las agarren, las cacen o las maltraten, son parte de Desaguadero”, explicó Lucio Mamani, uno de los balseros de la región, ubicado en “Playa Azul”, donde la salida e internación de mercadería es una actividad permanente.

Como contexto de la entrevista, las chok’as, demostraban estar protegidas, porque en un grupo de más de 25 especies, amontonadas, ellas prosiguen con su actividad de alimentarse, zambulléndose, entre las aguas frías del río Desaguadero, demostrando su habilidad en la pesca y sobre todo las características propias de su plumaje impermeable que no permite que ninguna gota de agua afecte su versatilidad a la hora de volar y alejarse del sector.

Una comerciante, con más de 70 años, recordó que la chok’a (como se conoce en el lenguaje aymara) estaba a punto de desaparecer por la caza furtiva que se presentaba sobre todo en el lago Titicaca, de donde los pescadores les disparaban y con o sin plumaje eran ofrecidas en el cementerio, en El Alto, con la recomendación de que a la hora de cocinar y de comer, tengan el sumo cuidado de dar con el perdigón, porque había el riesgo de ingerir junto con su carne este elemento que no solo provocaba la muerte de esta ave, sino el riesgo en la salud del comensal.

“Ahora por suerte la gente ya no come mucho esta especie, no solo porque hay el riesgo de comerse el perdigón de plomo, sino porque su carne es tan dura y tan poca, que no se sabe cómo cocinar, elige el pollo antes que la chok’a, además porque tienen un sabor diferente, como come peces, es fuerte su sabor de la carne y no a todos les gusta”, explicó Carmen, una de las adultas mayores, quien recuerda que antes eran las abuelas de las comunidades, quienes pedían a los cazadores no exagerar con la caza de esta especie y hoy se alegra al verlas protegidas y libres de riesgo en el río Desaguadero.

La chok’a (o pato negro o zambullidor), el 2008 ingresó en la lista de especies en peligro de extinción, al estar “críticamente amenazada”, de acuerdo al Libro Rojo de los vertebrados de Bolivia, del Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad y Cambios Climáticos, instancia que confirmó este riesgo.

En el 2003, fue catalogada como una especie “vulnerable” en Bolivia, ante la reducción de su alimentación de peces andinos, como consecuencia de la contaminación, la caza, el chaqueo y la sobrepesca incontrolable en el lago Titicaca.

Por:

Carmiña Moscoso

Enviada Especial de

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