“El hecho que, solamente en Oruro se desperdicien millones de litros de agua dulce por efecto de la contaminación en ríos como el de Huanuni, Antequera, Pazña ó Poopó muestra hasta que punto, aún no está internalizada, tanto en la opinión pública, las autoridades de Estado y en mayor medida, en los operadores mineros, aquellos preceptos constitucionales de agua como un derecho humano y un recurso estratégico”, sostiene el Foro Boliviano de Medio Ambiente y Desarrollo (Fobomade).
A través de un pronunciamiento, por el Día Mundial del Agua que se recuerda hoy, Fobomade de Oruro, hace un llamado por “conjuncionar esfuerzos en pos de hacer realidad dichos preceptos en la lucha cotidiana por un ambiente mejor y una sociedad mejor”. Asegura que se calcula que el 80 por ciento de las enfermedades en el país se relacionan con la problemática del agua, ya sea por el limitado acceso, la deficiente cobertura o la mala calidad para su consumo.
Si a ello agregamos, dice el documento, que Bolivia aun tiene una de las más altas tasas de mortalidad infantil en Latinoamérica (45,60 de cada 1000 nacidos vivos) y que Oruro registra la segunda tasa más alta del país de mortalidad infantil, “es lógico deducir que a pesar de ser el agua un derecho humano fundamental y un recurso estratégico para la vida, hasta ahora este derecho no es atendido con la prioridad y urgencia que merece”.
La creciente escasez de agua, es la preocupación central en el mundo y a nivel nacional. Pero se debe distinguir que, hay una escasez natural y otra escasez socialmente construida, esta última tiene que ver con la mercantilización y privatización del agua, con la sobre explotación y contaminación de las fuentes de agua por un sistema económico que prioriza el lucro de unos pocos por sobre el bienestar de los muchos.
“En Bolivia, se ha dado un gran paso al constitucionalizar el Agua como un derecho Humano. Sin embargo, el cumplimiento y materialización de los nuevos preceptos constitucionales sobre el agua requiere de la mayor voluntad y decisión desde el Estado por avanzar con políticas para fortalecer los sistemas de gestión pública del agua”, señala Fobomade.
Si a ello agregamos, dice el documento, que Bolivia aun tiene una de las más altas tasas de mortalidad infantil en Latinoamérica (45,60 de cada 1000 nacidos vivos) y que Oruro registra la segunda tasa más alta del país de mortalidad infantil, “es lógico deducir que a pesar de ser el agua un derecho humano fundamental y un recurso estratégico para la vida, hasta ahora este derecho no es atendido con la prioridad y urgencia que merece”.
La creciente escasez de agua, es la preocupación central en el mundo y a nivel nacional. Pero se debe distinguir que, hay una escasez natural y otra escasez socialmente construida, esta última tiene que ver con la mercantilización y privatización del agua, con la sobre explotación y contaminación de las fuentes de agua por un sistema económico que prioriza el lucro de unos pocos por sobre el bienestar de los muchos.
“En Bolivia, se ha dado un gran paso al constitucionalizar el Agua como un derecho Humano. Sin embargo, el cumplimiento y materialización de los nuevos preceptos constitucionales sobre el agua requiere de la mayor voluntad y decisión desde el Estado por avanzar con políticas para fortalecer los sistemas de gestión pública del agua”, señala Fobomade.
A través de un pronunciamiento, por el Día Mundial del Agua que se recuerda hoy, Fobomade de Oruro, hace un llamado por “conjuncionar esfuerzos en pos de hacer realidad dichos preceptos en la lucha cotidiana por un ambiente mejor y una sociedad mejor”. Asegura que se calcula que el 80 por ciento de las enfermedades en el país se relacionan con la problemática del agua, ya sea por el limitado acceso, la deficiente cobertura o la mala calidad para su consumo.
Si a ello agregamos, dice el documento, que Bolivia aun tiene una de las más altas tasas de mortalidad infantil en Latinoamérica (45,60 de cada 1000 nacidos vivos) y que Oruro registra la segunda tasa más alta del país de mortalidad infantil, “es lógico deducir que a pesar de ser el agua un derecho humano fundamental y un recurso estratégico para la vida, hasta ahora este derecho no es atendido con la prioridad y urgencia que merece”.
La creciente escasez de agua, es la preocupación central en el mundo y a nivel nacional. Pero se debe distinguir que, hay una escasez natural y otra escasez socialmente construida, esta última tiene que ver con la mercantilización y privatización del agua, con la sobre explotación y contaminación de las fuentes de agua por un sistema económico que prioriza el lucro de unos pocos por sobre el bienestar de los muchos.
“En Bolivia, se ha dado un gran paso al constitucionalizar el Agua como un derecho Humano. Sin embargo, el cumplimiento y materialización de los nuevos preceptos constitucionales sobre el agua requiere de la mayor voluntad y decisión desde el Estado por avanzar con políticas para fortalecer los sistemas de gestión pública del agua”, señala Fobomade.
Si a ello agregamos, dice el documento, que Bolivia aun tiene una de las más altas tasas de mortalidad infantil en Latinoamérica (45,60 de cada 1000 nacidos vivos) y que Oruro registra la segunda tasa más alta del país de mortalidad infantil, “es lógico deducir que a pesar de ser el agua un derecho humano fundamental y un recurso estratégico para la vida, hasta ahora este derecho no es atendido con la prioridad y urgencia que merece”.
La creciente escasez de agua, es la preocupación central en el mundo y a nivel nacional. Pero se debe distinguir que, hay una escasez natural y otra escasez socialmente construida, esta última tiene que ver con la mercantilización y privatización del agua, con la sobre explotación y contaminación de las fuentes de agua por un sistema económico que prioriza el lucro de unos pocos por sobre el bienestar de los muchos.
“En Bolivia, se ha dado un gran paso al constitucionalizar el Agua como un derecho Humano. Sin embargo, el cumplimiento y materialización de los nuevos preceptos constitucionales sobre el agua requiere de la mayor voluntad y decisión desde el Estado por avanzar con políticas para fortalecer los sistemas de gestión pública del agua”, señala Fobomade.
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