Antonio es un zorro de nueve meses de edad, fue separado por cumplimiento de la ley (1333) de Medio Ambiente, vigente en el país, y por la denuncia de un vecino, por considerarlo como un peligro, pese a que durante toda su vida estuvo bajo el seno y cuidado de la familia Velasco, quien considera al animalito, como un miembro más de la familia.
La historia de esta criatura se remonta a octubre de 2019, cuando fue rescatado en un sector de la comunidad de Romero Pampa en el departamento de Oruro, muy cerca de la frontera con Chile. Su madre, un zorro macho y cuatro de sus hermanitos fueron sacrificados presumiblemente por gente de la zona.
Antonio iba a correr la misma suerte, pero fue rescatado oportunamente. Era tan sólo un bebé, estaba lactando aún y todo parecía que moriría en el campo, pero su vida cambiaría al ser rescatado por estas personas.
Se le bautizó como Antonio porque en el valle donde residía antes el jefe de la familia, Ángel Velasco, solían decir a algunos pobladores Atuq Antoño (zorro Antonio), es así que se quedó con ese nombre.
"Era huérfano de madre porque los comunarios la asesinaron vilmente. Antonio se quedó en su madriguera y su suegra de mi hermana al escucharle gritar, lo sacó, lo rescataron, quisieron matarlo, pero (mi hermana) lo trajo a Oruro. Era un bebito que no pesaba ni 500 gramos, llegó en noviembre y se iba a morir, pero la buena voluntad de mi sobrino y de mi parte, se le ha hecho revivir con leche en un biberón", afirmó.
Pensaron que moriría porque no quería agarrar el biberón, pero sorprendentemente se adaptó y comenzó a crecer, era inquieto.
"Parto de eso, soy muy caritativo con los animales, soy muy cariñoso. Fue creciendo y pasaron más de seis meses, Antonio es aún un cachorro, por lo que se le ha alimentado es gordito, cariñoso", contó.
La familia se anotició que denunciaron la tenencia de Antonio, afirmando que se había comido a sus gatos, "eso es mentira, aquí duerme con perros y gatos", añadió el entrevistado.
Antonio tenía toda la libertad en la casa, no sólo estaba en el patio, sino que ingresaba a todas las habitaciones, incluso se muestran videos en los que Antonio jugaba sobre los sillones como sobre las camas, como un can común.
Se volvió inquieto y se subía a los muros, pero para jugar con las mascotas de algunos vecinos, nunca peleó, pero los vecinos lo denunciaron.
ALIMENTACIÓN
Su alimentación era lagua, pero también ingería otros alimentos, como carnes cocidas, arroz, estaba acostumbrado a la dieta de sus hermanos, otros canes que habitan la casa de la familia Velasco.
"Era muy amable, se comportaba igual que mis perros, correteaba, algunas veces salía a la calle, pero cuando le decía que entre, Antonio ingresaba corriendo. Era un animalito muy domesticado, libre, cariñoso, estaba acostumbrado a la ciudad. Era muy obediente, salía de cualquier rincón y venía, porque le daba un pedazo de pan, comía pan, fideos, sopa, hasta fruta, comía papaya", señaló al afirmar que era muy noble.
Antonio tenía su propia casa en la misma vivienda, su plato de agua y comida, todo limpio, aspecto que constató anoche LA PATRIA.
LEY
La familia Velasco reconoció que hay una ley vigente, en la que no se puede criar animales silvestres.
"La ley hay que cumplirla, lamentablemente se lo llevaron, parece que piensan llevárselo a La Paz porque aquí no hay comodidad", indicó.
La ausencia de Antonio en la familia Velasco representa tristeza, varios de sus miembros, lloran la captura de su ser querido, incluido los operarios de Don Ángel.
"Liberen a Antonio, ahora sería una mascota de la ciudad de Oruro, lo sacaríamos a pasear por la ciudad para que lo vean, para que la gente lo disfrute por lo menos con la mirada. Ojalá un día al mes se le podría dar la oportunidad para que sea un animalito libre y feliz. Como está domesticado y si lo liberan seguro lo matan, ahora mismo corre peligro (?) Ese animalito es una joya para nosotros", indicó.
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