lunes, 8 de octubre de 2018

Usamos 4.100 millones de bolsas plásticas

“Si pensamos que las bolsas de tela son útiles al menos dos años, eliminando el uso de bolsas plásticas en la compra de pan y sustituyéndolas por bolsas de tela se ahorrarían Bs 68 millones en dos años”, dice Edwin Alvarado, del Centro para el Desarrollo Sostenible Molle.



Un estudio realizado este año por el Centro para el Desarrollo Sostenible Molle (CDS Molle) calcula que en Bolivia se utilizan 4.100 millones de bolsas plásticas anualmente, sin contar las de comida ni las de refresco para llevar.

El CDS Molle es una agrupación de voluntarios ambientalistas que trabajan con recursos propios en procesos de sensibilización e investigación ambiental.

Cinco grupos de consumo

Edwin Alvarado, responsable del estudio realizado por encargo de CDS Molle, explica a ECOS que se han considerado diferencias de consumo en familias urbanas y rurales en cinco principales grupos.

Esos grupos son: Compra de pan; compras de mercado; artículos de recreación; vestimenta; leche y derivados lácteos de volumen reducido.

La investigación se hizo extrapolando información de campo y encuestas con proyección de datos del Censo Nacional de Población y Vivienda del 2012, que ha estimado una población de 11.307.000 habitantes a 2018.

Según el ambientalista Alvarado, que es también analista y educador en CDS Molle, en regiones de ascendente minero tradicional como Oruro y Potosí, las familias compran pan al menos dos veces al día; en tanto que en zonas chaqueñas como Villa Montes, la compra de pan se hace hasta tres veces por día.

“Se ha hecho un cálculo considerando particularidades como esas”, aclara él. “Aún no encontramos la vertiente informativa y metodológica para establecer cuántos puntos de venta de comida para llevar existen en el país, cuánto vende cada punto y cuántas bolsas plásticas se utiliza en cada compra, pero la sospecha es catastrófica porque muchas veces piden por separado para cada persona. Aparte la verdura, aparte las carnes, aparte el ahogado, aparte el arroz…”.

Algunos costos

De acuerdo al estudio del CDS Molle, las bolsas plásticas que se regalan para la venta de pan en Bolivia tienen un costo de Bs 60 millones anuales, monto que los tenderos obsequian a sus clientes, sin darse cuenta, a lo largo del año.

No obstante, proveer a todas las familias una bolsa de tela impresa con mensajes educativos, para evitar el gasto en bolsas plásticas, solo costaría Bs 26 millones.

La ventaja de las bolsas de tela es que se pueden utilizar cientos de veces y además tarda apenas unos meses en reintegrarse a la naturaleza. En cambio, las plásticas se fabrican en segundos, se usan apenas 20 minutos y tardan más de 150 años en reintegrarse a la tierra, hace notar Alvarado.

“Si pensamos que las bolsas de tela son útiles al menos dos años, eliminando el uso de bolsas plásticas en la compra de pan y sustituyéndolas por bolsas de tela se ahorrarían Bs 68 millones en dos años”, acota.

Reducción de bolsas plásticas


El ambientalista señala además que, entre muchos otros aspectos positivos, las bolsas de tela se elaboran con materia prima y mano de obra nacional.

Su informe recomienda activar un mecanismo nacional de sensibilización y educación ambiental incluyendo a todos los niveles, modalidades y subsistemas del Sistema Educativo Nacional, además de una red de medios ambientalmente comprometidos.

Según el experto, el objetivo de los procesos educativos en esta materia debe estar orientado a instalar el hábito del uso de las bolsas de tela o bolsas biodegradables.

Esto contribuiría a resolver el grave problema del componente de las bolsas plásticas en los residuos sólidos, concluye el estudio del CDS Molle. •



Buenas razones para no usar el plástico


Los plásticos son tan comunes que llegaron a contaminar hasta la sangre de los bebés. Una gran variedad de químicos tóxicos despedidos por los diferentes tipos de plásticos se han detectado en la sangre y los tejidos de la mayoría de las personas.

Todo el plástico manufacturado sigue en existencia y tarda hasta mil años para degradarse e integrarse a la naturaleza. Mientras tanto, se va reduciendo en pedazos más pequeños pero igual de dañinos.

Inclusive el plástico que ya se incineró sigue en el aire en forma de partículas tóxicas.

Las partículas de plástico son ingeridas por organismos de diferentes tamaños, desde el plancton y los insectos hasta las aves. Lo comemos nosotros al consumir carne o mariscos.

Tan solo en la costa del Pacífico, los peces ingieren más de 12 toneladas de plástico cada año.

Reciclar siempre es bueno. Pero no todos los materiales son tan fáciles de reciclar. Al contrario de los otros materiales reciclables, el reciclaje de los plásticos es ineficiente y costoso; por lo mismo no reduce sustancialmente la producción de plástico nuevo.

Los desechos de plástico que llegan a los rellenos sanitarios son quemados (resultando en contaminación del aire) y los que se reciclan son convertidos en productos de menor calidad y duración.

Aunque es impresionante la cantidad de plástico y espuma de polietileno que se acumula en el mar, acumulaciones de este tipo también se encuentran en los desiertos y los espacios abiertos donde el viento deposita la basura.

Los platos, vasos y cubiertos desechables; popotes; botellas de agua y refresco; y las bolsas de plástico son la mayor fuente de basura no biodegradable.



Opciones para una sustitución gradual

La bolsa de tela puede ser utilizada cientos de veces. Supone la reducción de bolsas plásticas.

Las bolsas de fécula de papa son biodegradables; se descomponen en nutrientes y biomasa en condiciones naturales.

Las bolsas fotodegradables son de polietileno con aditivo Politbatch Deg, que lo degrada bajo influencia de la luz.

Las bolsas de papel provienen de una fuente renovable; pero tienen limitaciones múltiples.

Las bolsas de plástico se pueden reciclar, si son depositadas en contenedores amarillos. En La Paz, el Gobierno municipal produce plastimadera con estos residuos.

FUENTE: CDS Molle

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