La última quincena de diciembre, en la región amazónica del Acre, está consagrada a rendir homenaje a la memoria de Chico Mendes, héroe popular en la defensa del bosque amazónico por cuya causa fue asesinado hace 25 años. Aquel legendario luchador que nació un 15 de diciembre de 1944 en Xapurí —territorio boliviano hasta antes de la Guerra del Acre— fue acribillado el 22 de diciembre de 1988 por órdenes de terratenientes agroindustriales y madereros que promovían la deforestación de la selva amazónica. El gobierno del Brasil lo ha nombrado Patrono del Medio Ambiente; el Estado de Acre creó nuevos museos rememorando su obra y su lucha y varios municipios acreanos organizan concursos medioambientalistas, deportivos y culturales en su homenaje, mientras en escuelas, colegios y universidades, denrfro y fuera del Brasil, se recuerda al mártir amazónico del siglo XX con eventos académicos y artísticos alusivos a la importancia de la Amazonia para el futuro del planeta…© Redacción Sol de Pando El 22 de diciembre de 1988 era asesinado en Xapurí, una pequeña ciudad de la Amazonía brasileña próxima a Bolivia, el siringuero —recolector de caucho— Francisco Alves Mendes Filho, “Chico Mendes”, acababa de cumplir 44 años cuando fue acribillado a manos de hacendados y ante su modesta casa de madera en Xapuri, pueblo del estado de Acre.
Su muerte se había sumado a los miles de asesinatos de dirigentes sindicales, abogados laboralistas, militantes de izquierdas, sacerdotes de la teología de la liberación, ecologistas e indígenas, registrados en los últimos años en la Amazonia brasileña y que hoy aún siguen estando al orden del día.
Sin embargo, Chico Mendes había conseguido aglutinar a fuerzas tan dispares como partidos políticos, sindicatos de trabajadores del caucho, organizaciones ecologistas, la Iglesia, los grandes bancos y la comunidad internacional, alrededor de su proyecto de la defensa de la selva amazónica y de sus habitantes. El proceso que llevó a generar la atención de todo el planeta hacía la defensa de su principal pulmón, la selva amazónica, ha sido largo y es el mayor ejemplo de la continua destrucción llevada a cabo en el último siglo de la flora y la fauna de la Tierra y que a pesar de la toma de conciencia reciente sigue su camino de manera inexorable.
Chico Mendes organizaba cordones humanos en la selva amazónica para impedir que fuese devastada por hacendados. Con su liderazgo, Mendes dio voz a la lucha de los llamados “seringueiros” (los cosechadores de látex) por la preservación de su modo de vida en la Amazonía.
Las autoridades brasileñas lo homenajearon esta semana con una ley que lo nombra patrono del Medio Ambiente de Brasil.
“A mi padre nunca le gustaron los títulos. Por eso puedo decir que el título de héroe nacional y patrono del medio ambiente brasileño sólo tendrá valor de hecho cuando no haya más muertes por conflictos de tierras, cuando no haya más injusticias y amenazas contra aquellos que defienden el medio ambiente”, afirmó su hija Angela Mendes, en una sesión solemne en memoria de su padre esta semana en el Senado.
“No estoy preparada para decir que perdono (…) Lo que nos permite convivir con la pérdida es el legado que él dejó, la lucha que él comenzó”, afirmó su viuda, Ilzamar Mendes, en una entrevista publicada este domingo en el diario O Globo. Dos hijos sobrevivieron a Mendes.
Los dos responsables de su muerte, Darly Alves -instigador del asesinato- y su hijo Darcy -quien disparó-, fueron condenados a 19 años de cárcel en 1992.
“No sólo Brasil se levantó contra mí, sino el mundo entero”, afirmó Darly Alves, de 78 años en una reciente entrevista al diario O Estado de Sao Paulo, desde su cama en el hospital.
El crimen del 22 de diciembre
El 22 de diciembre de 1988 Darly Alves da Silva y su hijo Darcy, miembros de la Unión Demócrata Ruralista (UDR) asesinaron a Chico Mendes en la puerta de su casa de Xapurí. Francisco Alves Mendes fue asesinado a pocos metros de su mujer e hijos. Este trágico hecho pudo ser conocido en todo el mundo gracias a la gran presión internacional de numerosas entidades sindicales, religiosas, ambientalistas y defensoras de los Derechos Humanos.
La presión hizo que por primera vez un crimen así no quedara impune y se capturara y juzgara a los dos culpables que fueron encarcelados. Los asesinos, padre e hijo, dos poderosos terratenientes enriquecidos con la destrucción de la selva y la explotación de trabajadores del caucho, habían salido ya impunes de otros asesinatos. Aunque la repercusión mediática y la presión del comité “Chico Mendes” hizo que esta vez, la policía actuara. Curiosamente pudieron escapar de la cárcel 2 años después. Y una vez más, la fuerte presión internacional hizo que tras otros tres años de búsqueda, fueran nuevamente capturados. Sin embargo, muchas otras personas también fueron asesinadas por defender la selva, pasando rápidamente al olvido.
Tal y como había advertido el activista brasilero, no era el primer crimen que cometían los terratenientes, por lo que más de 30 entidades sindicales, religiosas, políticas y de defensa de los derechos humanos y medioambientales, crearon el Comité Chico Mendes para que los asesinos no salieran impunes esta vez. Dos años después de haberlo matado, en 1990, los Alves da Silva fueron condenados a 19 años de cárcel por el asesinato del activista.
Los asesinos materiales fueron el terrateniente Darly Alves de Silva y uno de sus 21 hijos, Darcy Alves Pereira, que fueron juzgados y condenados, pero escaparon en 1993 sin muchos problemas de la cárcel de Río Branco, capital del estado de Acre, siendo nuevamente apresados tres años más tarde.
“A Chico le gustaba mucho jugar al dominó. Llevaba jugando desde las cuatro de la tarde. A las seis y media le pedí que parase, para servir la cena. Entonces se levantó de la mesa, dijo que iba a ducharse y me preguntó si podía usar la toalla que le había regalado por su cumpleaños. Le dije que sí, tomó la toalla y se dirigió hacia la puerta. Abrió una rendija, vio que estaba oscuro y volvió. Tomó una linterna , abrió la puerta y entonces le dispararon”.
Ilzamar Gadelha, esposa de Chico Mendes, que entonces tenía 24 años, recuerda con estas palabras los últimos momentos de su marido, a quien el día 22 de diciembre un tiro de escopeta disparado por Darcy Alves le segó la vida. Darly y Darcy eran de la Unión Democrática Ruralista, latifundistas brasileños con una larga lista de asesinatos en su haber, reitera la viuda de Chico.
El asesinato de Mendes, de no ser por la repercusión que tuvo en Brasil y en otros países, habría quedado tan impune como los más de 1.000 crímenes de dirigentes sindicales, militantes de izquierda, abogados, sacerdotes de la teología de la liberación e indígenas registrados en los últimos años en la Amazonia brasileña. Tras la muerte de Mendes los asesinatos se han seguido produciendo, aunque a una escala menor, pero con la misma impunidad. El 26 de marzo de 1998, 10 años después, fueron asesinados 2 líderes del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Parauapebas, en Pará, uno de los municipios donde la lucha por la tierra es más violenta. En Pará han sido asesinados más de 500 campesinos pobres en la última década. Los conflictos por la tierra y la destrucción del bosque tropical son las dos caras de la política de ocupación de la Amazonia.
El 9 de diciembre de 1988, 13 días antes de ser asesinado, Chico Mendes en una entrevista con Edilson Martins, del diario Jornal do Brasil, afirmó que estaba amenazado por los propietarios de la fazenda Paraná, Darly Alves y Alvarino Alves. Desde 1973, esos dos terratenientes tenían orden de prisión en Paraná (en el sur de Brasil), pero el delegado de la Policía Federal de Acre, Mauro Spósito, retuvo esa orden de prisión.
Un mes antes de la muerte de Chico, el abogado y terrateniente Joao Branco, presidente de la UDR de Acre, estuvo en la hacienda de Darly Alves discutiendo el asesinato de Chico Mendes, según Genesio Ferreira de Silva, un muchacho que por entonces tenía 14 años y era empleado de Darly. Para muchos Joao Branco fue el verdadero instigador de la muerte de Chico Mendes y otros líderes sindicales en Acre, y el auténtico dirigente de un escuadrón de la muerte en la región, encaminado a suprimir toda oposición a la expropiación y deforestación de la selva. Joao Branco declaró como testigo en el juicio, pero nunca fue juzgado, y tras pasar varios meses fuera, esperando a que se calmase la situación, regresó a Acre, dimitiendo como presidente de la UDR.
La UDR de Acre, según Chico Mendes, “es el núcleo de un auténtico escuadrón de la muerte, responsable de numerosos asesinatos”. Sus principales integrantes en la época en que Mendes fue asesinado eran Joao Branco; Rubem Branquinho, que fue candidato a gobernador del estado; el ex alcalde de Río Branco, Adalberto Aragao; el diputado por el partido Frente liberal, Joao Tezza; los terratenientes Benedito Rosa Gastao Mota; el ex alcalde Xapuri, Vanderlei Viana, y el que era concejal de Brasileia, Luis Assém.
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