Se afirma que la interacción armónica y equilibrio entre seres humanos y naturaleza, se dan reconociendo que las relaciones económicas, sociales, ecológicas y espirituales de las personas y sociedad, con la Madre Tierra deben limitarse al bienestar de la naturaleza.
Existen derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales de la sociedad a través de su desarrollo integral, satisfaciendo sus necesidades dentro de las dimensiones sociales, culturales, políticas, económicas, productivas, ecológicas y espirituales.
Asimismo, se estipula que la población rural y urbana tiene derecho a vivir en una sociedad justa, equitativa y solidaria sin pobreza material, social y espiritual, en el marco del goce pleno de sus derechos fundamentales.
Para lograr esto, se debe crear las condiciones para garantizar el sostenimiento del propio Estado en todos sus ámbitos territoriales. Además de incorporar para el desarrollo integral en armonía y equilibrio con la Madre Tierra, políticas, normas, estrategias, planes y otros, incluso debe garantizar la continuidad de la capacidad de regeneración de los componentes de la Madre Tierra.
La población debe ayudar asumiendo conductas individuales y colectivas para cumplir con los principios y objetivos de las normas, promover la forma sostenida y permanente procesos de desmercantilización de las relaciones entre humanos y naturaleza.
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