Estas razones son expuestas con el fin de dar a conocer cómo se puede combatir el cambio climático, que es un fenómeno que está causando una serie de inconvenientes en el mundo, sobre todo desastres que afectan a millones de personas, además de otros seres vivos.
Los árboles combaten el cambio climático porque purifican el aire, atrapan el dióxido de carbono, utilizan el carbono para fabricar sus nutrientes y liberan el oxígeno que ellos no necesitan. Así contribuyen a mitigar el cambio climático.
Asimismo, los árboles evitan los deslizamientos, porque estabilizan los cerros y laderas, además de impedir las inundaciones y desbordes de ríos, pues disminuyen la velocidad a la que el agua escurre por la superficie del suelo evitando que cause desastres en tierras bajas.
Y algo que no se toma mucho en cuenta es que también con su follaje evitan que los suelos se resequen excesivamente y se conviertan en desiertos, protegiendo también a las personas de los efectos de la sobre exposición a los rayos ultravioleta.
Además de esas cuatro razones ya mencionadas, se afirma que los árboles alojan vida, y contribuyen a la diversidad de formas de vida; evitan la erosión, pues disminuyen la fuerza del viento y la lluvia, que arrastran el suelo fino y los nutrientes; aportan abono orgánico brindando nutrientes a la tierra; recargan acuíferos pues ayudan a retener el flujo de las aguas e infiltrar permitiendo que éstas ingresen en el suelo.
Recuperan las aguas subterráneas sacándolas a la atmósfera a través de la evaporación y la transpiración; proveen medicinas; son fuente de cultura pues encierran mitos, leyendas y ritos; dan alimentos y embellecen el paisaje.
Por ello plantar un árbol es dar vida.
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